Agustín Ijalba es escritor. Durante dos años mantuvo la columna de análisis de la realidad Por arte de birlibirloque En este espacio publicará Retales todos los lunes. Retales dejó de actualizarse en febrero de 2007.
Atacado por un arsenal de palabras sin rumbo, me escapo por la primera rendija del diccionario. Hay en su seno un resplandor de laberinto inacabado que segrega tinta por los costados. Tremenda inversión de lo real, encogido como por encanto. He ahí lo que existe y es capaz de ser nombrado. Algo me dice sin embargo que hay más, aunque no sabría cómo definir ese incremento de realidad inasible. Sus páginas me hablan de tropos, palabras que engañan jugando a ser algo más que meras palabras, y yo les contesto con gesto extraño, en un amago de bloqueo solipsista.
No hay instrumento capaz de desbrozar tamaña invasión de hierbas malignas. Una palabra genera otra a su costado y son como gotas de agua que dijeran a dúo la misma letanía y en su rezo se reprodujeran hasta el infinito. Gato y pato se juntan y ceñudo me detengo en un recodo, mientras sublime respiro. Hay profundidad de campo y lo real se confunde…venzo, luego hablo.
Espejo por el que las cosas regresan para ser otras, lugar de peregrinación para el hablante confundido, señal inequívoca de que somos los dueños de un arma que en su esencia se dispara a sí misma, equívoco andante que nutre las veleidades del sonámbulo, palabra sobre palabra, espigón que se abre sobre el océano embravecido para recogernos en sus aguas tranquilas, remanso de paz donde otros dicen lo que escuchas.