Jose Antonio del Valle escribe la bitácora Vidas Ajenas y ha colaborado en www.Stardustcf.com y www.Bibliopolis.org. Los anales perdidos se publica el día 22 de cada mes y trata de ser una mirada a personajes e historias medio olvidadas por el tiempo.
En la columna del mes pasado hablaba de las historias de la historia que nos cuentan (contaban) de niños para cultivar nuestro espíritu nacional; hablaba de Viriato, y Arminio es el Viriato de los alemanes, con el que al parecer comparte el dudoso honor de no haber sido derrotado por los romanos para morir traicionado por los suyos (para que luego digan que España es diferente). Parece que a Arminio lo redescubrió para sus compatriotas Martín Lutero, al que le pareció que aquel caudillo germano, devuelto a la luz poco antes por los eruditos italianos del renacimiento que tradujeron los textos clásicos en los que se contaba su historia, era una magnífica metáfora de su lucha particular contra Roma. Lutero además decidió que Arminio no era sino la latinización del nombre alemán Herman, lo que hoy pone en duda casi todo el mundo. Más tarde, este líder de la tribu de los queruscos sería reivindicado como legendario fundador de la patria por los que luchaban contra el imperialismo napoleónico y como símbolo de la secular contraposición entre lo latino y lo germánico en la época de la unificación y las guerras con Francia. De ese periodo data la gigantesca estatua de Arminio erigida en 1875 en Detmold, dónde se creía que había tenido lugar la batalla del bosque de Teutoburgo. Y, como suele pasar, después de la cima de la exaltación del personaje que tuvo lugar como era de esperar durante el nazismo, se pasó en los años más pacíficos que siguieron a sustituirlo en los planes de estudios por historias sobre la cooperación entre romanos y germanos, más acordes con la época de unidad entre los europeos que nos ha tocado en suerte.
A Arminio en las fuentes clásicas, como es natural, se le pinta como el malvado traidor que atrae al gobernador romano Publio Quintilio Varo a su destrucción. En realidad era un noble querusco que había sido educado en Roma, dónde pasó su juventud como rehén y, elevado al rango de caballero, dirigió tropas auxiliares del lado de los romanos en la guerra que estos libraron en Panonia en el año 7 D.C. donde parece que aprendió bastante sobre las tácticas de sus “patrones”. En aquella época, y tras las campañas de Druso (el padre del futuro emperador Claudio) la parte del territorio de los germanos comprendida entre el Rin y el Elba había sido pacificada, o al menos eso le pareció a Augusto, que envió como nuevo gobernador a Varo, quien según algunos había demostrado en Siria sus dotes de administrador y era el hombre de confianza del emperador, para que terminase el proceso de conversión de la zona en provincia romana. Sobre la capacidad de Varo también hay diversidad de opiniones entre los clásicos al parecer, unos le muestran como víctima de la traición de Arminio, y otros como un déspota que solo pensaba en enriquecerse, nada extraño en los procónsules de la época, y que con sus manejos acabó haciendo posible algo tan difícil como era que los germanos se unieran contra el invasor.
Sea como fuere, en el año 9 D.C. Varo se preparaba a retirarse a sus cuarteles de invierno al oeste del Rin cuando fue avisado por Arminio de una insurrección que al parecer había estallado en una de las tribus sometidas. Varo decidió acabar con los rebeldes de camino, y en vez de volver por rutas conocidas metió a sus tres legiones, unos 20.000 hombres, en una tierra llena de bosques y pantanos en la que su superioridad frente a los germanos en la guerra convencional les servía de poco.
Al final, Arminio, vencedor de los romanos o al menos no vencido por estos definitivamente, se vio envuelto en guerras civiles contra sus propios compatriotas que, se dijera lo que se dijera después, no tenían aún la noción de pertenecer a una patria común más allá de lo que les diferenciaba de los romanos, y no estaban dispuestos a consentirle que se proclamara rey. Como Viriato, acabó traicionado por los suyos, siendo asesinado en 21 D.C.
La impronta que la batalla del bosque de Teutoburgo dejó en la historia fue considerable. Marcó el fin de la expansión del imperio en la zona y dejó definitivamente al Rin como límite entre las lenguas germánicas y las romances, entre los bebedores de vino y los de cerveza, dice Wells, y permitió asentarse una cultura germánica que siglos más tarde acabaría con el imperio y formaría la Europa que conocemos. Como punto de divergencia de líneas temporales para aficionados a la historia virtual no tiene precio: Isaac Asimov por ejemplo dice en su libro “El imperio romano” que sin esta batalla los romanos podían haber seguido hasta el Vístula y el Dniester, que forman un límite mucho más estrecho y por tanto más fácil de defender que el que formaron en realidad el Rin y el Danubio. Otros dicen que con una provincia romana entre el Rin y el Elba, el inglés no habría nacido, dado que los sajones se habrían romanizado. Todas estas disquisiciones nos adentran en el mundo de la ucronía del que algún día escribiré algo por aquí.
—————————————————————————-
ALGUNAS FUENTES
2006-12-11 15:52
Ay, qué alegría, esperaba encontrar algo sobre la Navidad y me encuentro uno de mis temas favoritos, la batalla de Teutoburgo.
La verdad es que siempre me ha impresionado la masacre que se organizó, aunque nunca he creído que hubiera mucha estrategia por parte de los germanos, no creo que ni en sueños se supusieran que podían acabar con tres legiones.
Un saludo.
2006-12-11 18:43
Je, je. A ver si va a resultar que somos almas gemelas de esas. No, sé según el libro de Wells la cosa estaba muy preparada, aunque es difícil saber cómo va a salir, claro. Me recuerda mucho a otro de mis desastres favoritos, el de Annual, al que creo que se parece en bastantes cosas. Tampoco creo que los rifeños supieran muy bien lo que iba a pasar, pero no creo que fueran tan analfabetos en estrategia como pensaba Silvestre.
Me alegro que que sigas por aquí, por cierto.
2007-01-14 00:50
tiempo sin leerle don HdC sus buenas historias. Con respecto a Viriato y que era lusitano quisiera desfacer un entuerto muy común: la Lusitania no equivalía a la actual Portugal, toda la parte norte de Portugal era la Gaellicia y Lusitania comprendía englobaba también partes de las actuales provincias de Cáceres, Badajoz, Salamanca.
http://es.wikipedia.org/wiki/Lusitania
de nada.
2008-03-29 04:51
es una mamada todo esto