Siendo socios de honor en La Sociedad de Amigos y Protectores de Espectros, Fantasmas y Trasgos que creó Gloria Fuertes, el 17 de cada mes, Glòria Langreo tratará de proteger los derechos de toda la imaginería ilustrada de garabatos para grandes y pequeños.
Los festivales y talleres de ilustración y de auto publicación —una práctica que es habitual en países como Francia o Alemania— parece que, al fin, han encontrado una pequeña rendija en España, y más concretamente en Barcelona. Sin ánimo de querer ser derrotista o de caer (como caigo con tanta facilidad) en el auto―odio, no podemos hacer otra cosa que alegrarnos de habernos acercado un poquito más a un sistema editorial que dista mucho de lo que estamos acostumbrados.
Podríamos decir, que en los países editorialmente civilizados existen una serie de proyectos alternativos que, gracias al apoyo de una serie de mecanismos estatales, no están condenados antes de existir. No tienen la obligación de rendir cuentas con el mercado a final de año y, si la tuvieran, podrían hacerlo ya que la sola existencia de este tipo de proyectos ha preparado al lector para recibirlos con los brazos abiertos. Sin embargo, aquí y en el resto del mediterráneo no es así. Son considerados como proyectos arriesgados y quedan relegados a lo que los propios creadores denominan como libros de autor (o de artista) y que, por su naturaleza, automáticamente quedan fuera del círculo comercial tradicional. Se convierten en transeúntes de canales alternativos que, al no entrar en el gran mercado, carecen de valores como la consciencia de autor —al no estar integrados en el mismo ensamble que sus iguales— y, en cierto modo, el hecho de no someterse a la crítica o al mercado tradicional genera que no se reformule su obra ni que se produzcan nuevas propuestas.
En el primer mundo editorial, precisamente por el hecho de tener el mercado minado de alternativas (que, con el tiempo, han dejado de ser arriesgadas), los canales alternativos van cargados de proyectos interesantísimos que en España serían impensables. Estamos hablando de, por ejemplo, proyectos tan llamativos como la publicación de lo que llamaremos a partir de ahora mini autores: publicación de obras creadas por niños utilizando el mismo engranaje con el que se publican al resto de autores y ensalzando exactamente los mismos valores de unos y otros. Y eso me encanta.
BuchKinder es un colectivo de Leipzig (Alemania) que nace en 2001 de forma improvisada con unos pocos adultos y muchos niños, y que arranca como tal al ser nominado como mejor stand en la Feria del Libro de Frankfurt. La esencia de BuchKinder son los talleres hechos por y para niños, donde en base a un sistema de actividades lúdico―educativas, los niños generan historias, escriben cuentos e imaginan lugares… En los talleres se les enseña cómo hacer de esas historias algo publicable. Los niños aprenden a dividir su texto en cápsulas narrativas que escriben a mano en hojas de papel. Estas láminas son escaneadas e impresas. Los niños hacen también de ilustradores de sus propias historias, adornando y complementando las páginas de su libro. Pero el proceso no termina ahí: mediante un sistema de grabado artesanal, los niños transfieren sus dibujos volteados como un espejo en una piel, ayudados con punzones. El sistema de impresión portátil de BuchKinder entra en acción y es entonces cuando los niños graban las copias convenidas de su libro (que suelen rondar entre 4 y 12), generando libros donde cada página es un original en sí misma. Posteriormente se inicia el taller de encuadernación donde cada niño encuaderna las copias, que ya estarán listas para venderse en librerías, ferias y por Internet .Alemania es, quizás, el ejemplo más formal de la autoedición de mini autores, hasta el punto en que el sistema BuchKinder —que asegura mejorar el rendimiento de los más peques— está siendo integrado en los planes de estudios de algunos colegios públicos.
Otro proyecto de motivaciones similares lo podemos encontrar en Francia. Le Chien Tomate es el proyecto editorial de un padre y una madre (ilustrador y colorista) que desde marzo de 2008 editan de forma independiente una colección de cómics para niños a partir de tres años llamada C’est l’histoire… Su hija Jade de cuatro años, al igual que los niños en Leipzig, idea historias que los padres transportan en formato libro, generando así esta peculiar colección cuyo subtítulo es «Une histoire de Jade, dessinée par son papa, mise en couleur par sa maman.» Le Chien Tomate, no existe en formato papel, o no al menos en las tiendas. A través de la web se incita a la descarga, impresión y montaje de todos sus libros de forma gratuita, con lo que la autoedición no la realizan ellos mismos sino el propio lector: trasladan el proceso de encuadernación e impresión que reclaman Buchkinder a la casa de los niños que van a leer los cómics, haciéndoles partícipes del proceso de producción.
Pero, ¿y en España? Comenzábamos esta columna diciendo que a pesar de que aquí no existen proyectos así de arriesgados, parece que el camino se ensancha… y curiosamente es gente que viene de fuera para iniciar proyectos que, tal vez, sean el comienzo de una larga tradición en base a la auto publicación.
En Barcelona está el Festival de Libros Ilustrados Como pedro por mi casa, organizado por la francesa Julia Pelletier y Rafael Castañer (editores de revistas artesanales y libros de artista) en la Central del Raval una vez al año y en el que este mes de noviembre hemos podido disfrutar de una excelente muestra de trabajos de todo el mundo y charlas a cargo de diferentes ilustradores como Adeline Da Costa. En el festival Como Pedro por mi casa se hace hincapié en la autoedición y en los libros ilustrados de autor donde Julia trata de darles salida: «Sigue siendo difícil, para un autor, poder ver su trabajo editado por editores españoles. Hay menos industria y menos cultura editorial, pero las cosas cambian con el tiempo. Por ejemplo: un festival como este, no existe en Francia.»Julia imparte, además, talleres de autoedición para niños en la misma librería, donde «cada niño crea su propio libro: libros gigantes, libros pequeños, en forma de acordeón, de tela… » y según Julia, es una forma de que los niños exploren su lado más creativo. «La escuela les formatea con repertorios totalmente estereotipados, necesitan este tipo de actividades.» Pero, y a pesar de que los talleres de Julia incluyen el proceso de edición de la obra, de momento no hay ninguna idea de publicarlos, «para publicarlos habría que conseguir algo muy especial, el hecho de que esté hecho por un niño a lo mejor no es suficiente. Con los niños sucede que a veces hay grandes ideas e historias, pero gráficamente resultan pobres.»
Como Pedro por mi casa, como decíamos, no es el único festival de ilustración y publicación independiente que se diversifica en otras ramas: uno de los proyectos más jóvenes y que convoca a una mayor cantidad de gente en activo en este momento es el Festival Ilu·Station, orquestado por Manu Vidal, la gente de Mamut (Maxi Luchini y Ed), y Didier Torres (del colectivo Misma).
Hablando con el ilustrador argentino Maxi Luchini suscribe que «Francia es el país donde más y mejor se edita de Europa. España esta creciendo mucho en cuanto a calidad de libros pero el mercado todavía no es suficientemente grande como para que los autores puedan vivir dignamente de la ilustración o el cómic solo trabajando para España. En Argentina es al revés: hay mucha gente consumidora pero no hay volumen de publicaciones. Además, están los factores económicos de cada país, que influyen.»Ilu·Station se auto denomina como Festival Independiente de Ilustración, y por ahora, tiene lugar únicamente en Barcelona (con prospección de trasladarse a Toulouse en forma de intercambio). En este festival podemos encontrar una gran cantidad de fanzines en las que el cómic no es su lenguaje principal y, a diferencia de otros eventos como el Encuentro Interplanetario de Fanzines, la propuesta se ha ampliado a diferentes ámbitos de la ilustración.
Pero como decíamos, cuando las necesidades primarias empiezan a estar más o menos cubiertas (dar salida a ciertas publicaciones), pasamos a otras cosas: Ilu·Station ha ido mutando y ha pasado de ser un festival de fanzines y objetos relacionados con la ilustración,a tener varios tentáculos interesantísimos. Impulsados por la línea para más pequeños de la editorial Mamut, Maxi Luchini y Ed, han incorporado a este festival una de las actividades que ya estaban llevando a cabo por libre: talleres de cómic para niños o, como ellos lo llaman, Mi Primer Cómic. «En Mamut tenemos dos colecciones: Mamut +6 para niños de más de 6 años y Mamut +3, que son historias mudas para que los más pequeños se relacionen con el lenguaje del cómic. Ahora mismo es la única colección de estas características que hay en España.»
El último taller tuvo lugar en la Librería Universal de Barcelona el pasado mes de octubre dando como resultado increíbles cómics con y sin texto. De momento, aún no se han planteado editarlao, pero sí que influyen en las obras que editan en las colecciones de Mamut: «Muchas de las historias que cuentan los niños son increíbles, sin prejuicios, y eso nos da las medidas de qué tipo de historias o personajes pueden incorporar. De todos modos, ellos van más allá de lo que imaginamos. Los niños son muy listos, y si tratas de colarles valores de manera muy obvia, se dan cuenta, así que preferimos que primero se diviertan y pasen un buen rato y si la historia tiene algún valor ¡genial!»No será hasta estas Navidades cuando los peques tomen por completo el control de la segunda edición de Ilu·Station, del 12 de diciembre al 3 de enero, con un especial Caga Tió (tradición catalana que vale la pena estudiar antropológicamente), en el que las actividades infantiles se sucederán paralelamente a la exposición de versiones del Caga Tió realizadas por diferentes ilustradores.
Maxi nos cuenta que «Además de la exposición de cagatiós ilustrados por autores de fuera de Catalunya que desconocen el Caga Tío (conjuntamente con una exposición de Cagatiós ilustrados por niños), los artistas harán paper toys del personaje, y también habrá una cuenta cuentos, marionetas y un taller de ‘tunear’ al Tió, donde los niños decorarán y montarán los suyos propios, ¡habrá hasta un taller de galletas de navidad! (1)»Habrá que ver, si después de todo esto, nace una pequeña colección de mini autores en Mamut, o Julia se decide a poner en los estantes de La Central los resultados de sus talleres. ¡Mini autores al poder!
(1) Todas las actividades estarán en el blog de Ilu·Station y en la librería Abracadabra.
2009-11-17 14:07
Vale, no me aguanto más: ¿Qué es un cagatió?
Bienvenida! Y preciosa la imagen de la cabecera, me encanta.
2009-11-17 14:14
Hahaha!! Pues básicamente consiste en tener un tronco (sí, de árbol) en casa, tapadito con una manta, para que no pase frío. Historicamente era un simple tronco, pero con el tiempo ha pasado a tener ojos y boca y nariz y hasta una barretina.
El tema es que a este tió se le ‘alimenta’ desde el 8 de diciembre (día en que se pone en el salón) hasta el 24 de diciembre, Navidad. Es entonces cuando los niños, con un palo y cantando canciones, le azotan sin piedad obligandole a cagar regalos que milagrosamente aparecen bajo la mantita :-)
.. Lo sé.
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