Libro de notas

Edición LdN
Sillón-Ball por Luis A. Blanco

El día 15 de cada mes nos asomaremos al deporte desde un punto de vista relajado, tal y como se disfruta desde el sillón. Pretendemos analizar de un modo distinto al habitual cuestiones de actualidad, momentos míticos o incluso recuerdos personales. Para ello, Luis A. Blanco se aprovechará de su conocimiento enciclopédico sobre el pasado y el presente del deporte para salpicar sus historias con anécdotas, trivialidades o datos poco conocidos para el gran público.

El imperio de El Guerrouj

Cerramos hoy el repaso a la época de los dominadores del medio fondo con los siete años que supusieron el reinado casi indiscutible del gran Hicham El Guerrouj. Ya habíamos visto en el capítulo anterior cómo se hizo con el título del mundo en 1997, destronando a Nourredine Morceli. Pero, evidentemente, también era su objetivo borrar al argelino de las tablas de récords.

Y a ello dedicó el año 1998, sin una competición importante para él. Su mes de julio es impresionante. Comienza el día 9 en Oslo haciendo 3:29.12, su cuarta mejor marca de siempre, pero la mejor en julio. Y entonces llega la Golden Gala de Roma.

Allí, ante un estadio semivacío, El Guerrouj va a encontrarse con un atleta que le acompañará los siguientes años. Es muy joven, es keniano y se llama Noah Ngeny. Va a ser su liebre. Se le nota con fuerzas, y cumple a la perfección con el objetivo marcado. El resto es tarea del marroquí, mucho más fino que el año anterior. Cuando el cronómetro se para, estupefacción: 3:26.00; la marca de Morceli cae por casi segundo y medio. Entre los dos le han metido tres segundos y medio al récord de Aouita de sólo catorce años antes.

Ante este resultado, cualquiera se habría conformado, pero El Guerrouj demuestra su tenacidad. Sólo 48 horas después intenta en Niza batir también el récord de la milla, pero la marca es más difícil y las piernas deben pesarle. Se queda, no obstante, a sólo dos décimas (3:44.60). Y tres días después, en Gateshead, medio segundo le separa de la plusmarca de los 2000 metros. Cinco días que podían haber sido comparables a los de Cram en 1985.

Parón para reponerse, mientras Reyes Estévez se proclama campeón de Europa y reclama el trono del resto del mundo a Fermín Cacho, y a las grandes citas de agosto. En Zürich, 3:26.45. Nadie en el mundo puede seguirle. Y en Bruselas, de nuevo baja de 3:30. Temporada perfecta, y el año siguiente a defender el título mundial.

Y es por eso que apenas se prodiga antes del campeonato. No obstante, sus apariciones son estelares. La vuelta a Roma es en esta ocasión sobre la distancia de la milla. Y Ngeny, convencido de su potencial, ya no es liebre sino rival. Y quizá contribuye más a la marca presionando desde atrás que lanzando desde delante. Otra vez la noche cae sobre la ciudad eterna, cuando los dos gladiadores cruzan la meta. El marroquí, 3:43.13, bate el récord de Morceli por más de un segundo; el keniano, 3:43.40, también supera la marca holgadamente. De repente, El Guerrouj tiene un duro rival para el campeonato mundial.

Después de una milla en Londres en 3:47, y de un 1500 en Zürich en 3:28.57 (hay que llegar a Sevilla con la mejor marca del año), El Guerrouj parece intranquilo. La oposición es fuerte con Ngeny y con el mejor equipo español de la historia: Cacho, Estévez y Díaz. El marroquí desconfía sobre todo del gran final del barcelonés en pruebas de ritmo medio y lento, que ha exhibido en diferentes competiciones en las dos temporadas anteriores. Pero El Guerrouj tiene un plan. Convence a su compatriota Adil Kaouch de hacerle de liebre, cual un mítin de la Golden League. Los pasos son vertiginosos, y al toque de campana las jerarquías de la carrera están claras: El Guerrouj, Estévez con Ngeny, y el resto. La exhibición del marroquí en la última vuelta es tremenda, mientras el valiente Estévez paga cara su osadía y es destrozado incluso por Ngeny. Es la carrera con medallas en juego más rápida de la historia, de lejos. El Guerrouj marca un escandaloso 3:27.65 entrando casi parado; Ngeny hace récord de Kenia en 3:28.73, y Estévez, fundido, marca 3:30.57; nunca correrá más rápido. El resto de corredores entra cual rosario, como si fuera una carrera de fondo: Cacho cuarto, Díaz quinto…y Morceli retirado.

El año culmina para El Guerrouj con dos experiencias sobre distancias más largas: en Bruselas supera en las listas de 3000 metros a Morceli, con unos geniales 7:23.09, que no son récord del mundo porque otro extraterrestre, el keniano Daniel Komen, ha firmado en Rieti 1996 unos espeluznantes 7:20.67 con los que nunca podrá nadie, ni proveniente del fondo ni del medio fondo. Y un nuevo récord mundial cae en Berlín, cuando la última marca de Morceli, la de 2000 metros, es machacada por tres segundos: 4:44.79. ¿Quién iba a pensar que estábamos ante el último récord mundial de El Guerrouj?

Pero si un año estaba marcado en rojo en el calendario del marroquí, era el 2000: tenía que vengarse de la afrenta de Atlanta y conseguir el título olímpico, el más preciado, el único que le faltaba.

Se prodigó poco, como el año anterior. Le tengo reseñadas dos buenas marcas en milla en Londres y Oslo, ambas sobre 3:46, y una gran carrera en Zürich, ganando con 3:27.21, aventajando a los kenianos Ngeny (3:28.12) y Lagat (3:28.51), ambos marca personal.

En Sydney el abanico de rivales era más reducido: Lagat entraba pero Cacho, lesionado, y Estévez, increíblemente no seleccionado a favor de Redolat e Higuero, eran ausentes. Morceli, en su última aparición, quedó el último en su semifinal. El Guerrouj debió pensar que lo que había funcionado en Sevilla, funcionaría en Sydney. Pero Kaouch no fue tan rápido, y él no estuvo tan fino. La carrera tuvo un ritmo cuatro segundos más lento, y sus rivales no estaban desfondados. El marroquí fue presa fácil de Ngeny en la recta final, y casi perdió la plata a manos de Lagat. El tiempo del vencedor, 3:32.07, batía por poco el récord olímpico de Coe en Los Angeles y Estévez, en Barcelona, pensaba que la carrera había tenido el ritmo ideal para él…Segunda decepción consecutiva para El Guerrouj, que volvía a fijar sus objetivos a cuatro años vista, a Atenas.

Y de repente, Ngeny desapareció. Nunca volvió a asomarse a los primeros puestos y a los registros de los dos años anteriores. Así que en 2001, El Guerrouj volvió a pasearse por las pistas mundiales. En Roma corrió su última gran milla, 3:44.95, con Lagat a más de dos segundos, y una semana después, en París, su tradicional 3:28 del mes de julio. En los mundiales de Edmonton, de nuevo un ritmo bastante rápido y una victoria en 3:30, delante de Lagat y del sorprendente francés Driss Maazouzi. Y entre dos buenos 3:29, en Zürich y en Rieti, la carrera del año, esta vez en el mítin de Bruselas: El Guerrouj y Lagat codo con codo hacia el récord mundial. El marroquí marca 3:26.12, cerquísima de su récord mundial, y el keniano se queda en 3:26.34. El Guerrouj ha comprendido que su nuevo rival es más tenaz que el anterior: ha sido capaz de acercarse muchísimo a su nivel de récord.

¿Qué incentivos puede tener un corredor que lo ha ganado casi todo para un año como 2002, sin un gran campeonato? Pues seguir con el plan que le lleva hacia el sueño olímpico…y ganar mucho dinero. Este año El Guerrouj conseguirá bajar en siete ocasiones de 3:30, algo por supuesto inalcanzable para cualquier otro atleta. El círculo empieza en París en julio, sigue en Mónaco con un 3:27, algo apretado por Lagat, antes de la mejor marca, 3:26.89 en Zürich. Bruselas, Berlín, Rieti (otro 3:26) y de nuevo París en la final del Grand Prix verán vencedor con esos registros históricos al marroquí, que se lleva el gran premio de la Liga de Oro.

En 2003 El Guerrouj ha decidido ser ambicioso y buscar un nuevo reto, los 5000 metros. Para probar su nivel de marca, decide correr en Ostrava a primeros de junio. El resultado es muy bueno (12:50), aunque es derrotado por muy poco por el keniano Stephen Cherono, que poco más tarde se nacionalizará qatarí, se cambiará el nombre a Saif Saaeed Shaheen y se convertirá en el rey de los 3000 metros obstáculos. La prueba, por tanto, es satisfactoria, y El Guerrouj intentará el doblete en los mundiales de París, antes de los cuales apenas hace un par de apariciones, por supuesto con victoria, en los 1500 metros de Roma y Zürich.

En París el gran rival es el local Mehdi Baala, que el año anterior ha arrebatado por el mínimo margen el título europeo a Estévez, y que ha mostrado en toda la temporada una superioridad brutal ante todos sus rivales, corriendo tácticamente muy parecido a El Guerrouj. Y la carrera no defrauda, pues desde el principio se ve a los dos muy superiores al resto…y al marroquí un peldaño por encima del francés. Al toque de campana se ve muy claro que serán primero y segundo, y al final el bronce es para el ucraniano Ivan Heshko. Es el cuarto título mundial consecutivo para El Guerrouj, algo sólo conseguido anteriormente en toda la historia por mitos del calibre de Michael Johnson, Haile Gebrselassie, Sergei Bubka, Iván Pedroso y Lars Riedel, y posteriormente por un tal Kenenisa Bekele.

El etíope, rey actual del fondo, acababa de conseguir en París su primer título mundial sobre 10.000 metros, y se presentó en los 5000 con la clara idea de doblar. Estábamos, por tanto, ante un duelo espectacular entre los dos grandes dominadores de sus distancias, enfrentados en un terreno intermedio; en principio la ventaja era para el etíope, si bien aún no dominaba la distancia tanto como actualmente.

La carrera fue muy rápida —de hecho, hasta la fecha es la más rápida de la historia en mundiales o Juegos Olímpicos—, pues fue lanzada así por los etíopes. Pero el grupo era todavía bastante numeroso. Cuando se vio que El Guerrouj no solamente aguantaba el fuerte ritmo, sino que incluso se ponía en cabeza, como a él le gustaba, a 500 metros de la meta, parecía evidente que no iba a tener rival, ya que un mediofondista siempre podrá en un sprint final con una serie de fondistas, y El Guerrouj tenía además una fantástica última recta. Pero, finalmente, el marroquí acusó bien el fuerte ritmo de la prueba, bien el cansancio de la semana, y no pudo despegarse de sus rivales antes de los últimos metros. Y, sorprendentemente, el gran rival no iba a ser Bekele, sino el keniano Eliud Kipchoge, que iba a protagonizar con el marroquí una vibrante recta final, venciéndole a duras penas. El duelo iba a parar a un outsider con una marca impresionante (12:52), con El Guerrouj segundo y Bekele tercero.

El Guerrouj terminaría la temporada con la mejor marca mundial del año en 1500, en Bruselas (3:28.40), con Baala a tres centésimas del récord europeo de Cacho.

Por fin llegamos a 2004, tercer intento de El Guerrouj por llevarse un oro olímpico. El marroquí se prodiga muy poco por las pistas, y empieza a haber rumores sobre su estado de forma, e incluso si se presentará en Atenas. Finalmente hace aparición en la última prueba antes de la gran cita, en Zürich, donde marca unos grandes 3:27.64…pero es derrotado por Lagat, que vuelve tras un mal año anterior (3:27.40). Es la primera, y única vez, que El Guerrouj es derrotado en una carrera donde se baja de 3:30. Es la primera vez en ocho años que no conseguirá la mejor marca mundial del año. Y, finalmente, deja su registro de marcas por debajo de 3:30 en 29 (33 si contamos cuatro tiempos intermedios en carreras de una milla), lo cual es sencillamente espectacular y difícilmente superable en bastantes años: en toda la historia sólo se ha conseguido 77 veces.

El caso es que las dudas estaban sembradas para la carrera de Atenas. Nadie tomó la responsabilidad de marcar el ritmo, y la carrera salió bastante lenta. Parecía poco probable que la prueba se decidiera antes de los últimos 200 metros. El escenario menos deseado por El Guerrouj, ya que podía traerle recuerdos de Sydney. Y así fue: pese al acelerón del marroquí, Lagat seguía pegado a él. Y entraron en la recta final muy juntos, El Guerrouj por la cuerda, Lagat por el exterior. Qué gran recta, que nos hizo recordar a Gebrselassie contra Paul Tergat en los 10.000 de Sydney. Primero el marroquí delante, pero después poco a poco Lagat se fue acercando y parecía que iba a superarlo. Quién sabe qué pasaría por la cabeza de El Guerrouj, de dónde sacaría las fuerzas necesarias, pero finalmente cobró de nuevo ventaja y se impuso sobre la parrilla, por sólo doce centésimas, en 3:34.18. El portugués Rui Silva se hacía con el bronce, pero yo no me di cuenta: me había levantado del sillón hacía tiempo, y comencé a gritar y a aplaudir escandalosamente, como muy pocas veces en mi vida. Por fin, en su última carrera de 1500 metros, el gran dominador de la distancia conseguía la victoria suprema. Los dioses del estadio habían premiado al fin al merecedor de todos los honores.

Pero eso no era todo, y El Guerrouj se presentó también en la línea de salida de los 5000 metros, a pesar de no haber corrido en toda la temporada ninguna carrera sobre la distancia. El plantel era muy similar al de París, con un Bekele, plusmarquista mundial y campeón olímpico de 10.000, ya experto en la distancia, pues se había prodigado bastante e incluso había batido el récord mundial de Gebrselassie en Hengelo, dejándolo en 12:37), y un Kipchoge que no podría usar esta vez la baza de la sorpresa.

Pero la prueba fue muy diferente. El ritmo en esta ocasión fue lentísimo, ya que ni kenianos ni etíopes se decidieron a castigar a El Guerrouj, al que llevaron en la sillita de la reina. Y el marroquí, recordando su error de París, tampoco tomó la cabeza de la prueba hasta que tuvo que responder al ataque final de Bekele, en la última curva. Ataque que contestó fácilmente, superando al etíope en la recta final. El Guerrouj entraba vencedor en 13:14 (22 segundos más lento que en París), con Bekele a un par de décimas y Kipchoge, tercero, algo más distante. El doblete del marroquí en 1500 y 5000 metros le colocaba, si no lo estaba ya, en lo más alto de la historia atlética: sólo lo había logrado con anterioridad Paavo Nurmi, en 1924.

Y ahí acabó la carrera de Hicham El Guerrouj, a pesar de algún anuncio de reaparición que no llegó a llevarse a cabo. Sin duda, tras haberlo conseguido todo no encontró motivación en seguir esos agotadores entrenamientos por las montañas del Atlas. El caso es que el medio fondo ha quedado huérfano de un dominador como él. Esperemos que en esta década volvamos a tener una gran figura, o, en su defecto, grandes duelos de alto nivel, gente que se acerque a esas marcas estratosféricas del marroquí.

O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O O

Y acaba aquí también esta sección del Sillón-Ball. Gracias en primer lugar a Alberto por insistir hasta que finalmente acepté la invitación para escribir en Libro de Notas. A Marcos por la fenomenal acogida, y por supuesto a todos los lectores y comentaristas que aportaron su punto de vista y fueron capaces de leer los extensos artículos que iba dejando.

Han sido diecinueve piezas, paridas en los más diversos lugares, con mayor o menor esfuerzo. He aprendido mucho al escribirlos y más con vuestra respuesta. Seguiré atento a LDN cada mañana, y activo como ocasional comentarista. Hasta siempre.

Luis A. Blanco | 15 de abril de 2011

Comentarios

  1. Alberto
    2011-04-15 13:31

    Ay Luis. Qué placer enorme haberte tenido todos estos meses, lo que hemos aprendido, lo bien que lo hemos pasado. Es leer tu columna y luego ver a la mayoría de “profesionales” del periodismo deportivo y tener ganas de llorar.

    Un honor. Y vuelve siempre.

  2. gsc
    2011-04-15 18:38

    Una pena, viendo la temporada de clásicas de primavera tan buena que está saliendo, ya esperaba con ganas la columna correspondiente. ;-)

    Un placer leerte!

  3. Marcos
    2011-04-16 18:46

    Grandes momentos hemos pasado, Luis, muchas gracias.

    Saludos

  4. Miquel
    2011-04-19 10:14

    Queria agradecer el buen trabajo documental hecho – en mi caso especialmente interesante esta ultima pieza sobre Hicham el Guerroujh. Tengo la suerte de conocerle personalmente y tener una estrecha relacion personal y profesional con el. Solo puedo decir que le mande el articulo hace dos dias y me ha contestado hoy que a pesar de no hablar espanol se ha emocionado al ver el articulo y ver los momentos clave de su carrera compilados. Gracias de su parte tambien. Saludos – Miquel

  5. lablanco
    2011-04-20 19:04

    Gracias a todos una vez más, hacéis que me ponga colorado al leeros.

    gsc: No he visto de las clásicas este año más que los últimos 20 km de Flandes y los últimos 40 de Roubaix, iba a ser difícil comentar algo. A ver si Lieja se da mejor.

    Miquel: muy emocionado y agradecido al leer tu comentario, quizá podríamos intentar traducirlo al francés…no olvides que en el post sobre Morceli también hablamos por supuesto de El Guerrouj, en los años 95-97.

  6. Antonio Perea
    2011-05-02 00:08

    Jo, qué pena me da que no sigas, me han gustado mucho tus entradas, en especial las últimas sobre atletismo, de verdad que me he puesto triste!

    Un fuerte abrazo y espero que nos veamos pronto.


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