Siendo socios de honor en La Sociedad de Amigos y Protectores de Espectros, Fantasmas y Trasgos que creó Gloria Fuertes, el 17 de cada mes, Glòria Langreo tratará de proteger los derechos de toda la imaginería ilustrada de garabatos para grandes y pequeños.
Cuando tratamos de explicar qué es el diseño, y decimos la manida frase de que todo tiene diseño, inmediatamente la gente piensa en los colores, los estampados y en cosas que puede percibir a primera vista. Lo cierto es que el diseño se compone de muchas partes, y algunas de ellas son poco visibles en un vistazo rápido. Cuando decimos que todo tiene diseño, incluimos también esa parte que hace que un humano pueda usarlo: fácilmente si el diseño es bueno y efectivo, o de forma ortopédica y costosa si no hemos sido suficientemente hábiles en su concepción.
Hace poco hablábamos del libro Tengo Miedo de Pere Vilà y Sergio Mora, y yo solté la frase “el formato es perfecto para estar en la cama”, y lo decía por su formato vertical y la disposición del texto y las imágenes. No considero que el diseño habitual sea un problema, pero este, para su propósito, tiene un plus.
Lo mismo sucede en los libros para ser leídos de forma autónoma por los más pequeños: donde el fino papel se sustituye por cartón, porque pasar páginas finas es un ejercicio demasiado complejo en determinadas edades (incluso a veces para nosotros).
Existen libros de plástico para meter en la ducha, libros de tela para sentarnos en ellos y meter en la lavadora, y libros con tiradores de plástico para tirar de ellos y morder con pocos meses de vida. Todos ellos son formatos diseñados para que su usuario final, pueda disfrutarlos sin mayores conflictos evitando los obstáculos: roturas, dificultades, frustración…
Pero todo parece desvanecerse con la llegada de nuevos dispositivos en los que volcar libros ilustrados y contenidos educativos y lúdicos. Sí, señoras si, hablo del iPad. No voy a extenderme en el dispositivo en sí, ni en su precio, que ya lo convierte automáticamente en un Gadget para ser utilizado en compañía del propietario, y presumo que hace totalmente inviable que un niño muy pequeño pueda utilizarlo con total autonomía. Una pantalla que al menor impacto se trizaría, que con un vaso de agua se cortocircuitaría, y un sinfín de desgracias más por el módico precio de demasiados euros.
Dejando de lado su problema de soporte y tratando de minimizarlo, posee unas propiedades a nivel interactivas que son maravillosas: cualquier persona tarda menos de 10 minutos en aprender las interacciones básicas y la integración de movimiento y audio on demand son fabulosas.
Pero ¿están preparados los BookApp para ser leídos por niños de todas las edades? La respuesta es: no. Encontramos demasiadas aplicaciones para iPad que se limitan a aprovechar todas las bondades de la plataforma, ignorando totalmente a su lector. Tienen interacciones complicadísimas que solo un niño más mayor sería capaz de encontrar, mientras que la parte lúdica que se propone, sí es para niños muy pequeños (pintar con el dedo, tocar un tambor…) ¿A quién nos dirigimos entonces? ¿Tiene sentido un libro del Barco de Vapor con paginas de plástico? ¿Y un libro de 1500 páginas con letra ligada?
Karina Ibarra, creadora de la aplicación ABCKit, es una de estas personas que se preocupa del usuario final, y que lleva a cabo tests con niños de las edades a las que va destinada la aplicación: extrae datos de sus comportamientos y diseña así una interfaz lógica para nuestro interlocutor. Entre muchas otras cosas me habla de la impaciencia y de los objetivos “Los niños son impacientes de por sí. Suelen aburrirse muy rápido a menos que realmente haya movimiento que les divierta o estén tratando de superar un reto, entonces los comportamientos son distintos.” A efectos prácticos, los niños con los que Karina ha testeado nos han enseñado que la acción de tapping cuando algo les gusta es compulsiva, esperan que un sonido vuelva a comenzar al momento de hacer tap, cosa que es inviable si tratamos de contar una historia, ya que las acciones no finalizan y perdemos el hilo y el efecto buscado.“Los pequeños de entre 2 y 3 años difícilmente pueden seguir un juego, esperan que pase algo, pero no hay estimulación. Entre 4 y 5 años les gusta el reto, son dedicados y tienen mucha paciencia si el estímulo es alto, mientras que a partir de los 6 años buscan el perfeccionismo”
También me cuenta que la mayoría de niños apoyan sus manos sobre el iPad, ocupando así parte de la pantalla, siendo esta su forma natural de usar el objeto; de este modo, jamás deberíamos situar en ese lado de la pantalla ningún elemento principal para entender la historia.
¿Podemos diseñar entonces un libro ilustrado del mismo modo que lo haríamos en papel? ¿Es lo mismo pero añadiendo toda la interacción que nos permita el dispositivo? Y lo más importante: ¿Es este tipo de soporte el futuro del álbum?
Afortunadamente hay algunas personas que empiezan a dar con la clave del futuro de los libros ilustrados digitales, como la gente de Moonbot Studios con su Mr. Morris Lessmore. Esta es una historia acerca de la gente que dedica su vida a los libros y estos, un día, les devuelven en favor.
Mr. Morris Lessmore fue originalmente un laureado corto, ilustrado y escrito por William Joyce y Brandon Oldenburg, que desde su origen, estaba pensado para convertirse en libro.
Trish Farnsworth-Smith productora de la obra, me cuenta que ellos crearon la App a partir del corto, pero tienen clarísimo que el iPad nunca será el reemplazo del libro: “de hecho, en Moonbot, todo lo que hacemos tiene que convertirse en un libro real. El libro es el destino más preciado de nuestras historias. Pensamos que el formato libro es un diseño perfecto, puede caer y nunca se romperá, y además ¡nunca te deja sin batería!” Entonces, ¿qué tienen de positivo las BookApp? “Por ejemplo, nosotros hemos aprendido mucho sobre lo que no tenemos que hacer el futuro ahora que hemos lanzado a Morris en el mundo. ¿Cuántos autores tienen la oportunidad de modificar sus libros una vez llegan a la estantería? Es genial pensar en una historia que puede ser actualizada y mejorada simplemente pulsando un botón, esto le da vida a la estantería. Nuestra App, está literalmente viva, ¡como los libros que aparecen en nuestra historia!”
The Fantastic Flying Books of Mr Morris Lessmore Trailer from Moonbot Studios on Vimeo.
El caso de Mr. Morris, es un caso excepcional, y a pesar de que respeta la mayoría de las conclusiones a las que llegó Karina, sus objetivos eran muy diferentes a los educativos. Trish me explica que sus decisiones fueron tomadas a partir de las experiencias de niños de todas las edades: “El tiempo que invertimos en ver a otros jugar con nuestro libro fue crítico. La gran lección que aprendimos fue que no tenemos que sobreexplicar las cosas. La exploración y el descubrimiento producen una mayor adicción a la historia, y eso es precisamente lo que queríamos, queríamos que se perdieran en la historia, un poco como hace Morris…”
El hecho de que uno de los pocos libros de calidad que haya en el mercado sea tan próximo al audiovisual da que pensar acerca de la validez, o no, de las adaptaciones literales de algunos álbumes y acerca de la viabilidad de un proyecto así, pensado únicamente como libro digital. ¿Es más sencillo hacerlo desde el audiovisual? “Para nosotros, usar elementos del corto para el libro fue una gran forma de economizar la producción, pero no es el mejor modo de componer una página. Muchas veces tuvimos que regrabar escenas y recomponer planos. Es fácil sacar un fotograma congelado del corto y añadirle texto, pero es mucho más efectivo y apropiado componer inicialmente la imagen del modo que mejor funcione para el medio.”
¿Cómo se adapta un escritor o un ilustrador a todo esto? “El proceso de trasladar el corto a un libro interactivo era totalmente nuevo para nosotros, nunca habíamos diseñado una App a pesar de ser usuarios de iPad. Pero siendo ilustradores, directores de cine y escritores, nos hizo sentir como en casa, y fue muy intuitivo (…) el hecho de saber que teníamos delante un dispositivo tan efectivo e inmersivo y que la audiencia podía ser masiva, fue muy motivador.” ¿Entonces fue sencillo trasladar vuestros compromisos al dispositivo? “A pesar de que programar para iPad es robusto e innovador, aún está en un estado muy prematuro… hay que pensar que todo esto tiene poco más de un año. Nosotros habíamos adquirido ciertos compromisos a nivel creativo, acerca de si en cada momento específico queríamos que el lector estuviera conectado, fuera parte, o estuviera inmerso en la historia, y tuvimos que buscar formas alternativas de lograr estos enganches porque técnicamente había limitaciones”
Con todo esto, veo que los primeros pasos están hechos, las posibilidades están ahí, y que no debemos dejar de pensar que saldrán buenísimas creaciones digitales solo por las malas adaptaciones y diseños que hay actualmente en el mercado. Que cuando hablamos de álbum ilustrado, todavía no hablamos de BookApp: hablamos de audiovisual, juego, libro de texto, material educativo, aprendizaje… y que cuando hablamos de una BookApp para niños, todavía no usamos la palabra leer, sino jugar, y experimentar…
Las 3 aplicaciones favoritas de Karina Ibarra (Arquinauta)
1. Alpha Writer, para aprender a escribir palabras con el sistema Montessori
2. C is for Cow , con preciosas ilustraciones
3. Old Mac, la estrella en su casa
Las 3 aplicaciones favoritas de Trish Farnsworth-Smith (Moonbot Studios)
1. Heart and Bottle
2. Sword & Sworcery
3. Star Walk
* El título de esta entrada hace referencia a un fragmento de la película El Hombre de al lado de Mariano Cohn y Gastón Duprat