Libro de notas

Edición LdN
Fantasmas y Trasgos Unidos por Glòria Langreo

Siendo socios de honor en La Sociedad de Amigos y Protectores de Espectros, Fantasmas y Trasgos que creó Gloria Fuertes, el 17 de cada mes, Glòria Langreo tratará de proteger los derechos de toda la imaginería ilustrada de garabatos para grandes y pequeños.

Un clásico nunca termina de decir lo que tiene que decir

Esta semana ha llegado a mis manos un cuento del que Joyce decía que era de los mejores cuentos jamás escritos: ¿Cuánta tierra necesita un hombre? De Lev Tolstói (Nórdica Libros, 2011), ilustrado por Elena Odriozola. Se trata de uno de esos clásicos que podríamos (o no), haber leído en nuestra infancia, y que algunos señores con traje deberían haber leído de pequeños, y releído de mayores. Si eso hubiera sido así, esta tierra nuestra tendría, al menos, un aspecto algo diferente.

Decía Italo Calvino en su texto “Por qué leer a los clásicos”, que podemos definir a los clásicos como libros que ejercen una influencia particular ya sea cuando se imponen por inolvidables, o ya sea cuando se esconden en los pliegues de la memoria mimetizándose con el inconsciente colectivo o individual. Que de niños existe un tiempo para leer a los clásicos, y que en la vida adulta tendría que existir un tiempo dedicado a releerlos.

Pero parte de la gracia de los clásicos está en que si no los leímos en su día, tampoco pasa nada, porque toda relectura de un clásico es una lectura de descubrimiento como la primera.

Está claro que un clásico siendo niño tiene unos valores que en edad madura no tendrá: ni mejores, ni peores. Que proporciona unas claves que recordaremos y a las que es posible que acudamos en nuestra madurez. Tal vez la inexperiencia impida que entendamos por completo el texto (a pesar de que nunca terminaremos de hacerlo del todo), pero nos proporcionaran modelos, contenidos, escalas de valores y paradigmas de belleza que aunque más adelante no recordemos como de nuestra familia, seguro que habrán dejado simiente.

Por esto mismo, agradezco a Nórdica, y a Elena, por acercar clásicos tan valiosos como este a los chavales —y a mi—, porque es necesario, como decíamos, husmear en los clásicos sin importar la edad que tengamos, y porque la historia de ¿Cuánta tierra necesita un hombre? es el pan de cada día…

La avaricia rompe el saco, quien mucho abarca poco aprieta, más vale pájaro en mano que ciento volando, son imágenes que están cada día en la escuela, en la calle, en la tele, en el trabajo… Y esto es lo que nos cuenta Tolstói. Una historia atemporal que actualmente aparece en los noticiarios a diario.

Pajom es un campesino insatisfecho, que siempre quiere más y más. Que nunca está contento con sus tierras, y abusa del desconocimiento y del bajo nivel de vida de los poblados cercanos para su beneficio propio. Compra tierras baratas en sitios no explotados, para sacar provecho, para ser más rico y así poder comprar más tierras. Pajom se topa con los bashkirios, que no entienden de dinero, ni siquiera usan. Los bashkirios le ofrecen tanta tierra como sea capaz de recorrer en un día entero, hasta que se ponga el sol. Pajom, como buen terrateniente, es derrotado por su avaricia cayendo muerto en la puesta de sol. ¿Qué cuanta tierra necesita un hombre? Tres arshines de la cabeza a los pies le bastaron para enterrar su cuerpo.

Las precisas ilustraciones de Elena Odriozola, trabajan sobre el personaje principal, sobre el ego, porque al final va de eso. No aparecen bashkirios, ni mujiks, ni mujeres, ni propietarios, ni haciendas. Solo aparece Pajom que gira sobre si mismo: le vemos crecer —y crecerse— y luego viene su decadencia. En este viaje Pajom estará solo, únicamente le acompañarán las vacas y —espero— que unas cuantas miradas atentas de adolescentes, en las que dejar una simiente aunque sea pequeñita.

Ya habrá tiempo para releer.

Glòria Langreo | 17 de febrero de 2011

Comentarios

  1. Marcos
    2011-02-17 17:01

    Gracias, Gloria, al saquito de pendientes, pero bien situado :)

    Saludos

  2. María José
    2011-02-18 18:33

    Gloria, me ha encantado tu afirmación: “Está claro que un clásico siendo niño tiene unos valores que en edad madura no tendrá: ni mejores, ni peores.” No sé por qué ese empeño en eliminar para los niños los aspectos que creemos que no entenderá. Simplemente se ven otras cosas. Yo también lo pongo en la lista.

  3. RAFAEL
    2011-02-28 00:59

    Joé, pedazo de espoiler. Lo tenía en la lista pero ahora…?
    Compraré el comic de Edelvives.


Librería LdN


LdN en Twiter

Publicidad

Publicidad

Libro de Notas no se responsabiliza de las opiniones vertidas por sus colaboradores.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
Desarrollado con TextPattern | Suscripción XML: RSS - Atom | ISSN: 1699-8766
Diseño: Óscar Villán || Programación: Juanjo Navarro
Otros proyectos de LdN: Pequeño LdN || Artes poéticas || Retórica || Librería
Aviso legal