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Causas justas por Camilo de Ory

Camilo de Ory necesita dinero. Cada lunes, en la sección Causas justas de Libro de Notas, lanza al aire una serie de pensamientos tan erráticos como su visión del mundo y tan breves como su jornada de trabajo. Animamos a los lectores a entrar al trapo y crear a pie de página un bullicioso foro de debate en el que cualquier conducta antisocial tendrá, que nadie lo dude, su justa recompensa.

Por un Madagascar moral (III)

21

La vida, el Todo entre dos nadas o el casi nada en medio del Todo.

22

Casanova golpea en mi ventana para decirme con conveniente voz aguardentosa que las mujeres son extraordinariamente sensibles a las presiones del medio ambiente: si te comportas ante una de ellas como si quisiera hacer algo con todo su corazón, es inevitable que termine por desear hacerlo.

23

Todo arte es perecedero. El libro más sólido se deshace en las manos del lector al cabo de unos pocos siglos, la pirámide mejor construida no se mantendrá en pie más allá de unos milenios. El artista, por tanto, no persigue la eternidad sino una blanda ilusión de eternidad, como el niño que levanta un orgulloso castillo de arena húmeda en un día para él inacabable.

24

Así presumo que ocurría con los intérpretes de música antes de la invención del gramófono, pero al menos ellos eran conscientes de lo efímero del resultado de su trabajo. Por más que escribamos su nombre con mayúscula y más que engolemos la voz al pronunciarlo, el arte nunca ha dejado de ser un producto de consumo.

25

Dios, el ideal de hombre, esto es, la imperfección llevada a su expresión más perfecta.

26

La brisa lenitiva que acompaña a todos los portazos.

27

La ilusión de igualdad entre todos los hombres es más confortante que la conciencia de la superioridad de los unos sobre los otros. En cualquier caso, es una impostura provechosa para la convivencia.

28

No es la experiencia, sino el desinterés en que nos marinan los años, lo que nos hace inmunes a los sufrimientos del amor.

29

El joven demasiado sabio es arrogante, el viejo ignorante resulta una carga y un estorbo para todos. La ideal asociación entre edad y conocimiento es un bien deseable que nos ayuda a tolerar al prójimo.

30

El agitarse de la mano que dice adiós tiene un no sé qué de júbilo contenido.

Camilo de Ory | 20 de julio de 2009

Comentarios

  1. Marcos
    2009-07-20 10:37

    #23 Sí, muy atinada la primera parte: la obra es siempre caduca. Sin embargo, el artista no lo es, o al menos no parece que lo sea según nuestra experiencia histórica: hay autores cuya obra hoy es ilegible fuera de una lectura filológica, arqueológica, y que a pesar de ello se mantienen en el Parnaso, sus nombres sí son imperecederos.

    Saludos

  2. María José
    2009-07-20 14:47

    Marcos, sólo eso, sus nombres, pero eso no es el artista ¿no?


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