Agustín Ijalba es escritor. Durante dos años mantuvo la columna de análisis de la realidad Por arte de birlibirloque En este espacio publicará Retales todos los lunes. Retales dejó de actualizarse en febrero de 2007.
El gesto de ocultarse tras una máscara lo que realmente oculta es nuestra ignorancia. Porque no es la máscara la que oculta. Es nuestro ademán al cubrirnos el rostro el que nos impide vernos a la misma altura que las cosas que habitan el mundo. Muy al contrario de lo que creemos, la máscara no encubre. Muestra. Y muestra de la única manera que sabe hacerlo: reflejando continuamente el semblante de quien trata de ocultarlo. Reflejo de máscaras que nos reclaman desde ahí afuera para que respiremos aire puro, aire imperceptible de un mundo carente de límites, cercano al infinito, capaz de cercenar nuestras raíces.
Porque una máscara es como una raíz. Y otra. Y otra. Nuestra vida es un baile de máscaras, y no es metáfora. El rostro que mostramos hacia el exterior discurre por un puente delicadísimo en el que ignoramos el punto de llegada. Pero tampoco conocemos el de partida. Nuestra cara es un reflejo ¿de qué? Reflejo de un viaje que se mantiene vivo en el instante mismo en el que se dice a sí mismo y se desgañita y se hace preguntas y se las contesta sin trampa.
Pero el mundo sabe, y nosotros con él, que lo estamos engañando. Frente a la creencia atávica en la libertad que otorga el anonimato, la máscara delata la presencia inmediata de alguien que se sabe siendo. Alguien que respira detrás de unos labios. Alguien que transita por la interioridad amarga de una piel que trata de superar el límite siendo ella misma el confín de lo que se muestra y se rechaza. La vida es una máscara que se sabe carente de sentido y perpleja se ignora a sí misma y en su ignorancia se desangra.
2006-03-20 22:04
Lo de la mascara es una elucubración que no tiene sentido
2006-03-26 21:49
El texto. afortunadamente, tambien sugiere imágenes: Máscaras ilustradas