Ramiro Cabana es comentarista de radio y televisión. Tele por un tubo dejó de actualizarse en agosto del 2006.
¡Oh, guapas ínclitas de oro y más! He visto un par de capítulos de una serie que me gusta. No sé cuánto durará el embeleso, cuánto tardará en llegar el hastío, la acedia, todo con su consecuente encabronamiento. Y lo peor es que la serie va de médicos, precisamente el tipo de series que me tocan las partes nobles.
Pero esta es buena, y es buena porque carece del sentimentalismo habitual en estas series. Se llama House (se pronuncia tal y como he puesto en el título), debido a que el doctor House es el prota y un hijo de puta de mucho cuidado. El tío es cojo, y ya sabéis lo que se dice de los cojos… que son gente harto resentida y malalechera. O malalechista.
House es el tipo de médico que a ninguna de vosotras os gustaría que os atendiera. Parece sucio, no usa bata blanca, se niega a tocar a los pacientes (y al pacentaje lo que le gusta es que lo toquen, se sabe), adivina la enfermedad de una sola mirada, y os manda a la mierda en cuanto puede.
Lo de que adivine la dolencia de un vistazo—a lo Sherlock Holmes—gusta mucho en el mundo anglosajón, que a pesar de toda su técnica y toda su ciencia, sigue enamorado del pensamiento mágico. Aquí también os gusta, ¿verdad, queridas? Pero aquí carecemos de tanto presupuesto para I+D, y además no se lee. Lo lógico es que creáis en la magia. Y todo eso de los curas…
House es duro, irónico, sarcástico. A una joven mamá que se niega a vacunar a su bebé por no llenar ella solita las arcas de las multinacionales farmacéuticas, House le responde que tiene razón, que las arcas que hay que llenar son las de los fabricantes de ataúdes para infantes, que los fabrican muy cucos y de muchos colores.
Pero el curro de House es diagnosticar enfermedades peliagudas, llenas de complicaciones, callejones sin salida, salidas sin callejón idas y venidas, luces falsas y oscuridades que brillan. Ahí House es un genio, y la genialidad del programa está en mostrar cómo trabajan los genios: equivocándose, dudando, luchando a brazo partido contra el statu quo y toda su burocracia. Exactamente lo opuesto de cómo se vive en Espéin, donde lo siempre primero que se le ocurre al personal es sumarse precisamente a la burocracia, pública o privada, al salario fijo, a la certidumbre que no lleva a ninguna parte.
Lo mejor de la serie, claro, es ver a House en acción—acción científica: ver cómo investiga, ver ese proceso intelectual, ver lo arduo que es y lo mucho que hay que trabajar para abrirse a la posibilidad de que un detallito, una casualidad, cualquier chorrada, sea la llave que abra el misterio. Toda actividad realmente creativa pasa por ahí.
House es una serie sobre el proceso intelectual, y eso es lo que me gusta. Lo demás lo de los personajes y sus personalidades, bueno, eso es para manteneros entretenidas. Todo aquello de enseñar deleitando, ¿recordáis?
Bueno, me piro que tengo que ver si Borja ha aprendido a mandar a Tigre a la mierda.
Chau
Y un besito para mi chavala que no está aquí conmigo.
2005-10-25 17:59 Le echaré un vistazo esta noche a ver qué tal aunque ahora que caigo me tocará grabarla porque en casa La abuela del verano es sagrada.
2005-10-25 19:32 Cojones, ¿y en qué cadena la ponen? ¿A qué hora? ¿Qué día de la semana? Por la pinta, me juego un huevo a que no es en ningún canal gratuito.
2005-10-28 04:44 Yo la veo siempre y trato de no perdermelo ningún capítulo, de verdad que me encanta esa serie.