Agustín Ijalba es escritor. Durante dos años mantuvo la columna de análisis de la realidad Por arte de birlibirloque En este espacio publicará Retales todos los lunes. Retales dejó de actualizarse en febrero de 2007.
A este paso, no tardarán en sacralizar su texto y preservarlo de cualquier mácula. Al cabo de los años, será conocida por sus devotos como la “Inmaculada Constitución”, y superará en adeptos a la vecina festividad de la Purísima Concepción, a la que hurtará el nombre y la fama. Al tiempo.
Es obscena la utilización de una norma de convivencia como arma ideológica. Denota una osadía próxima al fascismo, pues descoloca y sume en la duda a todo aquél que disienta de sus proclamas. ¿Cómo negarme a defender la norma que precisamente me permite hablar en libertad? ¿Cómo negarme el aire que respiro? La Constitución española de 1978, y con ella cualquier norma constitucional que pretenda ser democrática, es algo más que una norma, es la condición de posibilidad del disentimiento. Cuando se trata de vivir en libertad, sobra la teoría y se abre paso la praxis, el quehacer cotidiano que glosa el progreso de las ideas y el bienestar de los pueblos. Por ello, frente a los apoyos monolíticos, el único consenso que cabe reclamar es el del disenso.
Que cunda el desengaño: no hay verdad revelada. La única verdad escrita en fuego es la que cada día nos empuja a vivir a pesar de los agoreros y sus arengas. Frente a tanto acto de homenaje, frente a tanta palabrería, cabe preguntarse: ¿Cuántos de los que hoy la defienden aceptarían de buen grado ser ministros en un gobierno de los que ahora llaman eufemísticamente autoritarios? ¿Cuántos de ellos darían su vida por defender mi derecho a decir lo que pienso?
2005-12-05 08:04 Aunque hay detalles en que puedo disentir con usted, tengo que admitir, con admiración indisimulada, que su discurso, además de estéticamente impecable, tiene una coherencia interna que ya me gustaría para lo que digo.
Siga adelante, por favor, que hay muy pocos blogs como el suyo, por donde la mirada puede deslizarse, por encima de posiciones ideológicas, disfrutando de la armonía de las palabras.
2005-12-12 13:06 El Sr. Ijalba pasa por alto un pequeño detalle y es que la constitución, desde el mismo momento que se aprobara, se empezó a macular sistemáticamente, hasta quedar enterrada bajo un enorme vertedero de intereses políticos, económicos y trasnochados.
Se olvida de que en España hay regiones autónomas donde no solo se incumple la constitución, si no también las mas elementales normas democráticas, creando grandes bolsas de ciudadanos acosados en la discriminación y negación de derechos fundamentales, el de la vida incluido. Donde se montan grandes y fastuosos homenajes públicos a asesinos y se persigue, acosa y expulsa a sus víctimas.
Bajo este montón de basura, se acusa a las víctimas de fascismo. Bajo este montón de basura, de corte medieval, se exigen reformas “justas y modernas”. Bajo este montón de basura, donde se practica con descaro e impunidad, el libertinaje nazi, se exige, sin ningún sonrojo, derecho y libertad.
Frente a tanta rasgadura fariséica, a sus víctimas se les niega el derecho a esa justicia y libertad que con tanto afán y desafío reclaman para sí sus verdugos, más amparados y mimados por esa denostada constitución y por los responsables del Estado, que sus propias víctimas, tanto vivas como muertas.
Gente como el Sr. Ijalba, en línea con algunas instituciones y algunos grupos políticos, legitiman el desamparo e indefensión de los sometidos y amenazados, en la medida que legitiman la impunidad de los delitos, políticos y comunes, de sus agresores.
Luego los fascistas son los otros. Los que reclaman un mínimo de coherencia en la administración por un uso de las leyes para impartir un mínimo de justicia.
El Sr. Ijalba olvida, en su fariséica disertación, que la libertad , el derecho y la justicia, solo se puede pedir por y para los que carecen de ellas y no al revés.