Hola, cadavezmás guapas. Hoy vamos a hablar del horror de la existencia y de lo bien que viene oír cantar a los pajarillos por la mañana para reducir el nivel de estrés producido por dicho horror. No, no vamos a hablar de Las chicas Gilmore, sino de Surface, una nueva serie de ciencia ficción que no es de ciencia ficción pero sí es, pero no es, pero sí, pero no, etc.

Sí es porque el tratamiento del misterio es el mismo que si se tratara de descubrir qué son esas cosas raras que han caído del cielo y le dan ese sabor tan extraño a la paella. Uno podría argumentar suavemente, ¡Era caca de pájaro! Pero no, porque los americanos no se dan por satisfechos con una explicación tan sencilla y vacacional. Por cierto, ¿qué tal la sucesión de puentes? ¿Lo habéis pasado bien en la playa? ¿Habéis dado el color del bronce a vuestras pielecillas de invierno?

Bueno, al grano. Lo primero que me llamó la atención de Surface es que el presentador no sabe pronunciar la puta palabrita. Debe haber una escuela especial de inglés en Espéin donde enseñan a pronunciar como a uno le dé la gana. El objetivo es que si aparece un angloparlante, le hablemos en su propia lengua y el pobre imbécil no entienda nada. Es como una venganza por habernos hecho aprender otra lengua, o algo por el estilo.

Surface, se pronuncia algo así como sórfes, no surféis. Esto me recuerda la maldita manía de pronunciar y escribir mal el apellido de Johnny Depp, que se pronuncia tal y como lo he escrito, no dip, porque no se escribe Deep. A ver si corregimos el error de una vez por todas, ¿eh, queridas?

Bueno, al grano otra vez. El caso es que la serie va sobre un nuevo monstruo marino que no se sabe si viene del espacio o si ya estaba aquí pero el ayuntamiento, con su proverbial lentitud, no nos lo había comunicado. Varios personajes ven al monstruo. Nosotros no. Porque no tendría gracia. Y si se desvelara el misterio, la cosa no pasaría de convertirse en una lección de biología marina. Lo cual llevaría la serie al fracaso, porque está claro que lo que queremos es que nos entretengan la espera hacia la muerte sin que nos veamos obligados a aprender nada.

El mejor momento del primer episodio, que fue el que un servidor y defensor vuestro vio, es cuando un submarinista deportivo le tira un arpón al monstruo marino, que al parecer es gigantesco, y ese arpón va atado con un cable a la pistola submarina (no confundir con pistola de agua) y dicha arma va agarrada a la muñeca del submarinista con un nudo corredizo que cuanto más se estira, más se aprieta. Dicho monstruo siente el dardo en su delicada piel y se espanta y huye a toda velocidad, arrastrando consigo al deportista al fondo del mar. A la mierda. Da risa, por lo tonto de lo ocurrido, pero también causa el mayor espanto. Uno se imagina ahí y piensa en el horror, horror, horror de no poder respirar. AAAAAAAAAAHHHHH. Me da claustrofobia de sólo pensarlo.

El resto son las maniobras del gobierno gringo para ocultar la existencia de un bicho raro debajo de la superficie. Al final del episodio se ven unas luces que caen del cielo y se dan un chapuzón en el mar.¿Os habéis fijado que los extraterrestres sólo aterrizan en Estados Unidos? El gobierno americano siempre está ocultando cosas. Bueno, el gobierno europeo también quiere ocultar cosas, como los vuelos secretos de la CIA, pero aquí siempre se descubre el pastel. Debe ser por eso por lo que los extraterrestres nunca aterrizan en suelo europeo. Luego también, el euro está más caro que el dólar, etc. Debe ser por algo así.

No creo que vuelva a ver el segundo episodio. Me cansan estas series que siempre ponen “Continuará”, que son para gente como vosotras, que no tenéis nada mejor que hacer que ver la tele.

Yo sí. Así que

Chao.