Ramiro Cabana es comentarista de radio y televisión. Tele por un tubo dejó de actualizarse en agosto del 2006.
Vale amigas, ya lo sabéis: yo siempre hago lo que me dicen. Y la semana pasada una de vosotras tuvo la desfachatez de decirme (bueno, lo pidió de rodillas) que le echase un vistazo a Padre de familia, el programa de dibujos animados que arrojan por la Fox. El programa es de los que me gustan, en otras palabras es de los que me gustan y no me gustan. Porque los programas que no me gustan, pues no me gustan, y los que me gustan, pues tampoco. A mí me gustan los programas que me entusiasman y me encabronan a la vez. Los Simpson, por ejemplo, sólo me encabrona. Y me encabrona porque es una defensa velada del statu quo, de lo mismo de siempre sin retorno, sin posibilidad de salir del agujero en los calzoncillos donde vivimos. Y nos reímos. Y a todo el mundo le encanta. Menos a mí.
Los Simpson sirve para reírse y para apaciguar el encabronamiento que todos llevamos dentro. Casi toda la gente que conozco cree que LS es un ataque a la vida normal, y lo es. Claro que lo es. Pero la comedia tiene la trampa de que siempre se vuelve a un orden, y ese orden, con un par de piezas sin importancia cambiadas de sitio, es el mismo del principio. Si no me creéis, queridas, leeros todo el teatro del Siglo de Oro, o sea de la Contrarreforma, y veréis como es cierto. La comedia es lo que hay cuando la impotencia nos come las entrañas.
Padre de familia, sin embargo, es lo mismo. Los estereotipos no son más difíciles. El hijo (compárese con Bart Simpson) es un estúpido redomado, o sea un adolescente cualquiera. La hija es una inútil social en el peligroso submundo de la adolescencia. El perro es alcohólico, uno de los grandes aciertos de la serie. El padre es Homer Simpson sin la brutalidad de Homer, por lo que Homer me gusta más. La madre es una rica heredera casada por amor con un imbécil redomado. El pequeñajo es un genio y mi personaje favorito.
Se llama Stewie, que se pronuncia stúi, no estigüi, como dicen en el doblaje. Y oírlo en la versión original le da toda su dimensión al personaje. Habla con un refinado acento inglés de clase alta, mientras que el resto de la familia habla con el acento estándar del medio oeste americano, nasal y claro a la vez. Stewie es un intelectual, un tío serio y malévolo que canta canciones de Broadway y sueña con matar a su madre. Su desdén por el resto de la humanidad es absoluto. Además, a veces es gay y otras no. Se queja de que todo el mundo acude a él para salir del armario.
Y es raro que el mejor personaje de una serie sea inteligente. Lo normal es la imbecilidad absoluta, o en el caso de Lisa Simpson, la típica confusión entre el inteligente y el que posee mogollón de información. Es el síndrome del concurso que aflige a los gringos: la información es lo máximo, sepáis o no qué hacer con ella, amigas. Pero Stewie está informado y utiliza la información, es un tío culto. Y eso es genial. ¡Además es un bebé que se supone que no habla! Y se supone que podemos esperar que la sociedad lo convierta en un imbécil como su hermano y su padre. La sociedad nos quiere imbéciles y nosotros movemos la cabeza arriba y abajo dándole la razón. Y nos reímos con Stewie precisamente porque sabemos que no durará, que crecerá y se convertirá en uno igual al resto. Bueno, crecería si no fuera un personaje de dibujos animados.
Otra cosa: el título. En inglés es Family Guy, algo así como Tío de familia. Tío en el sentido de Joder, tío, no me jodas; no en el sentido de Mamá, el tío Ramiro me ha dicho que me quite la ropa. Además, Tío de familia aporta más que Padre de familia. Incluso, podría titularse Un tío de familia, en el sentido del Yo soy un hombre de familia que os repetís constantemente mientras estáis haciendo lo contrario, ¿eh, amigas?
A Borja le gusta el perro. No en un sentido sexual, claro. Para eso tendrían que olerse, etc. No. Lo que pasa es que a Borja también le gustaría darse a la bebida. A veces le pongo cerveza en el cacharro del agua ¡y no veáis cómo se la bebe! Luego se tambalea hasta su cama y sueña cosas raras. Lo digo por lo que gruñe y cómo mueve las patas. Cosas de perros, que son tan humanos como nosotros, y a veces más.
Vale, ahora ya lo sabéis y sólo falta que venga a por mí la Asociación Protectora de Animales, armada hasta los dientes. Borja y yo hemos de darnos a la fuga antes de que ocurra, queridas. Así que,
chao
2005-03-08 18:54 Monsieur Cabana, ha dado ud. con una de las series más inteligentes y destructivas del mundo catódico. Es mucho más demoledora, en mi opinión, que Los Simpson, dado que no hace una sola concesión, ni siquiera de cara a la galería. El personaje de Stewie tiene todos los números para convertirse en el alcalde del Pueblo de los Malditos. El perro, además de alcohólico, es un rijoso, y con todo el único ente con sentido común de toda la serie. Y no estoy de acuerdo con que el padre sea menos brutal que Homer… en realidad es tan brutal como él, pero más “sutil”. Un ejemplo (atención, spoiler): en un episodio donde construye un refugio nuclear para protegerse del efecto 2000, intenta que su mujer baje a él, a lo que ésta se niega. Él le pregunta: “¿Estás embarazada?”, y ella contesta “no, ¿por qué?”, momento en que él, sin más miramientos, la manda de un empujón escaleras abajo hasta el refugio. Homer Simpson, todo lo bruto que es, jamás hubiera hecho eso.
Saludos a Borja :-)
2005-03-08 21:32 Mi serie para combatir el stress tiene un nombre: “South Park”
2005-03-18 12:14 Finalmente creo que tendré que estar en acuerdo contigo “señor” Cabana respecto de Estigüi,su grandilocuencia y su multipersonalidad dan a su personaje una mezcla de toque macabro a la par que seductor….Otro de los personajes a mi gusto interesante y tú NO mencionas, es el amigo en constante búsqueda de sexo y que no se come una rosca….Da un toque de perversión y depravación muy humorística a mi parecer…pero a saber que se cuece en tu maquiavélica opinión!!...
2008-08-21 18:00
Tio, eres un moñas con tanto texto. FRIKI