Mondo Píxel PG supone, como el Parental Guidance de su título indica, un punto de vista alternativo y guiado acerca de los videojuegos. Cada viernes, John Tones y Javi Sánchez, miembros del hervidero de visiones con seso sobre lo interactivo Mondo Píxel, contarán en LdN cómo se ha convertido el ocio electrónico en una volcánica explosión de inquietudes pop. Sus ramificaciones en cine, tebeos y música, su influencia en nuestra vida diaria, su futuro como forma de ocio y olla a presión cultural. Cada semana en Mondo Píxel PG.
No sabemos si se han dado cuenta, pero Los Vengadores no sólo es la mejor película de superhéroes de este ciclo, sino también la única que no cuenta con una adaptación a videojuego. Tampoco es que nos moleste: los ya existentes eran juegos de mundo abierto vacíos de contenido (los dos Iron Man y el segundo de Hulk, algo más potable), pegamamporros del montón (Thor) o robos tan directos como cutres del trabajazo de Rocksteady con Batman (Capitán América). Entre el baile de licencias y la pesadilla de desarrollo que supone tener que hacer un juego que salga a la venta el día del estreno de la película, el festival de bostezos ha sido fino.
Lo curioso es que deberíamos haber tenido dos videojuegos de Los Vengadores: uno por parte de THQ con la licencia del cómic, del que hasta se filtraron unas imágenes en las que las versiones Ultimate de los personajes se zurraban con, curiosamente, un ejército alienígena; y otro porque, bueno, Sega en teoría tenía los derechos de las películas, pero nadie (ni ellos ni Marvel) estaba contento con la calidad o las ventas de los títulos previos. El de THQ se canceló a mediados del año pasado (y los derechos de los cómics volvieron a Marvel) y Sega anunció recientemente que adiós a esa línea de juegos, entre otros cuantos títulos. Ninguna de las dos editoras, como pueden imaginar, pasa por su mejor momento. En parte por esta política de trabajar con personajes que no son tuyos, por los que pagas y que tienes que producir al ritmo de otra industria.
Mientras la cuenta atrás para The Amazing Spider-man nos hace temer que su juego asociado —este de Activision— va a ser una cosa a medio hervir, seguimos preguntándonos por qué nadie ha pensado en seguir la senda de Rocksteady. Es decir, pasar del culo y el ritmo de yaya comatosa de Nolan (¿se imaginan una adaptación al videojuego de Dark Knight? ¿Con pruebas de poner cara de haber comido limón y el botón de NO PEGAR? Nosotros tampoco) y marcarse dos juegazos sobre Batman que no adaptan nada en concreto y cuya máxima preocupación es traducir el personaje al lenguaje y las necesidades del videojuego. Y no es, no debería ser tan difícil. Rocksteady, aparte de un talento descomunal e ideas innovadoras, tuvo el buen ojo coger a Paul Dini para que les firmara la historia. Dini es un autor transmedia venerado por casi todo el mundo: ha hecho algún que otro tebeo majo, pero lo más importante es que es uno de los factótum de Batman: La Serie Animada. Y, fíjense, la serie que en los 90 petó el cráneo a medio planeta hizo lo mismo que Rocksteady está haciendo ahora: cogió el tema de Danny Elfman, le pegó una patada en el culo a los dos Batman imperantes (el de Tim Burton en cine y el de Frank Miller en los tebeos) y se marcó una delicia seminoir que entroncaba más con el discurso pulp del que les hablábamos hace un par de semanas.
Arkham City (del que en breve saldrá una edición Juego del Año, por cierto) es un juego al que señalamos con el dedo continuamente. A una historia rotunda le añade elementos muy importantes, como cariño y guiños a todas las etapas del personaje sin necesidad de hacer la interpretación definitiva del personaje los autores, qué pesados son y, sobre todo, unas hostias como panes que no ignoran y no sienten que tengan que justificar que estamos viendo a un tío que se viste de murciélago para zurrar a un puñado de enfermos mentales. Si esto les suena familiar es porque es lo mismo que ha hecho Whedon con Los Vengadores, que ha llegado a meter dos guiños al último videojuego de Hulk (una secuela espiritual del divertidísimo Ultimate Destruction de la pasada generación, aunque en teoría adaptara peli) y a los Alliance de Activision.
Podemos hacer todas las lecturas simbólicas y temáticas que queramos del superhéroe, pero si Whedon, Dini y Rocksteady tienen algo claro es que, en primer lugar, son fantasías escapistas, revisiones de épica mitológica con fetichismo visual en el que las justificaciones quedan en segundo término. Si eso no es carne de cañón y excusa para contar lo tuyo en un medio cuya esencia es la acción interactiva y la pirotecnia audiovisual, estamos apañados. Casi es mejor que no hayamos tenido videojuego de Los Vengadores y que en Marvel/Disney se planteen empezar de cero la traducción de su medio antes de ponerse serios y olvidarse de que la mayor amenaza de su universo ficticio es un gigante con un casco morado que come planetas. Si pueden hacerlo con una copia de esos Batman y de Bayonetta delante, mejor.