Libro de notas

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Sillón-Ball por Luis A. Blanco

El día 15 de cada mes nos asomaremos al deporte desde un punto de vista relajado, tal y como se disfruta desde el sillón. Pretendemos analizar de un modo distinto al habitual cuestiones de actualidad, momentos míticos o incluso recuerdos personales. Para ello, Luis A. Blanco se aprovechará de su conocimiento enciclopédico sobre el pasado y el presente del deporte para salpicar sus historias con anécdotas, trivialidades o datos poco conocidos para el gran público.

El discreto encanto del biatlón

El mes pasado hacíamos un repaso de los deportes que la televisión introduce en tu vida. Uno de ellos, por obra y gracia del Winterpark, es el biatlón. Parece mentira que, siendo yo una persona que ni siquiera ha tocado unos esquís o un arma en su vida, me haya convertido en un fanático de este deporte, y trate de no perderme ninguna retransmisión de las pruebas internacionales de primer nivel.

Pero vayamos por partes. El biatlón es un deporte de invierno que consiste en una mezcla de esquí de fondo, o cross-country, y de tiro con carabina. Los biatletas recorren una serie de vueltas a un circuito (no se crean que plano, no; con subidas y bajadas, que aumentan considerablemente la dureza del recorrido), y al final de cada vuelta (excepto la última) se detienen en un campo de tiro, donde deben coger la carabina que llevan a cuestas y tratar de acertar a cinco blancos, que están situados a una distancia de cincuenta metros. Hay dos posiciones de tiro: tumbado, con los blancos más pequeños (45 milímetros de diámetro), y de pie, con blancos más grandes (115 mm). Si el biatleta, que dispone de un cargador con cinco balas en cada zona, falla en el tiro, sufrirá una cierta penalización. El estilo de esquí es libre, con lo cual todos usan el estilo patinador, más rápido y económico.

La gran dificultad de este deporte consiste en la combinación de una disciplina que exige un gran esfuerzo aeróbico, con altas pulsaciones y muy alto consumo de oxígeno, como es el esquí, y otra, el tiro, que exige gran tranquilidad y bajo número de pulsaciones. Los mejores biatletas son capaces de realizar esta transición en un tiempo realmente corto, y es una de las partes fundamentales de su entrenamiento. Particularmente agonístico es presenciar la etapa de tiro en posición de pie, con los atletas muy cansados, teniendo que soportar todo el peso de la carabina con los brazos y tratando de evitar el número de respiraciones para disparar más rápidamente.

Otra de las dificultades es la disparidad de recorridos. Tanto por la diferente orografía, con la subida de auténticas paredes, como por la situación: no es lo mismo competir en las pistas nórdicas o alemanas, cerca del nivel del mar, que en los Alpes italianos, a dos mil metros de altitud, con la disminución del nivel de oxígeno en el aire que ello supone. Y a veces la transición entre las distintas sedes se hace en menos de una semana.

En cada sede de la copa del mundo se celebran varias pruebas durante la misma semana. La prueba original del biatlón es la individual. La distancia es de 20 km para los hombres, y 15 para las mujeres. Hay cuatro zonas de disparo, dos en cada posición. La salida es contrarreloj, y la penalización por disparo fallado es de 1 minuto. Es una prueba que se realiza pocas veces a lo largo de la temporada, donde es muy importante evitar los fallos en el tiro; suele haber ganadores no habituales.

La prueba que se programa con más frecuencia es la de sprint. La salida también es contrarreloj, y son 10 y 7,5 km para hombres y mujeres, respectivamente, con dos zonas de disparo, una por posición. La penalización por error es recorrer 150 metros más, lo que viene a suponer unos 25 segundos (y el esfuerzo acumulado). Al haber pocas zonas de disparo, suelen ganar aquí los grandes esquiadores, que pueden compensar algún error con su mayor velocidad.

Una prueba espectacular es la de persecución. La salida se toma en hándicap, teniendo en cuenta los resultados de una prueba sprint disputada anteriormente (esto es, si en el sprint el esquiador A ganó con una diferencia de 10 segundos sobre el esquiador B y 25 sobre el C, A tomará la salida 10 segundos antes que B y 25 antes que C, siendo el vencedor el primero que llegue a la meta). Hay cuatro zonas de tiro y la distancia es de 12,5 y 10 km. La penalización es de 150 metros. Es una modalidad donde las posiciones bailan en cada zona de tiro, y donde los grandes tiradores recuperan posiciones tras el sprint. No es inhabitual ver casos en los que se recuperan treinta o hasta cuarenta posiciones.

La última prueba en ser añadida al programa internacional es la salida en masa. Los treinta mejores de la clasificación (no más, porque sólo hay 30 posiciones de tiro en los circuitos) recorren 15 y 12,5 km con las mismas reglas que la persecución. Es una prueba que tiene el espectáculo de las vueltas iniciales, con todo un pelotón muy compacto, y que en general suele ser la más equilibrada entre especialistas en esquí y especialistas en tiro.

También hay pruebas por equipos. Tras varias modalidades (por ejemplo, una patrulla militar en la que dos miembros del equipo disparaban y los otros dos penalizaban, debiendo llegar los cuatro juntos a la meta), se ha adoptado el sistema de relevos. Saliendo a la vez el primer relevista de cada equipo, cada uno de ellos recorre 7,5 km (6 las chicas), disparando una vez en cada posición. Por cada uno de los tres primeros fallos, tiene la oportunidad de recargar su carabina con munición extra, en lo que suele tardarse unos 10 segundos. Todo blanco no acertado con las ocho balas supone 150 metros de penalización. Como en otros deportes, el orden de colocación de los atletas dentro del relevo suele ser crucial en el resultado final.

Presentado el deporte, es el momento de justificar mi fascinación por el mismo. Quizá sea el hecho de que la probabilidad de sorpresas es muy alta: por muy favorito que sea uno, por muy buen estado de forma que tenga, siempre puede fallar algún disparo y perder todas las opciones. Las pruebas son muy dinámicas, con cambios constantes, y hay que aguantar hasta el final para saber el resultado definitivo. Ya no hablemos de esas veces en las que el triunfo se lo juegan al sprint varios atletas. Y el gran esfuerzo que realizan. Esas imágenes de los atletas luchando por arañar las últimas décimas al reloj, cayendo exhaustos al suelo justo después de cruzar la línea de meta, con frío extremo, las babas congeladas…O los imprevistos, como esa carabina que se encasquilla, y hay que meter las balas una a una en vez de usar los cartuchos de cinco, con la consiguiente pérdida de tiempo y de concentración. Las tácticas diferentes de cada atleta, cambiando de ritmo en cada vuelta según los resultados del tiro, también pueden ser objeto de un detallado análisis.

Por supuesto, también ayuda la fantástica cobertura realizada por el equipo de realización televisiva y la página web de la Unión Internacional de Biatlón (IBU). Las realizaciones son espectaculares, focalizándose sobre todo en las zonas de tiro en las pruebas contrarreloj, en las que se puede seguir la clasificación por los puntos intermedios como podemos estar acostumbrados, por ejemplo, en ciclismo. En las pruebas en línea podemos ver el esfuerzo de los corredores en todo el recorrido, apreciar la dureza del trazado y las diferentes técnicas de esquí. Y, si uno no puede acceder a un canal que distribuya la señal televisiva, en esta página web puede seguir en directo o en diferido, gracias también a Eurovisión, y con una gran calidad, todas las pruebas de la Copa del Mundo (me temo que no se podrá hacer lo mismo con los JJOO, por asuntos de exclusividad), y además tienen una aplicación informática fantástica con la que se puede seguir en tiempo real todo el desarrollo de la competición, y personalizarla para mostrar siempre a tus atletas favoritos. No hay excusa ya para no ver el biatlón.

El biatlón es un deporte muy popular en los países nórdicos y, sobre todo, en Alemania. Las pruebas pueden ser seguidas in situ por hasta diez mil espectadores en grandes tribunas, pese a las difíciles condiciones meteorológicas, y por millones a través de la televisión. También es muy valorado por la prensa, y recuerdo que hace unos años la gran Uschi Disl fue nombrada deportista alemana del año; recientemente la sueca Helena Jonsson ha conseguido el mismo galardón en su país.

Llevo unos cinco años viendo biatlón regularmente. En este tiempo he asistido a una de las mayores rivalidades del deporte mundial en los últimos años, la que han mantenido el francés Raphaël Poirée y el noruego Ole Einar Björndalen. El francés dominaba las pruebas de las Copas del Mundo y los Campeonatos Mundiales (que se celebran todos los años no olímpicos y que, como los Juegos, puntúan para la Copa del Mundo), pero en la gran cita multideportiva, era el noruego quien se llevaba el gato al agua, ya que, tras haber sumado dos medallas en Nagano 1998, se llevó el máximo de cuatro oros posibles en Salt Lake City 2002 (la salida en masa debutó en 2006), y aún añadió dos platas y un bronce en Turín 2006. Por su parte, Poirée sólo sumó dos bronces, en relevos, en las dos últimas citas. Mientras Björndalen sigue sumando récords (ha superado, con más de 90, el número de pruebas de la Copa del Mundo ganadas que ostentaba el mítico esquiador sueco Ingemar Stenmark), Poirée se retiró, cuando aún estaba en gran forma pero falto de motivación, hace un par de años. Desgraciadamente, sufrió un grave accidente de quad hace un par de semanas tras el que sigue hospitalizado. Entre los dos atletas suman diez Copas del Mundo (seis el noruego, cuatro el francés).

La verdad es que Björndalen es un fuera de serie. Ahora mismo es el biatleta que más rápido efectúa sus disparos, mientras que un par de ejemplos de su velocidad con los esquís son su victoria en una prueba de la Copa del Mundo de esquí de fondo, y su quinto puesto en los 50 km de los JJOO de 2002 (tras cuatro medallas de oro, recordemos) en aquella infamante prueba inicialmente ganada por Johann Mühlegg. No obstante, no vayan a pensar que el bueno de Ole gana siempre, el biatlón es un deporte impredecible.

Pero Björndalen no ha sido el único biatleta en probar con el esquí de fondo: su compatriota Lars Berger incluso se proclamó campeón del mundo de 15 km contrarreloj (bien es cierto que beneficiado por la nieve que comenzó a caer cuando él terminaba su carrera, y que ralentizó la pista) y, otro noruego, Ronny Hafsas, ganó esta misma temporada la prueba inaugural de la Copa del Mundo de cross-country. Por el contrario, una gran esquiadora de fondo como la sueca Anna-Carin Olofsson se pasó al biatlón, con excelentes resultados, ya que ha logrado ser campeona mundial y olímpica.

Volviendo a la categoría masculina, ha habido en estos años más actores principales, fundamentalmente alemanes. Sven Fischer es contemporáneo de Björndalen y Poirée, y también ha ganado la general de la Copa del Mundo y dos oros (sprint y relevos) en Turín, donde el gran héroe fue su compatriota Michael Greis (otra Copa del Mundo en su poder), que además de en relevos venció en individual y salida en masa.

Los rusos también son un equipo muy fuerte, compacto, donde cualquiera te puede dar un disgusto. Lástima que el que prometía más, Dimitri Iaroshenko, fue cazado con EPO el año pasado. Y es que el biatlón es un deporte muy dado al consumo de este tipo de sustancias dopantes, como se ha visto con un par de atletas rusos más, o la espantada del equipo austríaco pocos días antes de comenzar los Juegos de 2006.

La mejor prueba que he visto nunca, y sin duda la más emotiva, fue la de la retirada de Raphaël Poirée. En una colina a las afueras de Oslo, llamada Holmenkollen, se disputaba en 2007 la penúltima semana de competición. En la última vuelta de la última carrera de la semana, la salida en masa, se encontraron en la cabeza, juntos, por última vez, Ole Einar Björndalen, Raphaël Poirée y Sven Fischer, que iba a retirarse también al final de la temporada. Tras múltiples ataques, el alemán se quedó atrás a poco del final, y la victoria se dilucidó en un sprint impresionante, ganado in extremis por el noruego. Poirée ya no iría a Siberia a luchar por una Copa del Mundo que probablemente habría ganado, pues se encontraba en mejor forma que Greis, que finalmente se llevó el gato al agua.

El panorama actual es muy atractivo, y los pronósticos para Vancouver los veo bastante abiertos. Por un lado, tenemos el equipo noruego, con dos cabezas visibles: el propio Björndalen (ganador de cuatro oros en los últimos Campeonatos del Mundo), y el joven Emil Hegle Svendsen, al que todos ven como su sucesor; de hecho, sólo una enfermedad le impidió ganar la última Copa del Mundo, que pasó a las vitrinas del gran Ole. Luego está el ya cuarentón Halvard Hanevold (otro campeón olímpico en Nagano) o el ya mencionado Berger. También un atleta muy peculiar, puesto que es zurdo, Alexander Os. Generalmente son rápidos en esquí, pero con problemas en el disparo.

Luego yo colocaría a los austríacos. Un equipazo, últimamente son los más rápidos esquiando y bastante certeros, aunque aún algo irregulares. Yo tengo serias sospechas de doping en este equipo. Destacan sobre todo Christoph Sumann y el joven campeón mundial de salida en masa, Dominik Landertinger, junto a Simon Eder o el más veterano Friedrich Pinter.

Los alemanes han empezado esta temporada con resultados muy discretos, como si estuvieran preparando específicamente la cita olímpica. Su lider es Greis, y junto a veteranos como Alexander Wolf o Michael Rösch, están renovando el equipo con gente como Arnd Peiffer. Ojo a ellos.

En cuanto a los rusos, ojo avizor a los clásicos Ivan Tcherezov, Nikolay Kruglov (su padre fue un gran biatleta), o Maxim Tchoudov. Y a un recién llegado, Eugeni Ustyugov.

Dejo para el final a los franceses, que han sabido reponerse bien de la retirada de Poirée. Junto al ya veterano Vincent Defrasne, que defenderá el título de persecución ganado en un agónico sprint frente a Björndalen hace cuatro años, ha aparecido una nueva generación, liderada por los hermanos Simon y Martin Fourcade, o Vincent Jay, vencedor sorpresa el año pasado en la pista olímpica. Tienen un relevo fortísimo, ya ganador este año en una prueba de la Copa del Mundo.

Otros posibles medallistas son los suecos Björn Ferry y Carl Johan Bergman, el polaco Tomasz Sikora o el estadounidense Tim Burke. Pero vista la poca dificultad del trazado, cualquiera que tenga un buen día con la carabina puede llevarse una alegría.

Por lo que respecta a la categoría femenina, en los últimos años no ha habido una dominadora clara, ya que tras la hegemonía de la sueca Magdalena Forsberg, que ganó seis Copas del Mundo consecutivas (pero sólo dos bronces olímpicos), las últimas siete Copas del Mundo han tenido siete ganadoras diferentes: las alemanas Martina Glagow (Beck de casada), Andrea Henkel, Kati Wilhelm y Magdalena Neuner, la noruega, ya retirada, Liv Grete Poirée (casada con Raphaël), la francesa Sandrine Bailly y la actual campeona, la sueca Helena Jonsson. Pero es que, de ellas, sólo Wilhelm es campeona olímpica en curso (de persecución). El resto son la sueca Olofsson, en salida en masa, y dos atletas retiradas: la rusa Ishmouratova en individual y la francesa Baverel-Robert en sprint (Rusia ganó en relevos). En cuanto a las actuales campeonas mundiales, de nuevo Wilhelm tiene dos títulos (individual y sprint), Jonsson la persecución, la rusa Olga Zaitseva la salida en masa, y Rusia los relevos.

Y es que Wilhelm es, sin duda, la biatleta más regular de los últimos años. Su porcentaje de victorias es similar al del resto de las grandes, pero sus días malos son pocos, y siempre suele estar entre las diez primeras. Su reinado se vio amenazado por la irrupción de Neuner, una jovencísima esquiadora, la más rápida del circuito, que llegó a ganar cuatro oros en unos mundiales. Neuner siempre tiene problemas con el disparo en posición de pie, lo que le ha costado bastantes victorias. Este año lo ha empezado enferma y todavía no ha desarrollado su potencial.

Completan el sensacional equipo alemán las veteranas Henkel y Beck, junto a Simone Hauswald (Denkinger de soltera) y las jóvenes que salen de la segunda división. El problema para el seleccionador Uwe Müssigang es que sólo puede alinear a cuatro atletas por prueba en JJOO, frente a las siete plazas que tiene en Copa del Mundo.

La otra gran potencia es Rusia. Aun disminuida por los casos de dopaje, su alineación es para echarse a temblar, encabezada por su gran figura, Svetlana Sleptsova. Este año ha aparecido una nueva atleta muy potente, Olga Medvetseva. Completarán el equipo, probablemente, las dos supervivientes del oro olímpico en relevos, Anna Bogaliy y Olga Zaitseva.

Pero sin duda las dos atletas más fuertes en el inicio de temporada han sido las suecas Helena Jonsson y Anna-Carin Olofsson-Zydek, dominadoras de la Copa del Mundo, con varios dobletes a sus espaldas. Son candidatas a todo, especialmente Jonsson, más lenta con los esquís pero más fiable con la carabina. No obstante, la falta de compañeras de su calidad las hace perder opciones en el relevo.

Todo lo contario que al equipo francés. Sandrine Bailly lleva un par de temporadas de bajo rendimiento, pero puede explotar en cualquier momento. Y con Marie-Laure Brunet o Sylvie Becaert pueden liarla en el relevo, donde en teoría son el tercer equipo más fuerte tras rusas y alemanas.

El resto de atletas que a priori pueden tener opciones en Vancouver serían las gemelas ucranianas Vita y Valy Semerenko, o su compatriota Oksana Khvostenko; la rapidísma finlandesa Kaisa Makarainen, o la eslovena Teja Gregorin. Pero, sobre todo, voy a destacar a dos de ellas, grandes competidoras, casi siempre en el top-10: la bielorrusa Darya Domracheva (si no comete fallos increíbles de concentración: el año pasado, en cabeza de una prueba de salida en masa, hizo su segunda ronda de disparos en posición de pie, cuando tocaba tumbada: fue espectacular; pero lo del pasado domingo fue todavía peor: teniendo la prueba ganadísima, disparando desde la posición de tiro número 1 disparó tres balas a las dianas de la número 2, sumando tres errores que le costaron casi un minuto y medio) y a la única que queda del formidable equipo noruego, Tora Berger, hermana de Lars. No quería olvidarme tampoco de las chinas, especialmente en sprint. Son muy rápidas y si no fallan, tendrán opciones. Apuntemos, por tanto, a Chunli Wang.

De todas maneras, repito lo que dije en el caso de los hombres, al ser el recorrido poco exigente, no son descartables en absoluto las sorpresas. El circuito lo vimos el año pasado, en la prueba de la Copa del Mundo que se celebró tras los mundiales de Corea. En individual ganaron Vincent Jay y Simone Hauswald, y en sprint, Lars Berger y Helena Jonsson.

Queda un mes para los Juegos Olímpicos (recuerdo que empiezan el 12 de febrero), pero antes de la gran cita aún pueden engancharse al biatlón. Esta misma semana se están celebrando las pruebas en una de las mecas de este deporte, la sede alemana de Rühpolding, y la que viene los atletas subirán a cerca de dos mil metros de altitud para competir en Antholz-Anteselva, en Italia. Si le dan una oportunidad, ya sea vía Eurosport o Internet, pueden quedar igual de seducidos que yo. Esperemos que TVE se porte y, como hizo en 2006, ofrezca las pruebas de los JJOO por su canal temático de deportes, aunque no confío mucho. Ojalá lo disfruten tanto como yo.

Luis A. Blanco | 15 de enero de 2010

Comentarios

  1. lablanco
    2010-01-15 10:43

    Un buen ejemplo de lo emocionante del biatlón fue la prueba sprint de ayer. Svendsen y Björndalen salieron casi juntos, separados por un minuto, con el resto de los favoritos ya en la meta. Iban marcando los mejores tiempos, Svendsen un par de segundos por delante, pero Björndalen disparaba más rápido y le adelantaba al final de cada vuelta, sacándole tres segundos tras el último disparo; ninguno falló. Poco a poco la distancia se iba reduciendo, y al final Svendsen ganó por tres segundos. Enorme. Los demás, lejos.

  2. Alberto
    2010-01-15 18:09

    Realmente emocionante, prometo conectarme a Vancouver para seguirlo, qué manera de convencerme. Enorme, Luis.

  3. gsc
    2010-01-15 20:37

    Siempre he tenido la sensación de que la parada para disparar era algo bastante anticlimax (“por qué dejan de esquiar?”), con lo cual el biatlon siempre era la sacrificada en las mañanas de domingo invernal sillón-ballero (o bolero?) para hacer algo de deporte de verdad. ¿Después de esto me voy a aficionar también al biatlón?

    Por favor, que alguien despida a este individuo…

    Pero que sea después de la columna de los JJOO de invierno…

  4. clyde
    2010-01-18 01:17

    A mí tb has conseguido convencerme… si puedo veré alguna prueba. El día que abra un concesionario de coches serás mi vendedor estrella :)

  5. juan
    2010-02-04 00:16

    El biathlon es más que un deporte, es una religión. y Ole Einar Björndalen es el verdadero hijo de dios…..

  6. ramiro
    2010-02-28 18:40

    el biatlon al igual que luis lo llevo viendo desde que el biatlon era una lucha entre Bjorndalen y raphael poiree que simpatizaba yo por el, y mas atras estaba fischer y detras de el todos los alemanes de vez en cuando frode andresen, defrasne algun ruso que ahora no me viene a la cabeza, pero el caso es que este deporte es el que mas me gusta de todos los de invierno es muy apasionante ya que todo puede cambiar en un campo de tiro, y que sobretodo en las pruebas sprint puede haber sopresas como ha sido la victoria de vincent jay por delante de svendsen y tercero el ya casi retirado hurajt eslovaco increible.Decepcionante la actuacion en mi opinion de los austriacos que eran favoritos para medallas pero al final solo se han llevado la plata de relevoos.
    E increible la actuacion de magdalena neuner y de las francesas que se han llevado un par de medallas contra pronostico pero como ya hemos dicho siempre hay sorpresas.
    BIATLON=RELIGION

  7. akasha
    2010-03-19 06:31

    Estoy de acuerdo el biathlon es lo mejor de lo mejor, yo tmb me volvi adicta al biathlon hace algunos meses, no me lo pierdo y tiene años q me gusta esta prueba. y porsupuesto no olvidaria mencionar a las mejores, henkel neuner y wilhelm n.n vaamos chicaaas!!
    Por cierto buena tu narracion n.n m agrado bastante


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