Mondo Píxel PG supone, como el Parental Guidance de su título indica, un punto de vista alternativo y guiado acerca de los videojuegos. Cada viernes, John Tones y Javi Sánchez, miembros del hervidero de visiones con seso sobre lo interactivo Mondo Píxel, contarán en LdN cómo se ha convertido el ocio electrónico en una volcánica explosión de inquietudes pop. Sus ramificaciones en cine, tebeos y música, su influencia en nuestra vida diaria, su futuro como forma de ocio y olla a presión cultural. Cada semana en Mondo Píxel PG.
El 17 de septiembre salía a la venta de forma oficial Grand Theft Auto 5, un juego de robar cosas, pegar tiros y hacer el cabra en el que se han tirado generosas dosis de dinero en marketing con uno de los mensajes más simples de todos los tiempos: nombre del juego más fecha de salida. Porque, para qué más si 24 horas después Rockstar presumía de ventas por valor de 800 millones de dólares —casi 600 millones de euros— en ese día mágico, una cifra tan bonita y redonda como falsa (aunque posiblemente muy cercana) en general.
Este éxito arrollador, al que ya se le están atando titulares que sólo se fijan en el dinero (“mayor estreno multimedia de todos los tiempos” es nuestro favorito hasta la fecha: qué forma de forzar el idioma hasta el derrape y el trompazo) y en el que incluso la prensa generalista está cumpliendo el papel de altavoz de la compañía, demuestra varias cosas sobre nuestro sector. La primera es que es posible “ganar a *_Call of Duty_*”, esa obsesión de la industria de los últimos años por la cual un estudio no puede hacer su propio juego, sino el que se enfrente a otro muy concreto con sus mismas armas, normalmente estrellándose por el camino.
[La segunda es que la prensa del videojuego como guía de compras ya no tiene ningún sentido, duh. Rockstar suele poner condiciones durísimas y aleatorias a los medios, a los que no necesita en absoluto porque 800 millones de dólares, BITCH. La pregunta que deberían hacerse los medios es si necesitan tragar para publicar mierdas apresuradas, poco menos que meras descripciones superficiales sobre el juego]
Es cierto que entre este GTA y el anterior han pasado cuatro años (menos, si consideramos parte de la saga a un juego muy superior, Red Dead Redemption) que Call of Duty sale una vez al año, y que sus hordas de fans se dejan alegremente 60 euros en una campaña nueva y un multijugador reciclado. Que incluso en Activision saben que están quemando el producto, pero que no les importa: cuando CoD muera, ya sacarán otra licencia muchimillonaria. Pero aún así: Rockstar ha demostrado que, si dejas respirar a las franquicias, el hype se multiplica y las ventas acompañan, de la mano de jugadores tan ávidos que ni siqiuiera recuerdan lo muy mediocre que fue GTA IV. También es verdad que tienen uno de los pocos productos que se cepilla todas las fronteras de jugador: ni tradicional ni ocasional.
[Diríamos que es una de las ventajas del estudio: que sacar una entrega previa pocha no les condena, pero como no queremos pillarnos los dedos, vamos a esperar: Assassin’s Creed IV sale este año tras entregar en 2012 una boñiga caliente dentro de cada caja de Assassin’s Creed III —y de vender 12 millones de copias que es tanto una burrada que sólo consiguen tres o cuatro juegos al año como más o menos lo que GTA V habrá despachado en su primera semana de vida—. En cualquier sector normal, AC III se habría cargado la franquicia para tres o cuatro años. Aquí es incluso posible que la cuarta entrega venda aún más]
Lo divertido ha sido que este año la salida del juego se “retrasó”: tradicionalmente Rockstar lanza sus juegos en mayo y el resto de compañías —incluso sus compañeros de 2K Games— planifican acorde a esta hipótesis para no pillarse los dedos. Cualquier juego que se lance contra GTA V está destinado a morder el polvo y la almohada al mismo tiempo: Grand Theft Auto V cuesta de salida 69,99 euros (y en Norteamérica 59,99 dólares, en una de las mayores meadas sobre el jugador europeo que se haya pegado jamás una compañía: 25 eurazos de diferencia entre las dos orillas del Atlántico), algo que no deja mucho espacio para comprar otros juegos de primera mano durante una temporada.
Temporada que se alargará porque el retraso ha obedecido más a la gran sorpresa de Rockstar: ponerle un nombre al apartado multijugador y venderlo como si se tratase de un juego extra que regalan junto a la quinta entrega: GTA Online que, a poco que haga la mitad de las cosas que dice su estudio, se va a comer unas cuantas horas de la cuota de pantalla de cada propietario. GTA Online se activa en octubre, justo a tiempo para reventar la campaña de Navidad de cada compañía (¿para qué me voy a comprar otro si no he terminado “el mejor juego de todos los tiempos”?)…
…E, incluso las del lanzamiento de las nuevas consolas: la decisión de Sony y Microsoft de hacer que sus nuevas máquinas fueran incompatibles con el hardware de Xbox 360 y PS3 puede volverse en su contra. Los catálogos de lanzamiento no suelen ser un festín de cosas deseables para el jugador y, mientras el resto de compañías tratan de cumplir con ambas generaciones (incluso con ofertas demenciales como “paga 10 euros más y tendrás el juego para la vieja y para la nueva), Rockstar se ha cascado uno de sus tradicionales “que os jodan, tenemos nuestras propias reglas”, cuyo resultado es innegable: para jugar el videojuego más deseado de esta generación no hace falta dejarse 500 napos en un cacharro nuevo. Para el resto de los grandes tampoco, pero al menos ofrecen la versión bonita y reluciente. A Rockstar, como siempre, se la suda todo lo que haga el resto de la industria, empezando por las fabricantes y acabando por la prensa. Y bien que hacen.