Hoy hace un año que Marcos (uno de los responsables de esto) me “fichó” para escribir una columna mensual y me dio plena libertad para hablar sobre lo que yo quisiera. Parece que le gustó lo que hacía en mi blog (que hoy está bastante abandonado) y supongo que esperaba algo similar en estas páginas. Hoy tenía pensado escribir algo especial para celebrar el año de colaboración con Libro de notas, pero algo me dice que por una vez me deje de historias de la historia y pase a comentar el presente, de modo que será algo especial, pero de otra manera.

Escribir una columna cada día 11 tiene en estos tiempos unas servidumbres que, la verdad, no me había planteado cuando me puse a ello. Tienes que escribir cada 11 de septiembre y también cada 11 de marzo por si alguno no se había aún enterado de lo que hablo. En mi columna del 11 de septiembre traté de recordar como era el mundo antes del 11S, y llegué a la conclusión de que si estaba escribiendo estas líneas es porque realmente no nos habían vencido con aquello, puesto que no nos habíamos vuelto como ellos, que es la única manera en la que puede vencer un terrorista en los tiempos que corren. Hoy tocaría escribir algo sobre nuestro 11M y, después de lo vivido los últimos meses, lamento no poder ser tan optimista como en septiembre.

Durante estos meses hay cosas que me han impresionado profundamente y que han ido haciendo mella en aquella convicción; cosas como una mujer norteamericana adulta diciendo que su mayor sueño era que los niños americanos se inmolasen por Jesús como los niños palestinos lo hacen por Mahoma. Hablo del documental “Campamento Jesús” , si no lo han visto aún, deberían. Resulta que en nuestra civilizado y democrático occidente existen monstruos como esta señora pasada de hamburguesas, y resulta que se les oye y se les tiene en gran estima en algunos ámbitos. Hay quién incluso les confía a sus niños para que les hagan cagarse de miedo mientras les enseñan lo abyectos que han sido en sus cortas vidas antes de conocer a Jesús y “ser salvados” amén. Son los mismos que tratan de imponer la enseñanza del diseño inteligente como algo científico, o que utilizan millones de dólares para producir documentales que “despejan” todas nuestras dudas sobre la realidad histórica del Éxodo.

Pero no se crean que esto solo pasa en los EEUU (todo el mundo sabe que el problema de los americanos es que son unos paletos, dirán). En nuestro propio suelo tenemos este mismo tipo de gente que conoce la verdad absoluta y que está dispuesto a combatir por ella hasta la última gota de sangre de los demás. Si no me creen, pásense un día por las webs de Ediciones católicas o Hazteoir, y verán lo que es bueno. Decía antes que había cosas que habían ido bajando aquel optimismo de septiembre, cosas como la matrona pasada de kilos del campamento Jesús, pero también cosas como un forero de Hazteoir pidiendo una ley para “no poderse divorciar”pues consideraba al parecer que el derecho de los demás a divorciarse iba contra el suyo de no hacerlo. Puede parecer un chiste, pero este señor y otros como él están al frente de organizaciones que pretenden imponernos su modelo de familia y su modelo de educación porque, después de todo, es el modelo fetén; como Dios manda, que diría mi abuela. Y no solo lo pretenden, sino que además están convencidos de que es lo que quiere la mayoría, eso sí, sin importarles lo más mínimo que las urnas no confirmen su convicción.
Lamentablemente veo, y no sé si será que paso demasiado tiempo navegando por la red, que cada vez tenemos más de estos tipos en nuestra democrática sociedad. Probablemente sean pocos y lo que pasa es que gritan mucho. Quizás por las peculiaridades del catolicismo no han llegado aún a los extremos de la religión-espectáculo a la americana, y es de agradecer, aunque son buenos alumnos, aprenden rápido.

Otra cosa que tienen en común aquellos y éstos, es que ambos incitan a sus adeptos a votar a la derecha. En los EEUU las zonas rurales del centro del país son verdaderos viveros de fanáticos religiosos que votan Bush porque es lo que les han metido en la cabeza desde niños, como también podemos ver en el documental de marras. En España las nuevas organizaciones “cívicas” no ocultan su asco ante un partido, el PP, que no deroga leyes como las del divorcio o el aborto, pero animan a votarle como mal menor. Ambos tienen su concepto de patria y de patriota, y desde luego no meten dentro de ese concepto a los que piensan diferente: liberales en EEUU, “progres” en España. No son simplemente adversarios políticos, son el enemigo de la patria, comunistas (aunque el comunismo ya no sea una opción), separatistas y amigos de los terroristas en nuestro país, cobardes en ambos, amigos de la claudicación ante el enemigo, aunque al enemigo nos lo hayamos buscado. Utilizan un lenguaje violento que excluye al adversario político y le privan de razón en cualquier caso puesto que ellos conocen la verdad y ésta no admite debates. Todo lo contrario a lo que deberían ser, de ser demócratas de toda la vida como afirman constantemente.

Todo ello ya de por sí resulta terriblemente deprimente para cualquiera que crea realmente en la democracia. En nuestro país vivimos además desde hace tres años una situación alarmante de confrontación organizada por una derecha incapaz de admitir que se equivocó. La manifestación de ayer fue solo el último episodio de algo totalmente nuevo en nuestra democracia. Que el primer partido de la oposición renuncie a hacer un papel digno en el parlamento y se limite a atacar al gobierno sin un momento de reposo desde el mismo día en que el pueblo le quitó su apoyo es lamentable, pero tiene mucho que ver con lo que he venido contando hasta ahora. Se ha descubierto una manera nueva de hacer política, la de la razón total o la falta total de ella; la de conmigo o contra mí. Una derecha expulsada del poder de manera traumática ha sacado a relucir su querencia por el autoritarismo. Nosotros somos España, vosotros no. Sois comunistas y amigos de los terroristas, no sois España. Que un líder de la oposición llegue a decir que el presidente “ya no le vale” es un síntoma lamentable de lo que en realidad piensa. Que para ellos estemos cada día al borde del abismo, que se utilice el miedo como arma de destrucción masiva política (al más puro estilo de la derecha americana que denunciaba Moore) que se pase de un “escándalo” a otro, de una mentira a otra (hoy los agujeros negros del 11M no interesan ya, pasemos a De Juana Chaos.) sin reconocer nunca que han mentido y sin dar la más mínima oportunidad al diálogo, haciendo de un presidente anodino de puro moderado un peligroso radical, es el no va más de las pesadillas orwellianas.

Ante tal panorama me van a permitir ser hoy un poco pesimista sobre lo que han logrado los terroristas del 11S y el 11M. Veo una lucha muy dura en un futuro próximo contra todos y cada uno de estos enemigos de la democracia: la religión, el pensamiento único, el nacionalismo, el poder creciente de la ultraderecha. Aunque sigo pensando que hay muchos intereses detrás de conseguir nuestro miedo y que si llegamos a convertirnos en algo parecido a lo que combatimos será más por nuestro propio “enemigo interior”, que incita a devolver ojo por ojo en vez de tratar de dialogar, que por los propios terroristas.