Desentrañar significados ocultos, concebir el texto como espejo, invocar la palabra detrás de la palabra y desvelar palimpsestos: todo esto nos proponemos hacer los días 20 de cada mes. Elisabeth Falomir Archambault, traductora y otras cosas, hablará de etimología y corrientes traductológicas, descubrirá curiosidades sobre el oficio del trujamán e intentará desenmascarar a traductores y traidores.
La despedida tiene, por fuerza, algo de recordatorio, de mirada que se vuelve y calibra, de ponderación: un memento mori repetido en cada separación. El adiós concluye, finaliza, da por cerrado un ciclo. Pero, en español y en otros idiomas, el adiós se hace eco de distintos significados: desde la posibilidad de retorno a la encomienda divina pasando por el ejercicio resolutivo. Así, au revoir es significado de «hasta que nos volvamos a ver», mientras que goodbye (o godbwye, contracción de God be with ye), es «dios esté contigo» —igual que adieu y adiós, el portugués adeus y el italiano addio —. El sayonara japonés en su sentido arcaico podría traducirse como «en tal caso», que viene a ser un «no hay más que decir» o un «está todo hablado» de quien ha visto cumplido el intercambio y se da un apretón de manos. En quechua no existe un término para la despedida ni se concibe separación definitiva, por lo que hay que recurrir al más sutil «hasta pronto» o al difuso «hasta que nos encontremos de nuevo».
La despedida tiene también algo de reverencia, de exaltación del tiempo y del deseo de prosperidad para la otra persona; así, agur (del latín augurium) indica presagio, profecía, indicio de algo futuro. Mi favorito es el quizá algo obsoleto farewell anglosajón, conjunción del verbo «faren» (ir) y el adverbio «wel»: en resumen, «buen viaje, que te vaya bonito».
Permitidme un último desvío para hacer mención a la etimología de la palabra fin (del latín finis: confín, frontera, límite) que evoca faros y cabos al extremo occidente del mundo conocido. Y yendo más allá del latín, finis procedería del verbo fiuo (dejar [en paz], abandonar [en tierra]) cuyo perfectivo es figo (fijar). Se fijaban en la tierra cercas que delimitaban los territorios: de ahí procede la acepción de frontera.
La despedida tiene, por fuerza, algo de recordatorio. Por eso, no quisiera marcharme sin agradecer a los editores haberme proporcionado este espacio en el que reflexionar sobre los límites y confines de la palabra. Mi eterno agradecimiento, también, a todos los que me habéis leído. En serio, gracias: Libro de Notas ha sido un fantástico refugio en estos dieciocho meses. Clausuro con este la serie de artículos sobre traductores y traidores. Me despido, sin más ni menos, diciendo: Hasta la vista, baby.
2013-12-23 13:50
Hermosa despedida a Libro de Notas y a sus lectores. Esperamos puedas encontrar en Claves un modesto espacio y refugio de tus hermosos artículos.
Hasta la vista.