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Tele por un tubo por Ramiro Cabana

Ramiro Cabana es comentarista de radio y televisión. Tele por un tubo dejó de actualizarse en agosto del 2006.

LOS COMOSELLAMEN

Hola interguapas. Aquí Cabana. Como ya sabéis por experiencia, la gente somos débiles y siempre estamos buscando un campeón que venga y nos defienda de los abusos de los poderosos y otros filibusteros del gremio de los constructores. Yo, por ejemplo, soy vuestro campeón en esto de ver la tele, que es una de las tareas más arduas de la vida contemporánea. Me refiero a ver la tele. Aunque, ahora que lo pienso, también resulta bastante arduo defenderos de ella.

Y continuando esta vieja tradición de desfacer entuertos (pensemos en Don Quijote, pensemos en Zapatero, pensemos en lo que os dé la gana), aparece una serie nueva en Cuatro: Los simuladores. La serie va sobre tres espeinoles, liderados por un argentino (de ahí su alta dosis de fantasía) que se dedican a defender a la gente del mal que les hace otra gente. Porque la gente es muy mala, muy mala.

Los simuladores es una especie de misión imposible pero de ahora, en comparación a la de antes, la serie original, no las películas. La idea es que si a vosotras os jode alguien, vais y habláis con los simuladores y ellos encuentras la manera de joder al prójimo que os jodió para que deje de joderos. En otras palabras la serie espeinola se dedica a cambiar la realidad cotidiana, la serie antigua se dedicaba a cambiar la realidad geostratégica de los tiempos de la guerra fría. Claro, la antigua era gringa, la nueva es nuestra. Nadie en su sano y espeinol juicio se sentaría a ver una serie en la que tres espeinoles y un argentino se dedicaran a cambiar la política internacional. Sería tan increíble que resultaría insoportable. Aunque me encantaría que los productores y los guionistas se atrevieran.

No sé cuántos capítulos habrán echado. Yo sólo he visto uno. Ese en el que una oftalmóloga se va de congreso y se echa un noviete pasajero, también oftalmólogo, que luego resulta que quiere dejar de ser pasajero y la acosa, amenazando con contárselo todo a su marido y prole. ¡Hay que ver lo aventurera y salvaje que puede ser esta gente dedicada al bienestar de nuestros ojos!

Por casualidad, por la consulta de la oftalmóloga pasa Federico Lupi, que como todas sabéis es argentino. Como todas volvéis a saber, todos los argentinos que viven en Espéin se conocen. Por lo tanto, al verla acuitada, le propone que hable con el argentino que dirige al equipo de los simuladores. Este decide ocuparse del caso y se pone manos a la obra.

La obra, queridas, consiste en pegarle tal susto de muerte al oftalmólogo ofensor (que también es argentino, pero no conoce a los otros porque no se ha instalado en Espéin) que agarre sus trastos y se vuelva a su país para no volver jamás. Algo así como lo que piden en ciertos medios de la ultraderecha para todo el personal inmigrante en nuestra bienamada patria.

Con la misión cumplida, el jefe de los invasores, perdón, de los simuladores, se encuentra con la oftalmóloga ofendida en el museo del Prado, y le dice que cuando vuelva de vacaciones le pasará la factura. Un servidor se quedó la mar de intrigado por saber a cuanto ascendería dicha factura. ¿Diez mil euros? ¿Treinta? ¿Cincuenta? Porque la operación conllevaba unos cuantos gastos, no era cualquier cosa.

Yo siempre me burlo, como bien sabéis, ¿eh, mis guapas? Pero creo que esta serie es un buen paso adelante para la tele espeinola. Está bien fotografiada. No está mal escrita. Propone un guión que no es comedia costumbrista. Los actores lo hacen bien. No tengo quejas, excepto por ese detalle de la factura.

Mi chavala también la disfrutó, pero a ella le gusta la tele más que a mí. El resto de la familia, compuesto por Borja y Tigre, se pasó toda la hora (cada uno en su cesta) lamiéndose los cojones. Porque pueden.

Chao, guapas.

Ramiro Cabana | 18 de abril de 2006

Comentarios

  1. Otis B. Driftwood
    2006-04-18 11:25

    Un apunte, Cabana… Luppi conoce al jefe de los simuladores no porque sea argentino, sino porque en un episodio anterior le resolvieron a él (a Luppi) un embrollo. Y aqui la premisa es como en el Padrino: “algún día, y ese día puede que nunca llegue, necesitaré de tus servicios”.

    Saludos.

  2. Cabana
    2006-04-18 20:14

    Ya sabía yo que algo me estaba perdiendo. Gracias, guapa. De todas maneras la idea era recalcar la presencia de tanto actor argentino, comparada, por ejemplo, con la ausencia de actores de cualquier otra parte de Latinoamérica.
    Chao

  3. Cármen
    2006-04-19 01:42

    No veo mucho la tele pero después de esta excelente crítica el próximo capítulo no me lo pierdo. ¿Habrá sexo?


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