Agustín Ijalba es escritor. Durante dos años mantuvo la columna de análisis de la realidad Por arte de birlibirloque En este espacio publicará Retales todos los lunes. Retales dejó de actualizarse en febrero de 2007.
En la entrada de un supermercado alguien te pide una limosna como si reclamara su derecho a vivir. No reparto suerte. Ni me corresponde repartirla, se dice para sí el peatón aterido de frío. La ley del más fuerte impera en el límite del mundo habitable. La oscura monotonía de la lluvia esconde su gesto bajo las hojas de un periódico gastado. Es tarde. Las persianas hacen ruido al bajar y su estruendo retumba en las paredes del rellano donde el viejo mendigo casi duerme. De pronto la calle es un desierto.
Un desierto donde la paz que concita un mendrugo de pan hace las veces de oasis, y no es un espejismo. Los guantes desvencijados acumulan la suciedad del invierno y todavía calientan el dorso de sus manos. La mirada perdida, el daño amortizado, la vida que se consume sobre el asfalto áspero y frío. En balde sufre quien ya no espera nada. Y se aproxima al estado de natural baldío. Ciudades salvajes. Civilizadamente ocultan su contradicción bajo una máscara de pulcritud y aséptica certeza.
Las calles se delatan condescendientes con la miseria y por ello le sirven y le dan cobijo. Formamos parte del paisaje, como ellos, pero nuestro papel exige cama y otra fortuna. Vivimos ignorantes de lo que ocurre a nuestro alrededor, y gracias a nuestro instinto, sabemos ser cómplices de esa ignorancia. ¿De qué lado está la miseria?
2006-04-03 14:37
¿De la codicia?