Camilo de Ory necesita dinero. Cada lunes, en la sección Causas justas de Libro de Notas, lanza al aire una serie de pensamientos tan erráticos como su visión del mundo y tan breves como su jornada de trabajo. Animamos a los lectores a entrar al trapo y crear a pie de página un bullicioso foro de debate en el que cualquier conducta antisocial tendrá, que nadie lo dude, su justa recompensa.
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Becario: un estudiante no necesariamente aventajado que ocupa el puesto de un profesional. A cambio de una fracción del sueldo de éste, el becario tiene derecho a hacer mal su trabajo.
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Los becarios no experimentan con inocua gaseosa, sino con albaranes e informes judiciales de verdad, como un estudiante de medicina que mutilara cuerpos vivos para asentar sus conocimientos de anatomía.
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Todos los becarios llevan la mancha del vestido de la Lewinsky en su expediente. Ser becario es estar bajo sospecha. Es como ser artista de variedades. Cómo le explica uno a sus padres que es becario.
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El mercado laboral se rige por la ley de la oferta y la demanda: los sueldos nunca subirán mientras haya alguien dispuesto a trabajar más barato. Como hay gente dispuesta a trabajar gratis, los sueldos terminarán por desaparecer. El concepto filosófico de sueldo se está quedando anticuado.
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En la Universidad también hay becarios que dan las clases de los catedráticos, ya que esta institución es endogámica. Eso no quiere decir que los profesores se casen con los becarios ni que los becarios se casen entre ellos: el matrimonio es una opción más dentro de las muchas que nos ofrece la vida moderna.
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Un moderno becario viene a ser lo mismo que un antiguo aprendiz; la diferencia entre ambos es que al primero no se le pueden dar collejas si mete la pata hasta el corvejón. La colleja es un recurso pedagógico de eficacia acreditada que ha caído en desuso por las presiones de los grupos extremistas.
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La veteranía es un grado que no han alcanzado los becarios. Un becario es una inagotable fuente de anécdotas y de problemas que tropieza con la misma piedra una y otra vez: en esto es exactamente igual que el hombre.
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El becario no sabe torear pero se mete y el toro nos pilla a todos: conviértase el verano en unos Sanfermines.
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Aterradora ley de vida: algún día todos los puestos de responsabilidad estarán en manos de los becarios.
2009-02-23 11:29
No hay que ponerse tan fatalista. ¿No sería bonito en un futuro en el que por cada becario trabajando gratis habrá una trabajador fijo de baja o un prejubilado, cobrando sin trabajar?