Ramiro Cabana es comentarista de radio y televisión. Tele por un tubo dejó de actualizarse en agosto del 2006.
Hola guapísimas queridas mías. Hoy no me apetece escribir de televisión. Yo sé que esperáis toda la semana para leerme como niñas haciendo cola en la juguetería para comprarse la Barbie sadomaso, pero tenéis que comprenderme: yo también soy humano. Aunque socioeconómicamente mejor que vosotras, claro, pero eso no hace falta que os lo recuerde. Lo que pasa es que veo mis notas, y simplemente no me apetece aprovecharlas.
Tengo encima de mi escritorio, queridas, varias hojas con notas sobre los programas que voy viendo. Luego, cuando llega el domingo o el lunes, cojo una y me pongo a escribir en mi sublime estilo lo que ahí pone en palabras más bien escuetas. Por ejemplo, si en mis notas pone SMeT, en mi famoso artículo escribo ¡Será mamón el tío! ¿Pilláis el sistema? La gran ventaja es que me permite escribir y ver el programa al mismo tiempo. Aunque a veces, con ver diez minutos tengo para tres artículos llenos de SMeTs y de NMJHdP, que ya os imagináis lo que quiere decir. Y si no os lo digo: No Me Jodas Hijo de Puta.
Habéis acertado, guapísimas, soy de esos que le hablan al televisor. Mi chavala se preocupa cuando entra en la capilla del palacete, donde tenemos la tele de plasma y un cómodo sofá de diseño (de esos desmontables y configurables en infinidad de configuraciones), y me encuentra hablando con la tele. Con la tele apagada, claro. Si me encuentra hablando con la tele encendida, hace mucho que no dice nada. Es en lo otro que encuentra problemas.
A mí, en cambio, me parece de lo más normal. Yo hablo a la tele apagada, y ella se calla y escucha. Cuando he dicho lo que tenía que decir, pues, me largo. Voy a echarle un vistazo al mejor perro salchicha del mundo, al más feroz chihuahua del universo, al administrador de mis fincas, a la cocinera que siempre está preparando algo impresionante y normalmente sólo me deja entrar en la cocina cuando alguien le ha dicho que he estado hablando con la tele apagada, y me deja probar lo que sea que haya de delicioso. En fin, un día de fiesta.
También es un día de fiesta cuando el administrador se pasa por el palacete y me informa de que por una cosa que compramos por cien ahora nos ofrecen mil. Se llama especulación inmobiliaria y es un negocio la mar de efectivo. Vosotras también podéis participar. Lo primero que tenéis que hacer es haceros amigas de un notario. Así, cuando un cargo público municipal o autonómico compra un terreno, vuestro amigo os lo cuenta en el restaurante carísimo al que lo habéis invitado a comer. Y luego vais vosotras y compráis el terreno de al lado. Pasados unos pocos meses, el precio se dispara y vosotras sois ricas otra vez. Fácil, ¿no?
Pero volviendo a mis notas. Otra clave: YNSPQEeMplT, que significa Yo no sé por qué echan esta mierda por la tele. Se refiere a la mayoría de los programas del corazón, que como habréis podido comprobar, hace mucho que no reseño. Y no los reseño porque son todos iguales. Por lo menos en lo que tienen de insoportable. Que es casi todo. Por eso la tele de plasma está en la capilla, lo divino siempre es insoportable, la tele casi siempre es insoportable… ¿pilláis la jugada?
Ayer inició sus emisiones nocturnas una nueva televisión. En mis notas aparece la nota MdlMI, que significa Más de lo mismo insoportable. Porque he estado mirando los programas estrella que no paran de anunciar y sí, es más de lo mismo, las mismas estrellitas de televisión de siempre, una increíble falta de imaginación y mucho dinerillo para derrochar. Será la tele del pijerío de siempre. Dentro de unos meses los bares estarán insoportables. Entraré, pediré un carajillo, me dirán que no se puede fumar, me pondré de malas y para acabarla de cagar, el imbécil de al lado en la barra estará comentando lo mucho que le gustó cualquier pendejada del canal nuevo. Yo, encabronado, volveré al palacete, le diré al administrador que suba los precios de los pisos pequeños, y me sentaré al ordenador a escribir una diatriba más contra la mediocridad endocrinológica de la televisión espeinola.
Pensaréis que soy injusto. Que la nueva tele no ha tenido oportunidad de probarse, etcétera. Pero tengo otra nota entre mis notas, una que pensaba usar para otra cosa pero la usaré aquí. Es una cita de Orwell que, traducida, dice más o menos lo siguiente: “Los santos deben ser considerados culpables hasta que se demuestre lo contrario.” Y como las teles van siempre de santurronas, pues aplicaremos el dictado a su existencia, aunque sea aún breve.
Bien, como habéis leído, queridas personas amables lectoras, soy un tío increíblemente sistemático. Tengo las notas para demostrarlo y creo que ha quedado de sobra demostrado. Ahora voy a ir a hablarle a la tele un rato, incluso puede que la encienda y todo. Y por el momento no os digo otra cosa que
Chao, queridas
2005-11-14 19:50 lo mejor que leí en el día.
editores: cómo realza cabana el nivel de este libro!