Ramiro Cabana es comentarista de radio y televisión. Tele por un tubo dejó de actualizarse en agosto del 2006.
Hola guapas. Hoy toca hablar de mi programa favorito. Ya sé que arriesgo muchísimo cuando digo que un programa es mi favorito. Entre vosotras podría haber algún agente del gobierno que esté intentando recabar toda la información que puede sobre mi, para utilizarla en mi contra, perseguirme moralmente y desnudarme públicamente delante de todas vosotras por pura envidia. ENVIDIA es lo que me tiene la gente y… bueno, tampoco eso está mal: que me envidien pero que no me persigan. O tendré que utilizar toda mi inteligencia y… vale, vale. Vuelvo al tema de la semana.
Joder, cómo se pone la gente. El tema de la semana, mi programa favorito: Ley y Orden: Acción Criminal. El mejor programa de polis de toda la tele actual. El más inteligente, el más barroco, el más autodeslizante. A su lado todo lo demás es caca, CACA, caca de niño pequeño, de esa amarilla, pañalera y gritona. Sólo de pensar en que algún día tendré que verlos para escribir sobre ellos, ya me dan arcadas.
El héroe de Acción Criminal es el detective Robert Goren y es mi héroe. O sea que es vuestro héroe al cuadrado, queridas, porque si yo soy el vuestro… ¿lo pilláis? El actor se llama Vincent D’Onofrio, al que recordaréis en el papel del gordo que se vuela el cráneo en los váteres de La chaqueta metálica (Kubrick), y en el papel del alienígena al que el cuerpo humano le queda como el traje a un adolescente chandalero en su primera boda, esto en Hombres de negro. Este tío es actor de teatro, no de televisión, y dice que en el cine lo que le gustan son los papeles secundarios. Los principales, que conllevan mayor pasta, producen también encasillamiento. Y eso no vale para un artista de verdad, para un actor interesado en explorar las formas psíquico-mentales y físicas del hombre humano. Es la clase de actores que necesitamos. En Espéin hay un par, pero no les hacemos el suficiente caso. No tenemos ni dinero ni cojones ni células grises, los tres ingredientes principales de la buena televisión, ¿eh mis lindas?
Así que los viernes, cuando echan mi programa favorito, no estoy para nadie. El palacete se cierra a cal y canto, como si nos hubiésemos largado de la ciudad, ¿qué digo de la ciudad? ¡del país! con toda la pasta. Se desconectan los teléfonos. Se hace un silencio absoluto. Me pongo mi disfraz de cofrade y penetro en la capilla, donde está la tele de plasma, el sofá perfecto, la luz tenue, el sensurround a tope, Borja en manos del servicio, y mi chavala a mi lado.
Acción Criminal es el mejor programa de polis de la tele, queridas amigas personas lectoras, porque no nos muestra una investigación en sí: nos muestra algo así como un repaso mental de la investigación. Como si Goren la estuviese estudiando para ir a juicio o algo por el estilo. El rollo es todo mental. Cómo si penetrásemos en el cráneo de Sherlock Holmes en un caso de tres pipas, que como sabéis es como clasificaba el clásico detective sus casos: por pipas, el número de pipas que se tendría que fumar, tumbado en su sillón, para resolver un caso.
Así que vemos el proceso mental del héroe. Sus famosas intuiciones no son más que saltos lógicos, como cuando se salta un charco, saltos por encima de lo que no se puede saber, que siempre es mucho. Y poder representar eso, mis guapas, saber representar eso, eso es televisión de la potente, de la que os agarra por el forro de los cojones intelectuales y os dice: mirad, MIRAD JODER, los placeres del intelecto. Algo así no se encuentra ni fácilmente ni en ningún otro programa.
Así, con sus vericuetos y alegorías del proceso mental, Acción Criminal es televisión de alto nivel. De la que no hay en Espéin. Por más lustros que lleven los guionistas de Hospital Central escribiendo sus guioncitos, jamás podrán llegar a similar altura, queridas. Es la diferencia entre lo que llamáis talento y lo que llamáis oficio. En Espéin gusta mucho, mucho, mucho eso del oficio. El oficio gusta mucho, guapas, porque sirve como substituto del talento; y el talento está prohibido por ese pequeño contrarreformista que todas lleváis dentro. Yo no, ricas, porque me he criado fuera; y fuera, un cierto elitismo, sobre todo si se funda en el talento, no sólo está permitido, sino que se fomenta… Vale. VALE. No seguiré por aquí por que os deprimís y luego hacéis cosas raras y tontas.
Encendamos las luces, entonces. Abramos las puertas y ventanas del palacete. Traedme a Borja, el mejor perro salchicha del mundo. Sed felices, amigas mías, sed felices, que yo me voy a dar una vuelta y a esperar a que echen otro capítulo de mi serie favorita, la de mi héroe, la del vuestro al cuadrado.
Chao
2005-04-14 18:59 De acuerdo con usted, he de reconocer que en efecto soy fan absoluta y debota de Ley y Orden, Acción Criminal por todas y cada una de las razones que su excelencia ya ha explicado y por tanto no voy a repetir. Solo un detallito. No solo hay talento en Acción criminal, que es estupendo, hay también y sobretodo (porque no olvidemos que el talento lo tiene quien lo tiene) trabajo, mucho trabajo, lectura, estudio, vista, análisis, investigación y todos los etc que quieran, porque, tampoco olvidemos, que el talento si no se cultiva no sirve de nada.
Y por eso el nivel de la televisión española está donde está, porque se trabaja lo mínimo, se lee poco, o nada, se estudia menos todavia, pasamos por la vida ciegos, ni que decir que el análisis es en extremo complicado, que lo hagan los empollones o culturetas, idem de lo mismo con respecto a la investigación y todos los etc que se les ocurran.
Yo por mi parte seguiré disfrutando con cada uno de los capítulos que se emitan de Ley y Orden, Acción criminal hasta que por desgracia dejen de emitirlos, tras lo cual tal vez me plantee dejar de ver la televisión.
Siempre debota suya,