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Mondo Píxel PG por John Tones y Javi Sánchez

Mondo Píxel PG supone, como el Parental Guidance de su título indica, un punto de vista alternativo y guiado acerca de los videojuegos. Cada viernes, John Tones y Javi Sánchez, miembros del hervidero de visiones con seso sobre lo interactivo Mondo Píxel, contarán en LdN cómo se ha convertido el ocio electrónico en una volcánica explosión de inquietudes pop. Sus ramificaciones en cine, tebeos y música, su influencia en nuestra vida diaria, su futuro como forma de ocio y olla a presión cultural. Cada semana en Mondo Píxel PG.

Oye, español

Supongamos que dos redactores de videojuegos deciden comprar el mismo videojuego, digamos el futuro Mass Effect 3. Para PC, por ejemplo. Uno de ellos decide mirar la edición física, con su cajita y demás, en tiendas de rigor y las grandes superficies: cincuenta y pico napos, casi sesenta dependiendo de dónde elija. Eso, en términos de economía de periodista freelance, equivale a dos semanas de papeo o a una noche de fiesta completamente on fire, por citar dos aspectos importantes. Un poco jodido por lo del precio, nuestro hombre acude a Internet.

Aunque normalmente eso significaría “ir a Steam*”, la plataforma de *Valve que es casi sinónimo de comprar juegos comerciales digitales, Mass Effect 3 no estará allí. Electronic Arts, su editora, ha decidido lanzarla en exclusiva en Origin, su propia plataforma de compra y seguridad, donde digamos que no todo sale bien . Minucias. Podríamos pensar, con un poco de lógica, que ya que el juego requiere Origin de forma obligatoria, al comprarlo por ahí en vez de en caja, habrá algún tipo de diferencia notable en el precio. De, digamos, los costes de fabricación del DVD, de la caja y su portadica, del transporte hasta la distribuidora, del transporte hasta la tienda, del porcentaje que se lleva la tienda. Digamos tres peldaños, por agrupar fabricación, distribución y minorista.

El juego digital en Origin, sin caja, sin disco, sin nada, vale 54,95 euros. La plataforma digital ofrece exactamente el mismo precio que las tienditas de Isidoro Alvárez. Chupi.

El otro redactor, haciendo uso de su flamante estatus como ciudadano europeo gobernado por el eje francoprusiano, acude a la versión inglesa de Amazon. Pero, esperen: el otro redactor, ya que estamos, quiso regalar a un amigo, por su cumpleaños, unos puntitos de Microsoft. Los MS Points son un tipo de seudodivisa que se emplea para comprar cosas virtuales, desde juegos hasta camisetas de Threadless para los avatares (que si alguien se quiere gastar panoja en ropa que no existe para sus muñequitos de mentira nos parece bien, eh). Los puntitos, hasta hace unos meses, se podían comprar en la central de Amazon. Pagarlos en dólares, coger un código, meterlo en la consola y ahorrarse hasta 20 euros por compra. Una de esas cosas para besar en la boca a la globalización, aunque sea una zorra. Hasta que Microsoft dijo que por sus gónadas y le dio al botón de discriminación geográfica. Ni se pueden comprar puntos en dólares, ni sirven para consolas europeas. Dónde vas, españolito. La versión en tarjeta, con el código en un papel y envío a domicilio, cuenta con unas “tasas” y unos gastos de envío que, curiosamente, hacen que el precio final sea el mismo que al comprarlo en Europa. Por si acaso.

En fin. El segundo redactor, decíamos, se va a Amazon.co.uk, porque una de las pocas cosas buenas de la Europa neolib es que no puedes evitar el libre comercio entre estados de la Unión. Allí, la edición física de Mass Effect 3 vale casi 30 libras esterlinas que, salvo desastre macroeconómico entre enviar la columna y que ustedes la lean, equivalen a unos 35 euros. Gastos de envío gratuitos. Tampoco es el sitio británico donde más barato se puede comprar, pero eh. Y tampoco vamos a entrar en la relación precio de los juegos/sueldo medio en Gran Bretaña y en España, porque no nos quedan kleenex y se nos corre el rímel.

Mass Effect 3, que es un juego que tiene a Sánchez contando los días para su llegada, es una especie de Grupo Salvaje, con muy buena ciencia-ficción detrás. Un juego donde el/la comandante Shepard salva el universo, viaja en su nave, explota recursos mineros, mata a los malos y, de paso, se folla a la mitad de su tripulación, incluyendo dos o tres especies de alienígenas esculturales con genitalia compatible. A tope con la xenofilia. Las dos primeras partes están baratitas y merecen mucho la pena, ya que estamos.

Por no seguir atizando a EA, reconoceremos que el juego tiene una enorme cantidad de diálogo. Que eso hay que traducirlo y doblarlo a los países no angloparlantes. Y eso cuesta una pasta, vale. Pero eh: 20 euros de diferencia, casi 25 en el caso de la versión de consola. Entre 6 y 8 pizzas Hacendado, para que se hagan una idea. Eso es lo que le está costando al español medio las carencias de un sistema educativo que le convierte en un analfabeto funcional más allá de los Pirineos.

Hace poco hablábamos de que lo digital tiene ventajas para el consumidor. La primera de ellas debería ser el precio, por los motivos expuestos más arriba. Pero el caso de Mass Effect 3 (o el de Human Revolution, 10 pavos más caro en digital que en tienda porque tetas) nos da pavor y nos quita el fervor. Es bastante posible que en menos de una década no haya juegos físicos y que todo dependa de tiendas digitales. Aunque, fíjense, si estos ejemplos prosperan, estamos jodidos. Porque sí, Internet debería ser libre, globalización mercantil, patatín patatán. Pero la realidad es que el control estará en manos de las editoras. Y con tanta pasión por estar geolocalizados que ya llevamos tecnología militar de posicionamiento en el bolsillo, tanta tienda vertical y cerrada de aplicaciones —¿no quieres usar Origin, sólo quieres el juego? O te jodes o te pasas al gratuito lado oscuro del .torrent— y tanto interruptor regional, lo del libre mercado va a ser un chiste que dependa de dónde abrió tu madre las piernas para echarte al mundo: el futuro lo peta, comandante.

John Tones y Javi Sánchez | 27 de enero de 2012

Comentarios

  1. DelaHoz
    2012-01-27 11:46

    Esto tal vez venga motivado por algún acuerdo con cierta cadena de venta al público, porque Origin tiene también bastante catálogo a precios reducidos respecto a lo que costaría en tienda. Pero creo que la clave está ahí, en la relación amor odio entre vendedores y distribuidores, con los primeros pasándolo muy mal por la imparable bajada de ventas y los segundos muy mosqueados por el mercado de segunda mano. Aunque lo de ME3 es un caso aislado, temo que la política de nuevos lanzamientos va a tomar ese camino para justificar las millonadas que se gastan en promoción; resultado de empotrar la metodología y logística empresarial tradicional en un canal que exige un cambio profundo de esas mismas reglas.
    El lado oscuro del torrent no debería ser la moneda de cambio, claro. Lo único que está consiguiendo tomar rehenes es fastidiar más aun al usuario que paga por las restrictivas y habitualmente ineficaces medidas antipiratería. Mientras no cambie la mentalidad del que toma algo sólo porque está ahí y que pone en su lista de la compra de productos de primera necesidad la jodida nueva entrega de CoD, mal vamos. Si la industria supiera que somos unos tipos pacientes que esperan siempre a que sus títulos estén rebajados o si no el dinero irá a cualquiera de las cientos de ofertas de otros editores más avispados…¡ay!, si la industria no nos tuviera TAN CALADOS

  2. Fran
    2012-01-27 12:04

    La moneda de cambio sería jugar a títulos antiguos. Se me ponen tontos y hay tantas joyas pasadas que me podría tirar una década sin ni siquiera mirar lo actual. O comprar juegos con 2-3 años de antigüedad. No entiendo la gente que corre a gastarse los billetes el día 1 (salvo que lo necesite para su web-blog, que aún así es discutible).

  3. Bartolin
    2012-01-27 12:57

    “con muy buena ciencia-ficción detrás”

    Jojojojojo.

    Venga, hombre.

  4. haciendoelpino
    2012-01-27 23:07

    “El juego digital en Origin, sin caja, sin disco, sin nada, vale 54,95 euros. La plataforma digital ofrece exactamente el mismo precio que las tienditas de Isidoro Alvárez. Chupi.”

    Esto es el mismo problema que ocurre actualmente con los e-books: se venden al mismo precio que los libros impresos. La pregunta es: si se han ahorrado costes (de distribución, de embalaje, etc), ¿por qué no repercute eso en el precio final de cara al comprador?

    La otra gran pregunta es la presión que en cada sector puedan ejercer los intermediarios. En el caso de los libros, por ejemplo, las librerías, que obviamente dejarían de llevarse su parte si desaparecen de la cadena de producción. O con las películas: ese papel lo jugaría entonces los cines. Muchos intermediarios comiendo del consumidor final.

    No justifico, solo intento entender por qué algo tan sencillo y barato como coger el producto directamente de la fuente, no termina de instalarse en los modelos productivos.

    Imagino que con las naranjas o los pollos ocurre exactamente lo mismo.

  5. Javi Sánchez
    2012-01-27 23:30

    En el modelo español, lo de los libros es cierto, pero porque la industria editorial de aquí todavía no sabe lo que viene. En el de videojuegos, el caso de las fabricantes versus tiendas lo expliqué bastante aquí http://mondo-pixel.blogs.fotogramas.es/2012/01/18/primer-contacto-con-ps-vita-parte-ii-vita-y-el-mundo/ pero en el caso de ME3 NO TIENE SENTIDO. Es la versión de PC, un porcentaje mínimo de ventas, que muchas tiendas ya no llevan por encima de reservas (me pasó con Human Revolution: tuve que recorrer cuatro CADENAS para encontrar la versión física por no haber reservado). ¡Y es su producto! ¡Ni siquiera tienen que pagar a una plataforma como Steam!

    Sigo con los libros. Creo que en España las editoriales aún se pueden permitir el ebook caro porque no quieren que se implante, por varias razones. Primero, porque si triunfa dejaría (más) obsoleto el precio único del libro, que es algo que tiene que DESAPARECER ya. Suelen usar la excusa de los impuestos (el distinto IVA, etcétera), las inversiones en infraestructuras (espera que me meo) y demás, pero la realidad es que las que manejan el cotarro en España son las distribuidoras, un cártel de poder prácticamente ilimitado. Eso y el miedo que han tenido estas Navidades a Amazon.es anunciando a impar color completa el Kindle día sí día también.

    En el fondo, todo esto es una pelea de parcelas de poder. Pero EA aquí la ha cagado. Y no crea, me jode lo suyo saber que estoy gastando casi toda mi presupuesto de videojuegos en engordar las cifras del sector británico.

    De lo de las naranajas y pollos me salen páginas enteras, pero el resumen es que los productores de primario (salvo quizá, y poco, el pesquero) están cogidos por los huevos: no tienen recursos para montar su propia distribución y mercado.

  6. haciendoelpino
    2012-01-28 00:05

    Ah, pues yo estoy muy a favor del precio único del libro. Temo lo que pueden hacer las grandes superficies con las pequeñas librerías si además se pueden permitir el lujo de poner el precio que quieren a las novedades. Pero si usted me lo justifica bien, soy capaz de abrirme a la libertad de mercado.

    Por lo demás, 100% de acuerdo con lo que dice. Sobre todo con una cosa: hablamos de un producto. Es increíble que un consumidor, a día de hoy, con la globalización, la tecnología y bla, bla, bla, tenga problemas para pagar por algo que quiere comprar. Y ahí meto libros, discos, series y películas. Vale, pollos también.

  7. Otis B. Driftwood
    2012-01-28 00:25

    @Javi: el precio fijo del libro no es exclusivo de España. En Alemania existe también y tienen una industria editorial poderosísima, además de que se venden muchos más libros que en España. Quizá la diferencia esté en que las ediciones de bolsillo no tardan tanto en salir.

    He puesto Alemania como ejemplo pero hay muchos otros países. En USA hace unos diez años (ahora no lo sé), el libro también tenía un precio fijo, que sólo variaba porque cada Estado aplicaba una tasa estatal diferente.

    Saludos.

  8. Miguel A. Román
    2012-01-28 11:10

    El precio fijo, en principio, sería una medida beneficiosa para los eslabones más débiles: librero y lector, ya que, por ejemplo, permite encontrar un libro al mismo precio en una librería de Castrillo de la Guareña que en el Corte Inglés de Preciados.

    El problema, como suele suceder, está en que la ley es incompleta y, en aras de la libertad de empresa, no obliga a editores ni distribuidores a usar el mismo rasero con los libreros, pudiendo aplicar descuentos por volúmenes (a grandes superficies) o gastos por transporte (a pequeños libreros lejanos), por lo que el espíritu se pervierte y queda en un pastiche que no conviene a nadie, salvo a los de siempre.

    Sobre el tema:
    En libros y bitios
    En Wikipedia
    En el BOE

  9. Javi Sánchez
    2012-01-28 16:43

    @Miguel ¡Gracias! Y lo que dice usted en el segundo párrafo, no es tanto una ley de protección como de apariencia de.

    @haciendoelpino @otis El espíritu del precio fijo en España tenía un objetivo, y no era la novela o el ensayo, sino el libro de texto, que es el “libro obligatorio” y donde las grandes superficies podían hacer fosfatina a los libreros —en eso y el bestseller, que para el resto ya sabemos cómo es la relación entre un lector habitual y un buen librero :)—. A la larga, y lo digo como autor/editor, me parece perjudicial. Pongo un ejemplo personal:

    Con Mondo Píxel volumen 3, que es nuestro, no tenía ánimo de lucro (una de nuestras ramas es una asociación cultural, como Urdangarín), y sólo un punto de distribución online, nuestro vendedor pudo darle un empujón haciendo un descuentazo durante una temporada. Como se haría con cualquier otro producto. Al igual que pudimos usar nuestros textos anteriores para promocionar las reservas: regalando el PDF con los textos de los anteriores a los que reservaron. Pudimos diseñar tranquilamente nuestra campaña (que sí, que es una mierda de tirada, pero déjenme soñar y ponerme grandilocuente :D), sin miedo al precio único o a las grandes superficies —que fue un infierno en los dos anteriores, con el esquema clásico editorial/distribuidora, aunque se agotaran—.

    [En videojuegos la política de precios de las tiendas es una maravilla y una locura. Como hay tantos productos y tipos de cliente, muchas veces no saben —en todo lo que no sea un blockbuster— lo que saldan. ¡Esto como consumidor está guay! Además, como periodista, ayuda mucho con el hermetismo de cifras de ventas en España: si un juego está al 30% del precio original en un mes, sabes que se ha dado una hostia de pánico]

    Con respecto al ebook, existiendo Amazon y la App Store, donde cualquiera puede publicar (con las condiciones que tienen, que son más leoninas que las de una distribuidora normal, pero aún así el porcentaje para el autor es superior a todo) el continuísmo de las editoriales “analógicas” con respecto al precio les va a destrozar. Especialmente porque un autoeditado puede hacer lo que le dé la gana con el precio, cuando le dé la gana. Y porque, a diferencia de las discográficas o las productoras audiovisuales, la editorial es mucho más débil en cuanto a producción (producción física del soporte, que el otro día hablaba con Francisco Serrano que un buen editor es imprescindible y un gustazo. Siempre), y para un autor es más factible saltarse la cadena sin tener que hacer una fuerte inversión previa (si descontamos el valor de horas de trabajo, claro, pero eso lo puede aportar un autor pobre sin tener que pedir un crédito :p).

    El precio fijo, en general, cercena una de las herramientas de marketing más importantes que tiene una editorial, el precio. ¿Por qué decía antes lo de las distribuidoras? Porque si les caes mal o sencillamente pasan de ti, el libro no se va a ver, no va a estar bien situado, no va a existir para el consumidor ocasional y no vas a poder vender lo que podrías. A una gran superficie se la suda porque los vende al peso, por decirlo así. Un librero de bien como Sark ya se encargará de recomendar lo tuyo si lo merece.

    Con la cantidad de títulos y pequeñas editoriales que salen al año en España, no poder usar un descuentazo para estar bien situado —que eso, y no otra cosa, es lo que ha dicho Otis, el libro de bolsillo: un descuento. Pero claro, ese truco nueva edición/nuevo precio sólo lo pueden hacer las grandes— te condena a lo que hagan la distribuidora y la gran superficie (y en muchos casos cercanos, la editorial también) con lo tuyo.

    Precio fijo para libros de texto, bien. Para lo demás, preferiría que no. También es que estoy muy acostumbrado a comprar tebeos.


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