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Los anales perdidos por Jose Antonio del Valle

Jose Antonio del Valle escribe la bitácora Vidas Ajenas y ha colaborado en www.Stardustcf.com y www.Bibliopolis.org. Los anales perdidos se publica el día 22 de cada mes y trata de ser una mirada a personajes e historias medio olvidadas por el tiempo.

Estudiando la guerra relámpago: La escuela de tanques de Kazán

Hans Von Seeckt
Prácticamente desde el día en que finalizó la Primera Guerra Mundial los responsables de la maquinaria militar alemana se pusieron a estudiar en qué habían fallado y cómo podrían ganar un futuro conflicto. Al frente del Reichswehr, el nuevo ejército de la república de Weimar, se encontraba ahora Hans Von Seeckt, que había sido uno de los militares más destacados en la anterior contienda. Von Seeckt trató de crear un ejército moderno cumpliendo aparentemente las imposiciones del Tratado de Versalles, que limitaban su tamaño y las armas que podía poseer. Entre otras cosas el tratado prohibía la aviación militar y los tanques, y aunque la idea de Von Seeckt era crear un ejercito pequeño y altamente profesionalizado, habría sido negar la realidad no darse cuenta de que quedarse desfasado tecnológicamente era lo peor que les podía pasar. De manera que casi desde el primer momento se buscaron formas de simular el material que no se podía utilizar, como los famosos tanques de cartón montados en coches o bicicletas, y subterfugios para saltarse las reglas del tratado. Se crearon escuelas de aviación civil que eran escuelas militares camufladas y la industria alemana tuvo que ingeniárselas para ocultar sus investigaciones militares de mil maneras. No obstante, la posterior formación del ejército que conquistó Europa en el inicio de la Segunda Guerra Mundial habría sido muy difícil de no ser por una colaboración que en principio parecía contra natura.

Ya desde 1919 a Von Seeckt se le hacía evidente que Alemania no podía mantenerse aislada ni militar ni diplomáticamente y se dio cuenta de que su oportunidad estaba en volverse hacia un antiguo enemigo. La URSS había quedado tanto o más aislada que Alemania tras su revolución. La mayoría de los países se negaban a reconocerla y compartía con Alemania una prevención hacia su vecina Polonia, con la que estaría en guerra hasta 1920.

Entrenando con tanques de cartón
Los contactos entre ambos países se iniciaron por mediación del turco Enver Pasha, con quien Von Seeckt había combatido en la guerra, continuaron en 1920 y 1921 con el envío a Rusia del coronel Von der Lieth-Thomsen y cristalizaron en 1922 con el tratado de Rapallo, en el que ambos renunciaban a las reclamaciones territoriales sobre el otro y Alemania reconocía a la URSS. Una de las cláusulas secretas del tratado permitía a los alemanes entrenar su ejército en territorio soviético, lo que contravenía claramente el tratado de Versalles.

En un principio la desconfianza entre ambas potencias impidió que el proyecto se llevara a cabo con rapidez, de manera que no fue hasta 1925 cuando se abrió la escuela de aviación en Lipestk. El programa comprendía además la colaboración en la producción de gases de guerra, que no se llegó a desarrollar completamente, aunque hubo pruebas conjuntas en 1927 y 1928 y, lo más importante, la creación de una escuela donde se investigaría el arma acorazada. Finalmente en 1927 se llegó a un acuerdo para abrir una escuela de tanques en Kazán, a orillas del Volga, y entre 1927 y 1929 se llevaron a cabo pruebas de tecnología comprada a británicos y americanos y de la que los alemanes habían desarrollado en secreto. También a partir de 1926 decenas de oficiales rusos y alemanes participaron en un programa de intercambio en el que pudieron asistir como agregados a las maniobras de ambos ejércitos. En 1929 pasó por la escuela la primera promoción de estudiantes, la mayoría alemanes. Los soviéticos, aunque enviaron algunos de sus oficiales, prefirieron formar a la mayoría en la escuela que tenían en Voronezh. Hay que tener en cuenta que 1929 es el año en el que se empezaron a formar las primeras brigadas acorazadas rusas, y los soviéticos se debatían entre la necesidad de aprender todo lo que los alemanes podían enseñarles y el deseo de no hacer demasiado evidentes sus avances en la materia. La escuela de Kazán dependía del NKVD por parte soviética y al frente estaba el coronel Mahlbrandt, del Reichswehr. El curso duraba más o menos un año repartido entre la escuela de tropas motorizadas en Berlín y las instalaciones rusas, donde se ponía especial énfasis en las enseñanzas prácticas, tanto en operaciones de unidades acorazadas, para las que el terreno circundante era muy adecuado, como en los niveles técnicos de mantenimiento, comunicaciones, armamento y logística.

Los objetivos de la escuela de Kazán eran tres: formar profesores que luego deberían a su vez entrenar a las futuras unidades acorazadas, probar los nuevos modelos de tanques alemanes, probar todos los modelos extranjeros que se pusieran a su alcance.

Tanqueta Carden Lloyd
Para el último objetivo, los alemanes tuvieron a su disposición gran cantidad de vehículos británicos comprados por los soviéticos, entre los que destacaban las tanquetas Carden Lloyd Mk VI, que serían la base para varios modelos rusos como el T-27 y T-37, obsoletos antes de la guerra y, sobre todo, para el Panzer Mk I, primer caballo de batalla de las futuras divisiones Panzer. También se probaron otros modelos ingleses como el Vickers-Armstrong de 6 toneladas que daría lugar al T-26 ruso, y el T3 americano del ingeniero Walter Christie, del que los rusos desarrollarían luego la gama de tanques rápidos BT y el que es probablemente el tanque más importante de la guerra, el T-34.

En cuanto a tanques alemanes, en la escuela de Kazán se probaron los modelos desarrollados en secreto bajo la denominación de “tractor pesado”: construidos por Rheinmetall, Daimler y Krupp que enviaron cada uno dos de sus prototipos a Rusia. Y también los denominados “tractor ligero” de la Rheinmetall y la Krupp, dos ejemplares de cada uno. En total diez tanques que tuvieron que llegar desmontados y totalmente en secreto a la escuela de Kazán, además de varios modelos de coches acorazados y vehículos de personal. El principal fallo del sistema era que los técnicos de las empresas constructoras no estaban en el mismo campo de pruebas, lo que hacía lentas y difíciles las modificaciones en los prototipos.

Tanques MS-1 (T-18)
Para el primero de los objetivos, aparte de los diez prototipos alemanes, se disponía de treinta MS-1, el primer tanque fabricado en la URSS en 1927, copia del FIAT 3000 italiano que, a su vez, lo era del Renault FT-17 francés y que era ya obsoleto en aquel momento, aunque era más o menos válido para el uso que se le dio en Kazán y pronto sería sustituido en las unidades rusas por los nuevos modelos producidos por el despegue industrial de la URSS, cuyo comienzo data también del final de los años veinte.

La escuela de tanques de Kazán fue además el lugar donde entraron en contacto las teorías de dos de los grupos que darían forma a la Segunda Guerra Mundial, por un lado los alemanes del Truppenamt como Oswald Lutz y Heinz Guderian, que no fueron alumnos de Kazán, y Ernst Volckheim que sí pasó por ella y posteriormente escribiría el manual de las divisiones panzer; y por el lado soviético el grupo de Mijail Tujachevski o Vladimir Triandafillov, que ya a finales de los años veinte proponían un nuevo tipo de guerra, la “batalla profunda”, basada en el uso de armas combinadas de una forma muy similar a lo que luego sería la Blitzkrieg alemana pero desarrollada independientemente de ésta y de las teorías sobre el uso de armas acorazadas de los británicos.

Ewald Von Kleist
Se puede decir que de la escuela de Kazán surgió la generación de maestros que enseñaría a las tripulaciones de los ejércitos panzer alemanes de la guerra, y algunos de los más destacados militares que combatirían en ella como Walter Nehring o Ewald Von Kleist. Además los alemanes obtuvieron información técnica que les llevaría a la construcción de sus futuros modelos de tanque. Por el lado soviético, si bien la mayor parte de la experiencia acumulada por sus oficiales se perdería en las posteriores purgas estalinistas, no se puede decir lo mismo de las enseñanzas técnicas obtenidas, que llevaron a la construcción del T-34 y a la victoria final en la guerra.

La colaboración germanosoviética y la escuela de Kazán se clausuraron en 1933 al subir Hitler al poder. En pocos años los dos países parias se convertirían en potencias impacientes por experimentar lo aprendido.
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ALGUNAS FUENTES

  • Bean, Tim & Will Fowler: Russian Tanks of World War II: Stalin´s Armoured Might. MBI. St. Paul (Minnesota), 2002.
  • Corum, James S.: The Roots of Blitzkrieg: Hans Von Seeckt and German Military Reform. University Press of Kansas. Lawrence, 1992.
  • Macksey, Kenneth: Guderian: General Panzer. Tempus, Barcelona, 2008.
  • Orgill, Douglas: T-34: Blindado ruso. San Martín. Madrid, 1973.
  • Orgill, Douglas:Las fuerzas acorazadas alemanas. San Martín. Madrid, 1974.

Jose Antonio del Valle | 11 de diciembre de 2008

Comentarios

  1. Belén
    2008-12-11 17:21

    Muy interesante Jose.
    Es curioso la cantidad de recursos e imaginación que le echan algunos a la maquinaria bélica… si pusieran similar empeño en algo más constructivo!
    Un saludo y te sigo leyendo ;)

  2. Ñbrevu
    2008-12-11 21:54

    Es cierto, es acojonante la cantidad de inventos que de uno u otro modo han salido de la guerra o de investigaciones militares. A su modo, es muy triste.

  3. Jose
    2008-12-11 22:15

    En eso la Primera Guerra Mundial se lleva la palma. En la segunda casi todo lo que se inventó estaba ya inventado o camino de inventarse en 1939, incluyendo los cohetes y la bomba atómica. La fisión nuclear se logró en 1938 y Goddard andaba lanzando cohetes ya en los años 20.

  4. marisol
    2008-12-12 02:18

    ¡Qué brutal! Me pregunto por qué hay tantos tratados sobre cómo a través del tiempo el hombre ha procurado, creado e inventado máquinas de matar y sofisticados sistemas de destrucción para su propia ignominia y en cambio, ha invertido tan pocos esfuerzos en mejorar su filosofía, métodos y formas de pensamiento no agresivos y contemporizadores. En cuanto a cultura por la paz estamos en mantillas. No es una solución , desde luego, pero la única idea que se me ocurre es condenar y excluir completamente los juguetes bélicos en los centros de enseñanza básica y una educación para la igualdad y el equilibrio.

  5. jose
    2009-05-03 06:47

    Lo de los juguetes bélicos es una solemne tontería. Jugar con soldaditos de pequeño no te convierte en un amante de la guerra. Pero qué simplista y demagoga eres.

    A tu hijo quítale también el balón y dale una Nancy, no sea que salga maltratador.

    Además las guerras las provocan los políticos, no los militares.


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