Alfredo Herrera Patiño dirige la editorial mexicana Verdehalago y escribe con asiduidad la bitácora Erratas eminentes. Asombros y paralajes intentará dar salida a los muchos asombros en los que vive desde las diversas perspectivas y lugares donde le suceden. Se publica los miércoles.
Nuestras opiniones nos tienen, nos poseen, hacen de nuestros haceres, pensamientos. Los políticos, declaran, la prensa glosa y la nación completa aplaude o abuchea. Bastante menester en habérnoslas con nuestras propias opiniones para, además y sin gozura, desandar las ajenas. Gloso a Huang Po: desconfía de los que piensas, no de lo que ves…
2007-05-16 14:25
Recuerdo a Fernando Savater diciendo en una conferencia que vi hace años en la facultad que “las opiniones no son respetables, las personas sí”.
Que levante la mano quién no haga de su opinión bandera (y si alguien la levanta… me va a encantar conocerlo). En el debate, político o de cualquier tipo, en foro social o en bar con amigos, lo importante es, sobre todo, vencer ese debate. A lo máximo que aspiramos es a reflexionar a posteriori, en soledad, donde tal vez cambiemos de idea, idea que defenderemos con uñas y dientes la próxima vez.
¿Preso de nuestras opiniones? Encarcelados de por vida.
2007-05-16 21:25
Cuidado con Huang-po, tambien dicen que dijo: Yo no he dicho que no haya Zen, sólo que no hay maestros y otras frases o mondos o charletas de apariencia delirante, pero de prfundo significado para “No Pensar” y solo estar sentado. Algunas ideas (y pensamientos) son capaces de molestar lo suficiente para que el mundo (en el sentido de sociedad de humanos) se mueva. Aunque hay quienes señalan la conveniencia de pararlo :)
2007-05-20 04:13
Así es, Alberto. Curioso, pero creo que las opiniones son respetables, en tanto serias. Vamos, que en tanto alguien las ponga a discusión, tienen todo mi respeto, por lo cual estaré dispuesto a pensarlas. El problema, de hecho, es que nuestras opiniones nos hacen tomar a las otras, las distintas, como sinrazones. Y el problema, de cierto, no es que pensemos, el problema es que dudamos muy poco de nuestro pensamiento.
Cuidado en verdad con don Huangpo, Cayetano. Para estar con los demás, necesito pensar. Para estar conmigo, ¿qué? Hay que desconfiar hasta del buen Huangpo, cuantimás de todas las religiones… :)