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Quiero una segunda opinión por Santiago Viteri

La salud, la enfermedad y sus tratamientos son una fuente inagotable de noticias, suplementos especiales y comentarios con la vecina. Una gran cantidad de entendidos de salón y “expertos” en salud opinan sin criterio mientras que la clase médica suele responder con tecnicismos incomprensibles que solo aumentan la confusión. Por eso, Santiago Viteri (médico especialista en Oncología), escribirá una columna sencilla sobre medicina el 29 de cada mes. Porque él siempre tiene una segunda opinión y si hace falta, muchas más.

¿Es suficiente la cobertura de las mutuas en casos de cáncer?

Nuestro país cuenta con un modelo de Seguridad Social universal que cubre la práctica totalidad de la atención médica de todos los habitantes de España y que se sufraga a través de los impuestos. A pesar de las evidentes diferencias entre comunidades casi todo el mundo está de acuerdo en afirmar que el nivel de la atención sanitaria en nuestro país es alto.

Pero el tema que me centra hoy no es la Seguridad Social sino los seguros privados, las mutuas de salud. Estos seguros ofrecen a cambio de un pago mensual distintas prestaciones sanitarias en centros privados concertados. De este modo el mutualista, y en función de la póliza que contrate, tiene acceso a un directorio de servicios que le son cubiertos en caso de enfermedad.

En mi actual puesto de trabajo, en un hospital privado de Barcelona, he descubierto que en Cataluña existe una gran tradición mutualista y que es bastante frecuente que muchas personas tengan contratada alguna mutua de salud además de contar con los servicios de la Seguridad Social. Las ventajas potenciales de pertenecer a una mutua son: rapidez en la realización de pruebas diagnósticas (ya que los centros privados no están tan masificados como los públicos y tienen listas de espera muchísimo menores), mejor entorno “hotelero” (los centros privados suelen cuidar mucho el aspecto y la comodidad de sus instalaciones con habitaciones individuales y entornos arquitectónicos agradables), mayor disponibilidad de tiempo con el médico (ya que el número de pacientes es mucho menor que en la red pública el facultativo puede dedicar más tiempo a la visita con cada paciente)

Sin embargo, y tras un año y medio de desempeño en mi actual puesto, he detectado que en lo referente al tratamiento del cáncer, las mutuas presentan importantes carencias que muchas veces lo pacientes desconocen. En muchas ocasiones estas pólizas privadas no cubren los tratamientos oncológicos novedosos pero aprobados (que resultan ser carísimos) y el paciente se encuentra que pese a haber pagado durante años un seguro privado de salud, en el momento del diagnóstico y tratamiento de un cáncer su mutua le deja “tirado”.

El ejemplo a mi entender más sangrante lo representa la medicación ambulatoria. La mayoría de las mutuas se anuncian garantizando que cubren toda la atención oncológica, aunque después aclaran (muchas veces en la letra pequeña) que esto no incluye la medicación ambulatoria que le sea recetada al paciente y sí los tratamientos endovenosos que se le administren ingresado en el hospital.

El problema es que esta medicación ambulatoria no cubierta incluye algunos fármacos muy caros pero eficaces para el control de las náuseas y vómitos o medicamentos muy caros para evitar las bajadas de defensas inmunitarias que ocasiona la quimioterapia y que muchas veces son imprescindibles para administrar determinados tratamientos antitumorales. O sea, que cubren la quimioterapia, pero no los medicamentos para evitar los efectos secundarios, escudándose en un tecnicismo: medicación ambulatoria.

Si esto no fuera suficientemente mezquino, en el momento actual se está llegando a un extremo realmente intolerable. Los nuevos avances en medicamentos contra el cáncer han permitido el desarrollo de fármacos muy eficaces que no se administran por vía endovenosa sino en pastillas. Por supuesto, al ser novedosos y muy eficaces son muy caros. ¿Y adivinan qué? Que como son tratamientos que se toman por vía oral se consideran medicación ambulatoria y su mutua no los cubre.

Desde luego las mutuas tienen un problema. El aumento exponencial del coste de los tratamientos oncológicos determina que sea muy poco rentable para un seguro privado cubrir esta atención médica en su totalidad. Afortunadamente estos pacientes pueden, tras comprobar como su mutua les ha dejado tirados, recurrir a la Seguridad Social, donde si el tratamiento está indicado y aprobado por el Ministerio se les va a facilitar sin coste alguno. Para nota es la situación de algunos pacientes, de profesión funcionarios, que son mutualistas del Estado. En este caso cada vez más infrecuente, el Estado concertó una mutua para estas personas que por el contrario carecen de cobertura en la Seguridad Social. Para estos pacientes, si la mutua no cubre un tratamiento no les queda otro remedio que pagarlo de su bolsillo.

Santiago Viteri | 29 de julio de 2009

Comentarios

  1. SuperSantiEgo
    2009-07-29 16:28

    No está de más recordar que hay todo un lobby de presión en España que proclama que todo iría mucho mejor y más estupéndamente si cada uno se pagase su seguro médico. Y eso que está más que probado que en los países que se ha dado esto la asistencia sanitaria no es sólo peor, sino que además es mucho más cara.

    Que se lo digan a los EEUU, que llevan padeciéndolo hace años y ahora se están replanteando cambiarlo.

  2. jime
    2009-07-29 17:47

    El problema Manuel es que la compañías farmacéuticas invierten años y millones de dólares que quieren recuperar durante el período de la patente… es discutible, pero si no hicieran investigación la respuesta sería que no existirían esos productos.

    En Argentina no existen las patentes, por lo que otras compañías fabrican copias o similares que serán más económicas, siendo medicamentos complejos no mucho mas baratas, pero a otros precios.

    También sucede lo mismo que en España en cuanto a cobertura, con la diferencia de que cuando la mutua (acá se llaman medicinas prepagas o privadas) dice no cubrir por contrato, los afiliados inician una demanda con recurso de amparo y generalmente logran ser presionados para cubrir la medicación. Empiezan siempre con el no y terminan otorgándole y pidiéndole al afiliado que no lo difunda.

  3. jime
    2009-07-29 20:04

    en mi humilde experiencia el Estado no debería invertir en esa clase de investigación, por lo menos no en países en vías de desarrollo, pienso que mejor debería regularla y hacer que se cumplan las normativas/recomendaciones de bióetica y buenas prácticas de la investigación

    y una vez aprobada una molécula, que subvencione a los que no pueden paga

    las compañías corren grandes riesgos al investigar lo hacen por años hasta descubrir que por la ecuación riesgo/beneficio tienen que discontinuar ésa investigación… no pretendo defenderlas, sino mostrar la realidad, esos son millones y millones de dólares de los que no nos enteramos o lo hacemos lateralmente cuando se vemos fusiones o quiebras entre compañías

    como sea, perdón por ésta disgresión de ésta argentina desde el cono sur, me gustó mucho el post y éstos temas me apasionan

  4. Jose
    2009-07-30 00:05

    Pero lo que cuentas no es ninguna novedad, es lo que sucede a diario en EEUU y en cualquier país sin una sanidad pública en condiciones. Al que trate de negar que eso es así hay que ponerle el ejemplo de los seguros del automóvil, al hacértelo todo son promesas, y cuando te pasa algo todo son disculpas, te buscan las vueltas para no pagar y tienen personal especializado para ello. En los seguros médicos es lo mismo, y todavía en España, al haber una sanidad pública, no se atreven a mostrarse del todo como en los EEUU, porque eso les costaría clientes. Convertir la salud en un negocio no solo es un atraso, sino que debería ser un crimen.


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