Camilo de Ory necesita dinero. Cada lunes, en la sección Causas justas de Libro de Notas, lanza al aire una serie de pensamientos tan erráticos como su visión del mundo y tan breves como su jornada de trabajo. Animamos a los lectores a entrar al trapo y crear a pie de página un bullicioso foro de debate en el que cualquier conducta antisocial tendrá, que nadie lo dude, su justa recompensa.
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Imposible e inútil la victoria sin un rival y un público peores que nosotros.
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La fugaz euforia del que salta y la asumida decepción de volver al suelo: la Naturaleza nos vence con el aire aburrido del niño que domina el yo-yo o el matón veterano que cumple sin disfrute con su trabajo.
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El café y la cerveza, agrias excusas para intercambiar porciones de nada.
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Hay brebajes mucho más eficaces que éstos como drogas ligeras, aunque hasta que el que los necesita se acostumbra resultan igualmente repugnantes al paladar.
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Beber es metáfora y entrenamiento del vivir: aprender primero a tolerar y luego a apreciar sabores infames, y finalmente terminar por buscarlos como a imprescindibles dones.
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Así, la borrachera sintetiza y resume la vida: la sensación de poder y la alegría de las primeras décadas o las primeras horas, la decrepitud y la vulnerabilidad extrema que llegan con las últimas.
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Ni el más optimista de los hombres se alegra cuando es arrancado de un sueño, devuelto a esta vida.
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Las cosas sólo son por comparación por otras cosas. El vivir sólo es comparable con la vacía nada, y por tanto puede ser considerado de manera simultánea como un concepto absolutamente hermoso o deplorable.
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Un Dios único que ejerce todas las prerrogativas y practica todos los abusos del monopolio.
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Sonreír al desconocido no deja de ser una manera educada de enseñarle los dientes.