Hay otro cine, alejado de las esferas comerciales y del consumo y la publicidad. Esta sección es una excursión mensual —cada día 17— por la periferia del cine guiada por Martin Pawley, bloguero y crítico de cine del programa “Extrarradio” de la Radio Galega. [Esta columna se dejó de actualizar en agosto de 2009]
Insatisfecho con el ambiente cultural de Salzburgo y con el trato recibido desde su arzobispado, para el que ejercía el papel de Konzertmeister, Wolfgang Amadeus Mozart se estableció en 1781 en Viena, ciudad en la que pasó los últimos diez años de su vida. Las óperas La flauta mágica y La clemenza de Tito, y su Misa de Requiem, están fechadas en ese 1791 en que los restos mortales del genial compositor acabaron depositados en una fosa común. Con ocasión del 250 aniversario del nacimiento de Mozart la Ciudad de Viena invitó al director teatral Peter Sellars a que diseñase un festival conmemorativo, finalmente llamado New Crowned Hope; y fueron esas tres obras y sus ideas centrales los que inspiraron todo el proyecto. Se trataba de ofrecer a artistas de diferentes campos, no sólo la música, sino también la danza, las artes visuales o la arquitectura, la oportunidad de reflexionar y de crear piezas alrededor de cualquiera de estos tres temas: la magia y la transformación, la verdad y la reconciliación, y las ceremonias en torno a la muerte. El cine no faltó a la cita, y de la iniciativa nacieron seis largometrajes y un corto de sobresaliente nivel medio que ocuparon uno de los ciclos más apetecibles de la pasada edición del IndieLisboa y que están siendo programados por primera vez en España de manera conjunta en el Centro Galego de Artes da Imaxe, después de algunas proyecciones individuales en los festivales de Donostia, Gijón, Las Palmas y Granada.
No merece la pena perder líneas y tiempo con la cinta de Bahman Ghobadi. Media luna, premiada en Donostia con una Concha de Oro, la segunda en tres años para su director en lo que parece ser la constatación definitiva de que hay gente que cree de manera sincera pero equivocada que el kurdo es un autor digno de algún interés. Muchísimo más estimulantes son las dos propuestas africanas. De Chad llega Daratt, un film sobre el perdón y la venganza escrito y dirigido por Mahamat-Saleh Haroun. Un muchacho de 15 años recibe de su anciano abuelo el encargo de vengarse por la muerte de un padre al que no llegó a conocer, y que falleció en la guerra a manos de Nassara, ahora propietario de una panadería. El joven comienza a trabajar con él para ganarse su confianza y acordar el mejor momento para su asesinato; su difícil relación viene marcada por un odio de origen que choca con la convivencia diaria. Un tratamiento realista y austero refuerza el vigor ético de una película con final tan previsible como esperanzador, que se llevó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia de 2006.
Un cuarto de hora le fue suficiente a Teboho Mahlatsi para contarnos una brillante fábula con aromas de leyenda resuelta con enorme energía y potencia visual: Meokgo y el guerrero. Recluído en las montañas de Lesotho, el luchador y músico Kgotso sale de su retiro llamado por los pastores para que proteja a sus ovejas del ataque de los bandidos. Durante su misión, cae fascinado por la belleza de una joven que lo observa mientras toca la concertina. En un posterior encuentro, y mientras él toca su música para ella, un jinete de apariencia maléfica lo apuñala y se lleva a la mujer, cuyo espíritu parece dominar. Una sugerente mezcla de amor, muerte y magia que recuerda por igual a Sergio Leone y a Alejandro Jodorowsky.
Opera jawa, del indonesio Garin Nugroho, es una joya de deslumbrante libertad creativa. Partiendo de la estructura de una ópera javanesa tradicional, la película sorprende por su riqueza estética y se enriquece con el trabajo de siete artistas contemporáneos que diseñaron instalaciones especiales para la escenografía. Síndromes y un siglo es seguramente la más accesible de las películas realizadas hasta el momento por el tailandés Apichatpong Weerasethakul, sin que ello suponga en absoluto una renuncia a los planteamientos no narrativos de quien es una de las figuras referenciales del cine actual. Inspirada en la historia de amor real de los padres del director, la película es una nueva prueba de su alucinante capacidad para captar la belleza y la poesía de los momentos cotidianos, a los que dota de hipnótica magia y misterio. No quiero dormir solo supone la vuelta de Tsai Ming-Liang a Malasia y también un cierto giro en su filmografía. Kuala Lumpur, una metrópoli densa, húmeda y humeante, es el escenario perfecto para una obra multicultural, más optimista y generosa que su anterior El sabor de la sandía.
El mejor fruto del proyecto New Crowned Hope es Hamaca paraguaya, de Paz Encina, el único largometraje en 35 mm producido en ese país en tres décadas. Dos ancianos, Ramón y Cándida, esperan noticias de su hijo, movilizado por culpa de la Guerra del Chaco. El tiempo (no sabemos cuánto) transcurre mientras hablan de una perra que no deja de ladrar o sobre el calor que no cesa. La cámara nos muestra sus charlas y sus trabajos en tomas fijas de larguísima duración y extraordinaria belleza no estrictamente sincronizadas con la banda de sonido, una decisión arriesgada y genial que aporta intemporalidad y potencia evocadora al relato. Una conversación con el hijo en la que este afirma que ha pensado cambiarse el nombre para que no sepan de él en caso de que fallezca en la guerra describe muy bien el tono dolorosamente melancólico de la película, que con su reciente estreno en España se convierte en una de las más grandes obras exhibidas en una sala comercial en los últimos años.
2007-06-18 00:43
Gracias, Un monton de informacion que se me habia escapado. Espero su proximo articulo.
2007-06-18 00:49
No se si ha leido usted el comentario a Hamaca paraguaya. Ahi se lo envio.
Thursday Sept. 28, 2006. When the movie starts I was almost jumped from my seat because surely I was the only person in Vancity Theatre that speak the same language of the protagonists. But, as the movie goes on, my feeling went down. Finally, me and my friend have to get out. Then, the lady from the front desk said: “Ooh, what is going on here. You’re the second person that went out saying how boring is the movie”. My respect for the try of the director, but this movie is awfully long in a short 78 minutes. I born and grow in Paraguay, I thought would be special for me to go and see a movie made it in the country where I coming from. But that was really flop. Recommendation: bring the pillow because 78 minutes could be perfectly 8 hours long. Then my friend ask her money back at the counter. Too late…
2007-06-18 13:32
Muy, pero que m uy interesante. Pero el problema es, ¿dónde podemos ver esas películas? En salas comerciales imposible, y ni siquiera creo que sean accesibles a través del p2p…
2007-06-19 14:40
Bienvenido. Esta columna me va a encantar.
En su día el objetivo de ver estas películas me llevó a pensar en todo un “turismo cinematográfico”, buscando festivales y ciclos más que playas y monumentos.
2007-06-19 21:39
Vaya por Dios
2007-06-22 04:48
“Hamaca paraguaya” se estrenó hace un par de semanas; de modo extremadamente limitado, eso sí. Se editará en DVD, en cualquier caso. “Media luna” también tiene distribución en España. Apichatpong Weerasethakul y Tsai Ming-Liang son dos tótems del cine contemporáneo; no es difícil encontrar películas suyas por ahí adelante. Supongo que no es tan fácil acceder a “Daratt”, “Opera jawa” y “Meokgo”, pero tampoco será tarea imposible: todas las películas son en parte de producción europea, así que antes o después acabarán editándose en algún país no demasiado alejado del nuestro.