Camilo de Ory necesita dinero. Cada lunes, en la sección Causas justas de Libro de Notas, lanza al aire una serie de pensamientos tan erráticos como su visión del mundo y tan breves como su jornada de trabajo. Animamos a los lectores a entrar al trapo y crear a pie de página un bullicioso foro de debate en el que cualquier conducta antisocial tendrá, que nadie lo dude, su justa recompensa.
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Oído a una señora en la cola del médico: no puedo comer grasas porque me sube el estiércol de la sangre. La grasa que ocupa y estercola el sistema circulatorio del goloso.
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Corresponde a las hojas parroquiales y los folletos turísticos la misión de exaltar a santos y patronos. Una buena exaltación ha de estar redactada con faltas de ortografía, para que se sepa que brota del corazón popular.
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La identificación de lo plebeyo con lo propio y lo aristocrático con lo ajeno es el germen del aldeanismo destructivo, igual que la identificación de lo propio como auténtico y lo ajeno como falso o adulterado es el origen, o quizá la consecuencia inmediata, del chovinismo.
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Inventar virtudes en los paisanos para tratar de sentirse virtuoso por extensión (ya que uno es otro paisano de sus paisanos) resulta tan necio y tan frecuente como resaltar sus defectos para quedar por encima de ellos, de los paisanos.
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Es inevitable, en cualquier caso, que nos midamos tomando como referencia la estatura de los demás y que nos pongamos de puntillas al medirnos.
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Si el hombre hubiera tenido ruedas en lugar de manos no habría llegado donde ha llegado: habría llegado más lejos, pero no habría sabido qué hacer allí.
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La ameba, un bicho sin doble fondo, permanece en lo más bajo de la escala evolutiva. Algunos de los escalones más altos están ocupados por mamíferos como el coyote o la comadreja, a los que no conviene dar la espalda.
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Cuando subamos otro peldaño en la escala empezaremos a experimentar con los animales del peldaño inferior, que somos nosotros mismos. Entonces el hombre será un mono para el hombre.