Libro de notas

Edición LdN
Mondo Píxel PG por John Tones y Javi Sánchez

Mondo Píxel PG supone, como el Parental Guidance de su título indica, un punto de vista alternativo y guiado acerca de los videojuegos. Cada viernes, John Tones y Javi Sánchez, miembros del hervidero de visiones con seso sobre lo interactivo Mondo Píxel, contarán en LdN cómo se ha convertido el ocio electrónico en una volcánica explosión de inquietudes pop. Sus ramificaciones en cine, tebeos y música, su influencia en nuestra vida diaria, su futuro como forma de ocio y olla a presión cultural. Cada semana en Mondo Píxel PG.

¿Nos aclaramos?

Tenemos cierta fijación con las miserias de Capcom por un motivo muy claro: puede que sea la compañía con una mitología más potente del medio, y fue durante mucho tiempo sinónimo de diversión y despelote, de Street Fighter a Trojan, de Bionic Commando a Mega Man, de Strider a Final Fight, de Resident Evil a Ghosts’n Goblins, de Devil May Cry a Darkstalkers. Refunfuñamos a menudo con sus malas decisiones empresariales porque denotan una ausencia de metas claras y una obsesión demasiado evidente por el beneficio fácil e inmediato y las inversiones sin demasiada visión de futuro.

La última: dos de los juegos en los que más esperanzas tenía puestas la compañía japonesa para salvar su año fiscal, DmC y Resident Evil 6, han hecho mucho menos dinero del esperado. Ambas entraban hasta hace poco en el escasísimo conjunto de franquicias de la compañía que arrojaban beneficios, pero un cierto desvarío en el enfoque de ambas ha obligado a Capcom a moderar su entusiasmo: Resident Evil 6 tuvo que bajar sus expectativas en diciembre de siete millones de copias vendidas a cinco millones, y se esperan unas ventas finales de 4,9. Por los pelos. Las de DmC, reboot facturado por un equipo de desarrollo occidental (ahora vamos con eso), han sido de 1’15 millones, que tampoco llega por los pelos a los 1’2 millones de copias de previsión revisada en diciembre, ya que la original era de unos mucho más generosos 2 millones.

La culpa de esta caída, y que se resume en pérdidas de más de 73 millones de dólares para este año fiscal la tiene, según Capcom, “_una bajada en la calidad a causa de la excesiva exteriorización de los juegos_”. Es decir, que Capcom sigue siendo japonesa pero los juegos no. La cuestión es que nadie les ha obligado a ello. Yn o solo nadie les ha obligado, sino que prensa y fans torcieron el morro cuando anunciaron que DmC estaría desarrollado por los occidentales Ninja Theory. Devil May Cry, saga de la que este juego supone una puesta al día (tal y como ese concepto se entiende en los videojuegos, con chaquetas de cuero y cambios de color de pelo), es una franquicia de acción más nipona que una colegiala con katana. Curiosamente, la jugada no ha salido mal del todo: el juego ha recibido abundantes alabanzas y supone un giro estético y mecánico muy de agradecer en una serie que llevaba tiempo dando muestras de agotamiento. Pero los palos por ventas no tan afortunadas como se esperaba se las llevan los occidentales. Algo similar, pero no exactamente igual, sucede con Resident Evil 6, buque insignia de la compañía, y aún capaz de vender millones de copias solo por cuestiones de marca, que ha sido desarrollado en Japón por Capcom, sí, pero con el ojo muy puesto en las últimas tendencias de los juegos de acción occidentales, extirpándole todo el contenido de horror y reduciéndolo a un mero pegatiros con zombis. Por muy japonés que sea, es un juego hecho para complacer a Occidente (algo que nunca habría sucedido en los juegos clásicos de la compañía, de humor folclórico y dificultad insultantemente alta), y no ha colado: crítica y público le han dado la espalda.

Resulta irónico que Capcom proclamara a los cuatro vientos hace un tiempo que internacionalizaba sus propuestas, decidida a complacer a Europa y Estados Unidos, y la bandera de ese cambio fuera la expulsión no del todo traumática, no del todo amistosa, del mítico Shinji Mikami, creador de las dos mejores y más terroríficas entregas de Resident Evil (la primera y la cuarta), del preclaro P.N.03 (que anticipaba al fabuloso y ya poscapcomita Vanquish) y de nuestro juego favorito de todos los tiempos, God Hand. Todos personales, demenciados, obras de autor, de las que Capcom pareció satisfecha de desligarse abrazando el mercado global y la pérdida de identidad. La purga de Capcom se extendió a Inaba, a Kamiya, a todos los creadores que habían dado nombre y forma a la compañía hasta que, finalmente, cayó Inafune: el mismísimo creador de la mascota de la compañía, Mega Man. El mensaje de la compañía repicaba sin pudor: “_En Capcom no caben los nombres propios, no los necesitamos: nuestras franquicias se sostienen solas_”. Y así, durante el último lustro.

Resulta doblemente irónico, en fin, que hoy mismo Shinji Mikami presente su nuevo juego, The Evil Within, un título de horror clásico al estilo de sus Resident Evil para Capcom, pero bajo el techo de Bethesda. Ésta (Fallout 3, Skyrim, Dishonored) no es una compañía japonesa, pero sabe que hasta con los juegos Triple A y con la cabeza boqueando en el fango del mainstream hay que cuidar la autoría y la identidad. Porque se crea una marca, un seguimiento, unos fans y sí, unas ventas. Capitalismo pop 101.

Ahora Capcom tiene que decidir qué hace con una prometedora nueva franquicia, Remember Me, y con una secuela de un éxito reciente que no se esperaba nadie, Lost Planet 3. Ambas están desarrolladas por estudios occidentales. Se habla de futuras cancelaciones de juegos, aunque no se dan nombres. Capcom anuncia, más con fanfarria publicitaria que con auténtico orgullo identitario, que vuelve a los desarrollos internos. Y lo único que nosotros pedimos es que se aclaren. Otro Final Fight no vamos a vivir, ya lo sabemos, pero demonios, que ya no tenemos el chocho para farolillos.

John Tones y Javi Sánchez | 19 de abril de 2013

Textos anteriores

-
The last pegera [20/12/13]
-
Luxury [29/11/13]
-
-
-
Gente en sitios [27/09/13]
-
Gran Que Te Jodan 5 [20/09/13]
-
Conoce a tu enemigo [19/07/13]
-
Más que gratis [12/07/13]

Ver todos

Librería LdN


LdN en Twiter

Publicidad

Publicidad

Libro de Notas no se responsabiliza de las opiniones vertidas por sus colaboradores.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
Desarrollado con TextPattern | Suscripción XML: RSS - Atom | ISSN: 1699-8766
Diseño: Óscar Villán || Programación: Juanjo Navarro
Otros proyectos de LdN: Pequeño LdN || Artes poéticas || Retórica || Librería
Aviso legal