El día 15 de cada mes nos asomaremos al deporte desde un punto de vista relajado, tal y como se disfruta desde el sillón. Pretendemos analizar de un modo distinto al habitual cuestiones de actualidad, momentos míticos o incluso recuerdos personales. Para ello, Luis A. Blanco se aprovechará de su conocimiento enciclopédico sobre el pasado y el presente del deporte para salpicar sus historias con anécdotas, trivialidades o datos poco conocidos para el gran público.
Tenía pensado continuar este mes con la historia reciente del medio fondo, pero tropecé casi por casualidad con un documental que me impresionó bastante y que consideré relevante para esta columna, así que hubo un cambio de planes. Ya habrá otro momento para recordar a Nourredine Morceli.
El documental y el deporte son dos géneros que se han llevado bastante bien casi desde el inicio de ambas disciplinas. Seguro que hay por aquí bastantes lectores que podrán dar cuenta de bastantes antecedentes. Particularmente, recuerdo que antes de los JJOO de Barcelona, TVE emitió las películas oficiales de los Juegos anteriores. La más famosa, la más polémica también, fue la extraordinaria versión que Leni Riefenstahl hizo de lo que ocurrió en el Berlín del Tercer Reich en 1936; los críticos y los espectadores también recordamos la de Tokio 1964, obra de Ken Ichikawa.
Actualmente hay decenas de documentales de deportes en los canales temáticos, y también en los generalistas. Cabría destacar aquí por su calidad el Informe Robinson, en Canal +, pero también algunas piezas vistas en Eurosport o Teledeporte. Sin embargo, este mes vamos a tratar una producción para Documentos TV, de TVE, que tuve oportunidad de ver en una reposición en el Canal 24 horas. El tema es el fútbol femenino en España.
El desafortunadísimo título del documental, que ya da una idea de por dónde van a ir los tiros, es Cuestión de pelotas. Puede verse aquí. El hilo conductor es el hecho de que no es posible que una futbolista pueda tener un contrato profesional con un equipo español, ya que los estatutos de la Federación Española de Fútbol (RFEF), no lo contemplan.
El documental tiene sus virtudes, pero también sus defectos. Apenas tiene ritmo, sobrándole algo de metraje (dura una hora). Cuenta la historia de un largo viaje del Real Jaén hasta L’Estartit, donde debe enfrentarse al equipo local. En la plantilla andaluza hay desde treintañeras ya hastiadas del fútbol, cansadas de tener que hacer malabarismos para compaginarlo con sus vidas profesional y personal, hasta jóvenes de dieciséis años con toda la ilusión del mundo por poder practicar su deporte favorito a más alto nivel. El equipo, pese a militar en la máxima categoría, tiene tantas dificultades económicas que es el propio entrenador, que solamente ha cobrado en toda la temporada dos de sus mensualidades de 200 euros, el que antes del viaje va a un cajero automático para poder pagar los peajes y el hotel.
Entrelazadas con el viaje del Jaén se van mezclando otras historias, como la de los gerentes del Cáceres, que al querer fichar a una jugadora brasileña preguntaron a la RFEF por los trámites para poder hacerle una ficha profesional, encontrándose con la imposibilidad de hacerlo. Eso provoca, por una parte, el hecho de que las jugadoras que tienen sueldo tienen que cobrar en negro y, por otra, que las lesiones producidas no tienen rango de accidente laboral y, por tanto, no pueden dar lugar a indemnizaciones. Parece mentira que, mientras la RFEF se llena el bolsillo con dinero procedente del fútbol profesional masculino, mantenga esta situación en el femenino.
También se entrevista a la futbolista más popular de España, que ni es española, ni es famosa por ser futbolista. Se trata de Milene Domingues, que sí, jugó en el Rayo Vallecano, pero que también fue novia de Ronaldo y ha aparecido en varios programas de televisión. Más interesante parece la entrevista con Maribel Domínguez, más conocida como Marigol. Esta jugadora mexicana se hizo famosa por haber querido formar parte de un equipo masculino, para lo que la Federación Internacional (FIFA) no le dio permiso. Después de fichar por el FC Barcelona, ahora juega precisamente en L’Estartit.
Pero lo mejor del documental, lo que me llamó la atención, lo que provoca esta reseña, son dos personajes que podrían salir perfectamente en cualquier película sobre la picaresca española, desde Mariano Ozores hasta Torrente. Se trata del máximo responsable del fútbol femenino en la RFEF, José Vicente Temprado, y del seleccionador nacional, Ignacio Quereda. Ambos llevan en sus cargos desde hace más de veinte años (vamos, desde que Angel María Villar es presidente de la RFEF), y parecen haber salido de una caverna muy profunda. Dudo de que ningún actor español pudiera haber clavado mejor ese personaje retrógrado y machista que tan bien encarnan estos dos individuos.
Comienza Temprado, a la pregunta de por qué Villar no ha podido recibir a la abogada del Cáceres para tratar del asunto de las licencias profesionales, que Villar no puede recibir a todo el mundo, exactamente como el presidente de un país, que no puede recibir a todo el que lo solicita; que para las cosas de las mujeres ya está él, que ha sido puesto por Villar a dedo, y que lo hace estupendamente.
Tiene Temprado una frase genial que lo califica: opina que está bien que las mujeres jueguen al fútbol para divertirse, para practicar un deporte, pero claro, es que cómo van a pretender encima ganar dinero, que eso no puede ser.
En cuanto a Quereda, tiene dos intervenciones memorables. La primera es cuando le preguntan por la creación de la Superliga, que al parecer es una idea totalmente suya. Hasta 2009, la máxima competición femenina constaba de catorce equipos (dieciséis desde 2008) que jugaban en un único grupo. El nuevo formato ideado por el seleccionador (¿se imaginan a Vicente del Bosque en esa tesitura?) incluye varios grupos y la ampliación a veintidós equipos. El propósito fundamental era que los equipos profesionales masculinos crearan una sección femenina; Quereda se encargaría de la llegada de patrocinadores. El formato se implantó pese a la oposición de la mayoría de los clubes y jugadoras. Evidentemente los patrocinadores no llegaron, la competición quedó muy descompensada porque se enfrentaban equipos cuasiprofesionales con equipos plagados de juveniles, y algunos clubes tuvieron que desaparecer, incapaces de pagar sus deudas.
Quereda declaró en 2009 a la revista oficial de la RFEF que con su Superliga se pasaría de 20.000 a 100.000 licencias de fútbol femenino en España. Preguntado en 2010, en este documental, se retracta y dice que él nunca dijo 100.000, sino 50.000. Cuando, tras haber desmentido rotundamente las declaraciones, le enseñan la revista de la RFEF con la otra cifra, tiene su frase memorable: Entérate Jose a ver de dónde va eso (minuto 32 del documental).
El otro asunto espinoso es el de Laura del Río. Se trata de la única futbolista española que juega en la liga estadounidense, que tiene una completa estructura profesional. Del Río compara la situación en España y en Estados Unidos, que es como la noche y el día. Pero, por supuesto, es una jugadora perfectamente convocable para la selección española. Salvo que el seleccionador incumpla los plazos establecidos por FIFA. Su excusa, que es que hay que convocar con seis días de antelación a los partidos y, claro, para un tipo como Quereda eso es como pedir peras al olmo. Inenarrable. El caso es que Del Río, con los billetes comprados, que incluso había llegado a un acuerdo con su club para jugar sólo un determinado partido, finalmente se queda en América y no puede ayudar a España en los partidos definitivos de clasificación para el Mundial. Clasificación que finalmente no se consigue. Vamos, igualito que Torres.
Hasta aquí, la interpretación más simple del documental. Pero uno no puede evitar sentirse manipulado. El guión y el montaje son bastante tendenciosos y buscan que el espectador se identifique con las tesis del reportaje, que son que en la RFEF son unos machistas y que están anclados en el pasado. La inclusión de un corte del NODO donde se ve, y se comenta con el lenguaje de la época, un partido femenino en Austria es sencillamente vergonzosa y está fuera de lugar. Ojo, no estoy diciendo que lo que cuentan no sea cierto, pero un documental de este tipo, además de ser honesto y parcial, tiene que parecerlo. Y este no lo hace. Echo en falta, por ejemplo, una referencia a la diferencia entre los ingresos que generan el fútbol masculino y el femenino en España. O comparar la situación laboral de las futbolistas y de otras deportistas, como por ejemplo las jugadoras de baloncesto o las atletas. Esos habrían sido datos objetivos y habrían conseguido que el espectador enmarcara correctamente el fútbol femenino dentro del deporte en España.
Un consejo lo más neutral posible: cuando el mes que viene vean por televisión la ceremonia de entrega del Balón de Oro/FIFA World Player y vean a los Xavi, Iniesta y compañía en la cima del mundo, fíjense que también se entrega el premio femenino (que año tras año va a la brasileña Marta). Quizá entre todos podamos hacer que esta situación lamentable se corrija poco a poco.
2010-11-18 20:11
El documental, aunque sea claramente parcial, descubre muchas vergüenzas sobre esta sección en este deporte. Lo que menos me cuadra a mí, es que tanto el seleccionador Quereda como el lazarillo de Villar, Temprado, no sean capaces ni de prepararse un poco lo que tenían que decir para no hacer el ridículo que hicieron. Quereda quiso y tuvo una idea para intentar hacer que el fútbol femenino cobrara protagonismo, pero sus ideas hasta el sabía que no podían llevarse a cabo. Sobre Temprado, no hay mas que estar cerca de la regional del fútbol madrileño y seguro que uno se entera <modo irónico on>de la gran persona que es <modo irónico off>.