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Retales por Agustín Ijalba

Agustín Ijalba es escritor. Durante dos años mantuvo la columna de análisis de la realidad Por arte de birlibirloque En este espacio publicará Retales todos los lunes. Retales dejó de actualizarse en febrero de 2007.

Parricidios

Detrás de una respuesta no siempre anida una buena pregunta. Hay incluso preguntas que ni siquiera obtienen respuesta. Como si se quedaran mudos los interrogantes que la contienen, se cierran los postigos a cal y canto e impiden que entre la luz del mundo exterior (no siempre la respuesta viene a dar luz: algún día podríamos hablar de la equívoca metáfora que iguala la luminosidad al hallazgo…). Todo queda envuelto por las tinieblas. Todo se vuelve de pronto hacia la más absoluta negritud. Y decides mirar hacia otro lado. Como gesto al que te obliga el instinto de supervivencia.

¿Qué extraño sentido le lleva al animal que acaba de ver nacer a sus crías a despeñarlas por el acantilado? ¿Por qué el instinto de supervivencia, ese mismo que me hace mirar hacia otro lado, no le impide cometer semejante estupidez? Va de suyo que los seres vivos tienden a la reproducción movidos por un impulso ciego. ¿Pero qué impulso es tan ciego como para imponerse por encima del que nos empuja a la conservación de aquellos seres que ayudamos a nacer?

El parricidio es siempre un crimen execrable, difícil de encajar. Pero cuando el parricida es el progenitor, pienso que el crimen se vuelve contra uno mismo y lo apunta directamente al estómago: no hay razón capaz de explicarlo. Y por eso el lenguaje no llega. Se alza un muro que impide ver y oír y sentir lo que ocurre del otro lado. Quizás es que no haya lados. Quizás el muro no sea más que una estúpida invención para ocultar la espesura del paisaje que se eleva alrededor. Quizás matar a sus hijos era el último cerrojo que le faltaba al parricida por pasar antes de cerrar definitivamente el interrogante, cuando ya nada ni nadie le servían de respuesta. Al fin y al cabo, llegados a ese lugar sin retorno, es lícito plantearle una pregunta que se elevaría como espiral sobre su conciencia de estar vivo: ¿Para qué te sirve entonces hacerte la pregunta, si el interrogante ha de quedarse clavado para siempre en tus entrañas?

Agustín Ijalba | 18 de abril de 2005

Comentarios

  1. rosario
    2007-06-03 02:36

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