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Mondo Píxel PG por John Tones y Javi Sánchez

Mondo Píxel PG supone, como el Parental Guidance de su título indica, un punto de vista alternativo y guiado acerca de los videojuegos. Cada viernes, John Tones y Javi Sánchez, miembros del hervidero de visiones con seso sobre lo interactivo Mondo Píxel, contarán en LdN cómo se ha convertido el ocio electrónico en una volcánica explosión de inquietudes pop. Sus ramificaciones en cine, tebeos y música, su influencia en nuestra vida diaria, su futuro como forma de ocio y olla a presión cultural. Cada semana en Mondo Píxel PG.

Dos apuestas

El viernes que viene se pone a la venta XCOM: Enemy Unknown, una de nuestras recomendaciones para esta temporada navideña. También, por desgracia, Dishonored, porque así es un trimestre en el que se esperan 100 juegos en tres meses y que se salve el que tenga el mejor marketing o la secuela más gorda. Ambos tienen en contra ser franquicias nuevas (en el caso de de XCOM, es una puesta al día de un juego de PC principios de los 90: cuenta como novedad) en un mundo en el que tu juego se mide por el número que lleva detrás del nombre, por un lado. Y, por otro, suponen el relleno de un sandwich de títulos intratables, como el último FIFA o el próximo Call of Duty: títulos que venden cuatro millones y medio de copias nada más salir, tan inevitables ya como los villancicos, año tras año.

Como profesionales mediáticos, hace mucho que perdimos la fe en que nadie (no nosotros, tampoco la competencia) tenga influencia en las ventas de juegos, menos en una temporada de ruido, turrón y furia. La perdimos más o menos en 2006-2007, cuando salió God Hand —¡el mejor juego de la Historia!—, que no vendió nada, pese al apoyo decidido de nuestros medios internacionales favoritos. O con el castañazo que se llevó Warhammer: Space Marine el año pasado, sin ir más lejos. Pero vamos a seguir intentándolo: creemos que XCOM y Dishonored deberían ser los tapados de esta temporada, juegos honestos, repletos de horas y con algunos de los mejores creadores de la industria detrás. Nuestro otro favorito, el próximo Need for Speed de Criterion, no necesita ayuda: Electronic Arts ya se ocupará de meter muchos millones en marketing en una saga que, en su día, ya fue el juego más vendido de Navidades en España (con Underground, hace casi una década).

Los dos juegos, a pesar de estar aparentemente encorsetados (Dishonored por niveles cerrados, XCOM por unas reglas inamovibles), ofrecen una libertad que hace tiempo que no vemos y que se resume en jugar como te dé la gana… XCOM, un simulador de cagarse los pantalones ante una invasión alienígena, pone en manos del jugador un planeta al que defender como buenamente se pueda. El camino a seguir supone investigar tecnología, manejar fondos y, por supuesto, desembarcar un puñado de fornidos protomarines espaciales para conseguir la paz mediante explosiones. El truco está en que lo haremos desde una perspectiva táctica en la que vemos lo que ven nuestros muchachos y en que la muerte, como en la vida, es permanente. Los soldados siempre aparecen en un entorno hostil, donde explorar a veces es llevarse un agujero en la cabeza y doblar la esquina una amenaza de muerte en potencia. Podrían haberlo llamado Resident Evil: Vietnam, para hacerse a la idea de la mezcla entre canguelo y tenerlo todo en contra que supone. Por esas mismas razones, cada pequeño triunfo huele a victoria. Y supone una sorpresa encontrarse, a estas alturas, con un título donde las circunstancias escapan a tu control y cada acción tiene consecuencias durante toda la partida. [También está el hecho de que el original es uno de los juegos más venerados por los viejunos: sólo por haber conseguido un título que no enmierde la franquicia nos aflora la lágrima]

Dishonored, por su parte, es un simulador de asesino con poderes en un mundo retrofuturista con aires victorianos. Ambientación —magnífica— aparte, el reto del juego es que puedes hacer muchas cosas, muy variadas, con diversos estilos y generosas recompensas visuales, pero te funden como te descuides y a empezar de cero. Detrás del juego se encuentra gente de largo recorrido y mayor influencia, culpables directos de que a día de hoy existan títulos como Bioshock o Deus Ex: juegos que ofrecen un territorio con distintas aproximaciones y dejan en manos del jugador la forma de resolver el puzzle. La habilidad, esa frontera de género (algo que sufren los juegos de lucha: un pardillo con los botones no tiene nada que hacer), se desvanece frente a la astucia. La muerte, en todo caso, es un aviso para replantearse la aproximación. Para experimentar y explorar, dos de las “ex” básicas en los videojuegos (ya que lo preguntan, las otras son explosiones y exterminios, de las que también van sobrados, como el resto del catálogo navideño).
Si se fijan, en los dos títulos planea la sombra de la muerte (el fracaso, la dificultad, llámenlo como quieran) como algo negativo. Juegazos como Dark Souls han demostrado que queda un hueco para juegos en los que morir sea parte de la experiencia, no un mero accidente sin consecuencias que suponga ir a pecho descubierto hasta que, sencillamente, se avance. Ese fue el mayor error de Bioshock, un juego cuya secuela futura promete un “Modo 1999” que coge el nombre de la dificultad que tenían los juegos a finales de siglo, antes de que la maldita pedagogía mal entendida se colara en nuestro medio ofreciendo lo mismo que el resto de entretenimientos masivos: productos tan digeribles como formulaicos y olvidables; intrascendencias en las que la recompensa es, si no inexistente, si algo alejado de la capacidad del jugador/espectador. Si hemos elegido Dishonored y XCOM como apuestas navideñas, no es por masoquismo o furia viejuna, sino porque son títulos en los que jugar, por fin, vuelve a tener alguna importancia a la hora de disfrutar el contenido que nos ofrecen. Y que, sobre todo en el caso de XCOM, pueden servir como puerta de entrada al medio sin lastrarlo con gramáticas complicadas o dominio de conceptos previos.

John Tones y Javi Sánchez | 05 de octubre de 2012

Comentarios

  1. Juan
    2012-10-05 13:07

    La verdad es que con la buenísima pinta que tienen los dos es una lástima que los saquen justo ahora, emparedados entre residents, assasins y demás sagas revienta listas de ventas. Seguramente pasen con más pena que gloria.

    A mi me llama mucho más el Dishonored con sus múltiples posibilidades de acción, fantástico diseño artístico y, a priori, interesante historia. Además me tiran más los juegos de acción que los de estrategia pero es innegable que Xcom parece otro pedazo de juego, de esos que te hacen preguntarte por qué no se hacen más.

    Un saludo y seguid con estos estupendos artículos.


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