Ramiro Cabana es comentarista de radio y televisión. Tele por un tubo dejó de actualizarse en agosto del 2006.
Hola queridas. Hoy es martes. Los martes tienen la mala costumbre de llegar cada semana y eso me toca los cojones, porque tengo que colgar esta columna mía (la que vosotras, yo sé, idolatráis) los martes. Así que aquí estoy.
Tenemos programa nuevo. Se llama Medical Investigation, título que, según Tele5 es intraducible al espeinol, mucho menos al español, y ya no se diga al castellano, dialecto que ya nadie habla. Para no meternos en demasiados y espinosos berenjenales, lo llamaremos MI. Lo digo por continuar la tontería de CSI. Y porque I siempre significa investigación. Crime Scene Investigation, Medical Investigation, Investigación y Desarrollo (I+D), eso que en Espéin no existe.
Me toca un poco los obarios este programa de MI. (Obarios no es una e-rata, son ovarios masculinos, menos culinos, vosotras sabréis). Me los toca, me los acaricia sin que yo quiera y por eso no me gusta, porque no entiendo nada. Creo que es un programa tramposo.
Se trata de una mezcla entre CSI y Hospital Central. CSI ha desaparecido por vacaciones, Hospital Central no lo sé. Es más, no sé qué le ha pasado a HC, ahora que la gente se lía a tiros en pleno hospital. Será que los guionistas están de vacaciones y han pillado a unos esquiroles que se aburren tanto como yo con lo que hacían los de antes.
Pero en CSI o cualquier otro programa de detectives, uno, o una, en vuestro caso, puede gritar: El malo es el del bigote como Franco. Y atinar o no, eso da igual, que para eso están las quinielas: para que nos hagamos todos (y todas) ludópatas. Pero en MI eso no vale, no vale gritar, ni decir nada, ni pensar. Porque no tenemos ni puta idea de medicina y los virus y las bacterias no llevan bigotillos fachas ni bigotes de ninguna clase.
Así que cuando al fin se descubre que el malo es un bicho contra el cual no podemos pegarnos una ducha, lavarnos las manos después de ocupar el trono, o los dientes después de comernos las partes pudendas de quien más nos apetezca en el momento dado, pues nos quedamos tan panchos, tan panchas o franciscas. No podemos opinar, no podemos hacer apuestas, no podemos nada. Es como ser del PP, pero sin clientelismo que valga.
Es uno de esos programas cuya principal virtud es meternos miedo. HOSTIA, mañana mismo me puedo morir de triquinosis, argumenta febrilmente una de vosotras. Y sí, también podría atropellaros el Tío Vicent con su carro de mulas. O caeros una inspección de Hacienda. O venir un extraterrestre a penetraros por la nariz y apropiarse de vuestros cuerpos y vuestras almas para siempre, lo cual implica pérdida de empleo y un lío de aúpa con el banco donde tenéis domiciliada la hipoteca del micropiso.
Por cierto, y ya que estamos con lo de meter miedo, ¿habéis visto esos anuncios de unas alarmas en los que sale una tía buena con un bebé? La tía dice que su marido viaja mucho y ella pasa mucho tiempo sola. Es como si os invitara a masticarle la pelambre venérea, pero no. Lo que ella quiere decir es que, aunque pasa mucho tiempo sola, no tiene miedo porque tiene una alarma que puede despertar a todo el vecindario de la urbanización de adosados (esa manera cutre de querer vivir como los gringos) y que, en caso de ladrones, alguien llegará a tiempo para preguntarle quién ha sido antes de que la palme. También hay otro anuncio de la misma empresa (cuyo nombre desconozco) en el que sale un tío al que no le he prestado atención.
Así que ya lo sabéis. La programación veraniega este año va en plan de meter miedo. Eso o convertirnos en gente tan divertida como las ostras, que para eso están Operación Triunfo y Gran Prix. Y las galas que nos faltan. Yo pienso, como espero que hagáis vosotras, pasar de todo. Pienso olvidarme de TELEPORUNTUBO en agosto: no escribir nada, ni ver la tele, ni hacer otra cosa que estar tirado en la hamaca que me he mandado poner en el segundo patio del palacete (donde hay más sombra que en el primero y menos humedad que en el tercero), con mi chavala y los grandísimos héroes Borja y Tigre, los mejores seres caninos del universo.
Pero todavía os quedan un par de semanas de placentero leerme. Mientras dura,
chao.