El último (como que solo tiene unas horas) Humble Bundle, esos recopilatorios de juegos indi por los que pagar la voluntad, no es precisamente indi. Se trata nada menos que de un recopilatorio de THQ, durante años una de las editoras más reconocibles junto a EA, Activision, Ubisoft o 2K Games. El ramillete de juegos, para Windows y mediante la plataforma digital Steam, incluye cuatro juegos, dos expansiones para uno de ellos (Company of Heroes, una joya estratégica de Relic en la Segunda Guerra Mundial) y, pagando un pelín más —5, 73 dólares a la hora de escribir esto— Saint’s Row: The Third, un GTA macarra que el año pasado quedó bien alto en nuestra lista de Juegos del Año.

El anuncio ha supuesto un alborozo en la lista de correo de Mondo Píxel, excepto para Sánchez, por dos motivos. El primero es que ya tiene todo lo que contiene el pack menos Red Faction Armageddon (que es una chusta), de acuerdo. El segundo es que aun así se lo ha comprado con alma de patrocinador de Kickstarter porque hay un mensaje de fondo en este Paquete Humilde, un tanto expuesto en ese mensaje final de “dona tu dinero a la Cruz Roja o a THQ”: la editora está a picómetros de irse al abismo de la mierda, algo que ya sabíamos —lleva más de un año escapando de la muerte— pero que viene confirmado con este ramillete de juegos cual cupletera a la desesperada, lléveselo usted señorito, que no vale más que un real. De momento a la editora la jugada le ha funcionado un poquito: el precio por acción ha subido un 40% (algo que necesitaban para que no les echasen definitivamente del mercado de valores); tienen titulares y columnas coincidiendo con el lanzamiento de Wii U donde necesitan vender sus juegos, tras las ventas por debajo de lo esperado de Darksiders 2 (el primero va en el pack); y han recaudado en menos de 12 horas más de un millón y medio de dólares, que para los gastos corrientes vienen muy bien.

A la iniciativa de Wolfire de los Humble Bundles no le va a ir tan bien. Siguiendo los paralelismos con la música, les están cayendo palos por todas partes por traicionar el espíritu indi y grabar con una multinacional. Cuando en realidad lo que están haciendo es una obra de caridad: THQ se planteó a principios de mes presentar la suspensión de pagos y a mediados se han ido a llorarle a Wells Fargo para que les ayude con una moratoria, o una quita, o una limosna. Y de paso han anunciado el retraso de sus próximos juegos, entre los que se incluyen tres títulos que queremos muy fuerte: Company of Heroes 2, Metro: Last Light y, la razón por la que Sánchez ha puesto un euro, South Park: The Stick of Truth, un juego realizado al alimón por Trey Parker, Matt Stone y uno de nuestros estudios favoritos, Obsidian. THQ no puede morir mientras no haya sacado esos tres juegos, así somos de pragmáticos.

La iniciativa ha venido de la mano de Jason Rubin, actual presidente de la compañía, que trata de enmendar como puede el desastre en el que la dejaron sus anteriores gestores, gracias a tres decisiones estúpidas. La primera fue centrar el catálogo en adaptaciones de películas infantiles, algo que encarece los juegos y limita su vida a las dos semanas posteriores al estreno y a la popularidad de la cinta. Lo mismo pasó con sus juegos “deportivos”: THQ se centró en las hostias reales del MMA y ha terminado en juicios con algún que otro luchador; y en las de mentira de la WWE, que sí venden pero que implica hacer negocios con el mayor sajador que existe, Vince McMahon. Y tampoco es que sean deportes de fama global como FIFA o NBA. Y el tercero, por supuesto, la infausta tableta uDraw, un telesketch para consolas que intentó mirar a la cara a Kinect y Wii y se llevó un hostión tan grande que necesitamos Google Maps para representarlo.

Rubin ha intentado lo posible desde mayo, cerrando estudios, podando basura del catálogo y demás, pero la deuda de THQ era enorme y este Humble Bundle suena a último cartucho. La jugada, vamos a reconocerlo, es fea: la editora cuenta con jugosas rebajas semana tras semana en la propia Steam, y subirse al carro de una herramienta de promoción indi no va a hacer maravillas por la imagen de ninguno de los implicados. Aunque los juegos merezcan la pena (todos menos uno, es un ratio mejor que el de un Humble habitual), da un poco de cosa. Sobre todo por Relic y Volition, los dos únicos estudios que quedan en THQ a los que todavía respetamos (Obsidian son mercenarios para todo). Pero bueno, ahí queda: paguen lo que quieran y llévense cuatro o cinco juegazos, dos expansiones y tal vez la promesa de que la compañía pueda sacar esos últimos títulos. De la próxima generación ya ni hablamos.