Hay quienes aseguran que todo asombro es asombroso, sin asombrarse del aserto, y más asombroso cuando cambia si cambia al cambiar de asombro quien se asombra. Quieran las líneas que prometo escribir cada semana fechar y situar mis asombros propios, claro, desde el punto mismo desde donde me asombro y desde donde lo escribo. No tendré, entonces, tanto un tema cuanto una disposición a relatar lo visto y a mirar lo que me asombra, y en tanto asombro, el primero es ya escribir estas mismas líneas por donde sus ojos pasan ahora y los míos caminaron inquisitivos siguiendo el camino de los dedos y el silencioso rumor de lo pensado. Simple aviso, aquí se escribirá una columna semanal, Asombros y paralajes, por mor del asombro mismo…