Ramiro Cabana es comentarista de radio y televisión. Tele por un tubo dejó de actualizarse en agosto del 2006.
Hola, queridas. ¿Buenas las vacaciones? ¡Qué lástima que dure tan poco vuestra verdadera vida! Vuestra verdadera vida, comparada con vuestra vida ficticia, la laboral y/o familiar de toda la vida, la aburrida, la pesada, la de pagar las facturas ya sin mirar, porque hay que tenerlo todo domiciliado en el banco.
¡Qué alegría (un decir) estar de nuevo entre vosotras, queridas amigas personas lectoras! ¡Qué buen suceso! ¡Qué fortuna la mía! Lo malo es que hay que reentrar en la vida ficticia, mentirosa, rutinaria, la única que en realidad tenemos. Ahora tenéis que aprestaros a gastar una tonelada de pasta en ropa, zapatos, libros y otras mandangas escolares obligatorias para vuestra prole. No basta con lo que os habéis gastado en las vacaciones, vuestra vida real: ahora hay que volver a gastar en la vida ficticia. Y hay que gastárselo todo. ¡Que no quede ni una monedilla de dos céntimos en el pantalón que acabáis de meter en la lavadora!
Yo no. Para mí todo el año es igual. Lo único que cambia es la cantidad de ropa que llevo encima y si como más o menos ligero, si bebo el vino más o menos fresco. Eso es lo único. Entonces, os preguntaréis con vuestra habitual sagacidad, ¿cómo sabe Cabana que ha llegado la hora de volver a la ficción? Muy fácil, queridas, lo sé porque la tele se llena de anuncios de tonterías por fascículos. Esos de los cuales compraréis los primeros tres, y cuando suban de precio, o veáis que no es más que un timo, dejaréis de comprar.
A mí me encanta la cultura fascicular. Es la versión popular de la cultura oficial, la única, la verdadera, la que se ha empeñado (empreñado) en globalizar la mediocridad, la dulce mediocridad de todos los días, que es nuestro pan espiritual de hoy y de siempre. ¿Os habéis fijado que he dicho “nuestro” y no “vuestro” pan espiritual? Es porque aunque yo sea una persona distinguida, no soy distinto de vosotras. Bueno, sí que lo soy, pero me identifico, ¿vale?
Si esperáis que os haga una lista de coleccionables, que es como los llama el gremio que los pone a la venta, lo tenéis claro. Si lo tenéis claro, aquí hay una lista bastante buena, acompañada de otra lista ficticia, en plan broma, en plan sentido del humor clásico espeinol. No está nada mal.
Lo que yo quería decir al respecto de la cultura por fascículos es que antes se vendían libros y discos. Ahora se venden libros, discos y pendejadas. Y podéis tomar eso de “pendejadas” como queráis: en México un pendejo es un estúpido muy estúpido; en Argentina es una persona joven, cuanto más joven, más pendeja. O sea que los fascículos son vivo testimonio de la estupidificación y la adolescentización de nuestra alta cultura popular, de la vuestra, queridas amigas.
Y lo mejor, lo mejor, lo mejor de todo, es que los telediarios, esos que dan la versión oficial de la historia diaria, la que hay que creerse a pies juntillas, queridas, no hacen más que hablar de la cuesta de septiembre. Y dicen los telediarios que la de septiembre es más dura que la de enero. O sea que lo tenéis claro.
Por ello, Borja, el mejor perro salchicha del mundo, y Tigre, el perrillo chihuahua más feroz de la historia, os desean una feliz reentrada en el mundo inverdadero.
Y yo también.
2005-09-06 10:50 (sin salirme de la TV)
Hay un capitulo de Los Simpsons, donde Marge ve en el resumen de la tarjeta de crédito, una operación por $ 500…a lo que Homero responde llorando..¨es que era una coleccion de musica disco. El primero valia solo $ 5 y queria tenerlos todos¨
je…en fin
2005-09-08 14:34 Apasionate asunto el de los fascículos. Mi complemento a La ventana de Black está aquí
2005-09-08 16:48 En efecto, excelente enlace. Gracias. Una cosa que a mí me interesa es que hay bastante comentario en la red sobre esto de los fascículos. Quiere decir que se trata de un fenómeno cultural que nos afecta a todos de una manera u otra, que da por establecidas ciertas pautas en el ocio y en la cultura (que no son lo mismo, por más que el poder insista en ello), y que esas pautas no son aceptadas por todo el mundo. Cuando lo sean, dejará de comentarse el asunto, igual que ya prácticamente no se comenta la obligación de cada uno de conocer los clásicos de su cultura. Si se da por sentado que la cultura es ocio, entonces, ¿por qué tiene uno que trabajar como un loco para entender a Góngora?
2005-09-08 17:30 No creo que nadie deba trabajar como un loco para entender a Góngora. Como diría Monterroso: ¡Al cuerno la cítara!