Mondo Píxel PG supone, como el Parental Guidance de su título indica, un punto de vista alternativo y guiado acerca de los videojuegos. Cada viernes, John Tones y Javi Sánchez, miembros del hervidero de visiones con seso sobre lo interactivo Mondo Píxel, contarán en LdN cómo se ha convertido el ocio electrónico en una volcánica explosión de inquietudes pop. Sus ramificaciones en cine, tebeos y música, su influencia en nuestra vida diaria, su futuro como forma de ocio y olla a presión cultural. Cada semana en Mondo Píxel PG.
La Iniciativa Ojo de Halcón es una de las más divertidas a la hora de señalar los problemas de la representación de género en uno de los medios más “machistas” que existe: el cómic de superhéroes. Básicamente, consiste en cambiar cada culo en pompa, cada exhibición de supermamellas y carne desnuda de las páginas de Marvel y allegadas por el arquero Ojo de Halcón, secundario de la película de Los Vengadores y protagonista a día de hoy de una excelente serie homónima en Marvel (lo mejor de la casa junto a Jóvenes Vengadores, fíense de nosotros). El cambio de género en dibujos que son pin-up lúbrico incesante, persigue dos intenciones: denunciar –con un resultado hilarante y fresquísimo, que impacta en el espectador– la sobresexualización del cuerpo femenino en el medio y, de paso (supongo que este es inesperado), mostrar las carencias narrativas que arrastra: cuando Überjamelga se enfrenta al Doctor Cinabrium preocupándose más por abrirse de piernas y sudarse el escote que por hacer ninjitsu en condiciones, la historia sufre.
El lector de cómics hace tiempo que es muy consciente de que el pibón y los superpoderes van de la manita: genera más problemas en esa involuntaria intención de la iniciativa –la puramente narrativa– que en la denuncia machista (¡que la representación gráfica de un ser imaginario en un medio escapista sea machista!). Sobre todo por algunos problemas: todo tipo de los tebeos es un maromazo de pánico, de ajustados leotardos, sacando bola sin parar y, ya que estamos, sistemáticamente dotado de micropene: los superhéroes no tienen paquete. Los autores de esta columna no recuerdan una sola vez en la que nuestra masculinidad se haya visto amenazada por el plano de Spider-Man saltando abierto de piernas hacia el espectador: una viñeta que hemos visto mil veces y en la que no conseguimos recordar un amenazante pene arácnido saltándonos a la retina. De hecho, la única vez que recordamos algo parecido hubo polémica: una portada de Frank Quitely en la que el Superman malvado de una dimensión alternativa la gastaba morcillona. Pero el feminismo no trata ese insignificante detalle a la hora de abordar los problemas de la representación igualitaria de género, ¿no?
Tal vez sí: hace más o menos una semana que la Iniciativa Ojo de Halcón sacó a la luz algo, ya sí, relacionado con el videojuego, de tremendo impacto viral y del que se hablará durante bastante tiempo: Rosito el remachador. Hawken es un juego gratuito de roboces gigantes y lujuriosa violencia metálica entre trozos de metal de varias toneladas sin semblanza humana. Meteor Entertainment, su editor, cuenta con un buen número de mujeres entre sus filas –algo que, desgraciadamente, no debería ser reseñable–, incluído un equipo de telemetristas. Una de ellas, con el seudónimo K2, terminó contando a la Iniciativa Ojo de Halcón la que le montaron a su jefe. Resulta que una de las promos de Hawken presenta esta ilustración de Justin Hampton inspirada en Rosie the Riveter, uno de los iconos culturales yanquis de la Segunda Guerra Mundial.
No sabemos si tenemos que explicar a la Rosie original (quédense con que los 50 mainstream yanquis, tan esforzados para poner a la mujer en casa cocinando, fueron una reacción a los peligros de la mujer independiente incorporada al tejido laboral que había despertado la Remachadora). La nueva Rosie era un trozo de carne arreglarroboces gigantes colgando en la recepción de la empresa, algo que ponía de los nervios a K2 por su escaso tacto. Así que la telemetrista, tras una cena de empresa y un par de botellas de tequila, embarcó a una dibujante, Sam Kirk, para que hiciese el cambio de género habitual de la Iniciativa: el resultado fue Brosie, un juego de palabras intraducible en el original entre Rosita y Maromo. Rosito: un julandrón en slip y nada más sosteniendo una llave inglesa. Colgado donde solía estar la Rosie posapocalíptica de Hampton. El jefe se lo tomó bien, consciente por primera vez del problema de representación de género, ordenó que ambas ilustraciones cuelguen marco con marco de la misma pared y ha hecho el firme propósito de reflexionar sobre estos temas a la hora de hacer un encargo, aprobar un arte, etcétera.
Rosito es el protagonista de la semana en unos cuantos titulares, en páginas de temas aparentemente tan dispares como videojuegos, tecnología, cultura o la imprescindible fusión de esos campos, la Wired. La conclusión primera es que la sexualización de ambas imágenes es perfecta para abrir el debate y situarlo en primera línea de la agenda cultural moderna. A nosotros por una parte nos parece estupendo: la representación cultural de género cae dentro de nuestros campos académicos favoritos –estudios culturales y teoría crítica. La acción es fresca, inteligente –y, si se nos permite, ha tenido más eco que la mayor parte de lo aparecido en la Hawkeye Initiative porque está mejor ejecutada– y K2, su impulsora, concluye que es necesaria para que los hombres nos demos cuenta que (en ocasiones) hablamos demasiado de tetas delante de las mujeres igual que ellas (en ocasiones) de menstruación o zapatos.
Por una vez, no vamos a cerrar conclusiones, más que nada porque la actualidad del fenómeno ha tapado, curiosamente, una columna que teníamos pensada sobre representación cultural de género y videojuegos. Y porque nos parecía más urgente presentar un punto de vista racional en un debate que, en España, está cayendo en momentos tan alucinados como el de que Fran Nixon es machista por sus canciones; o el de que cualquier cosa con polla que discrepe del feminismo de tercera vía no es más que un macho con agenda subyugante que no puede hablar de un problema que no sufre.
Pues bien, estamos sometidos a la reducción del hombre a maromo musculado en tanga y paquetón con llave inglesa para promocionar un juego, Hawken, que es innegablemente el efecto primero de todo este debate. Y saben qué: con nuestros cuerpos escombros, nuestras barrigas y nuestro inexistente tono muscular, estamos orgullosos de que, por fin, tras 30 años leyendo superhéroes, se nos dibuje con polla.
2013-05-24 13:36
Con lo de Spider-Man me he descojonado.
Es muy ‘gracioso’ que se quejen continuamente de la sexualización de la mujer hoy en día cuando los tíos que salen en todos los anuncios y una gran parte de los actores son maromos mazaos con cabelleras pluscuamperfectas y sonrisa profident. Y los pringadillos y/o graciosetes tienden a ser feos/gordos/calvos o todo a la vez. Pero eh, que esa sólo sale en la tele porque está buena.
Las más divertidas son las que se quejan de las diferencias a todos los niveles entre deporte masculino y femenino. Ejemplos claros de cómo dejarse en ridículo a uno mismo.
Ale, ya está. Cualquiera que me lea pensará que soy un cerdo machista y misógino. Y pensar la de insultos que me he llevado de machistas descerebados (bueno, eso es una redundancia) por apoyarlas. Si es que al final es la misma mierda, los extremos se encuentran por el otro lado…
PD: esperaba una disección de One. Necesito reirme más a menudo.
2013-05-24 13:47
Sobre su posdata, hemos acabado hartos esta semana de escribir de la Sexbos Juan:
http://mondo-pixel.blogs.fotogramas.es/2013/05/22/xbox-one-versus-espana-cuanto-hay/
http://www.revistagq.com/articulos/la-incognita-americana-de-xbox-one/18201
Si quiere más, hoy sale servidora hablando de la misma en Siglo XXI en Radio 3 y el domingo en Fallo del Sistema en el mismo canal y en La 2 en ZoomNet. #AUTOSPAM
En nuestra siguiente incursión sobre género y videojuegos estamos dudando sobre cosas que empiezan por S: Sarkeesian, Sims o Singstar.
2013-05-25 13:26
Juan, lee a John Berger.
Se sexualiza a ambos sexos, pero si se es un poco honesto con uno mismo, se ve perfectamente que las críticas tienen mucho fundamento.
Otra cosa es que veas atacado el mundo que conoces y te niegues a que desaparezca.