Hace nada, Eurogamer hizo un par de cosas. La primera, cambiar el diseño, cosa que siempre provoca griterío cerril y gente amenazando con quemarse a lo bonzo, algo así como Sánchez con el nuevo Gmail. La segunda, publicar una crítica del juego de PS3 de “acción y aventura” Uncharted 3, muy bien elaborada por Simon Parkin, en la que se discutía la manía de los juegos actuales, buenos o malos, de pretender ser un blockbuster hollywoodiense. También le puso un 8, porque en Eurogamer a los juegos se les pone nota.

A Parkin le dieron por todas partes. Que si buscaba polemizar gratuitamente, que si menuda mierda de crítica, que si la controversia… Pero, y esto se lo podrán imaginar si nos siguen habitualmente, la mayor parte de los más de 500 comentarios atacando o defendiendo la crítica no hablaban del texto, sino de la nota. Uncharted 3 merecía un 10, un 9 ya habría sido un síntoma de militancia anti Sony inaceptable. Un 8 es síntoma de que el redactor no sabe escribir/no ha jugado al juego/juró sobre los cadáveres de sus padres asesinados dedicar su vida a pelear contra PlayStation vestido de murciélago… Y lo mejor de todo es que la crítica fue publicado antes de que el juego saliera a la venta. Ninguno de los críticos de Parkin había jugado al juego, pero ya sabían que estaba equivocado.

La polémica creció hasta el punto de que David Jaffe (creador, entre otras cosas, del célebre God of War, y poco sospechoso de ser crítico gratuito de Sony, que le da de comer) se lanzó al ruedo con un soberano post en el que defendía a Parkin. Aparte de compadecerse del “triste estado de los jugadores tan eficazmente condicionados por la maquinaria de relaciones públicas de la industria” y meter el dedo en el ojo con las ventas de los juegos tipo Angry Birds —que con sus 500 millones de descargas no tiene apenas hueco en nuestra prensa—, Jaffe habla, sin ponerle nombre, del gran problema de los medios en la actualidad: la parcialidad del lector.

Hasta hace unos años se creía que el gran problema del periodismo, en general, era la parcialidad del medio a la hora de informar, normalmente mediante la omisión: la forma en la que el Telediario de RTVE de ayer no hablaba del primo político de José Blanco en el supuesto caso de corrupción; el modo en el que la prensa generalista ignora que los artífices de la contabilidad financiera de Grecia son ahora altos cargos del BCE y del FMI… Por citar los casos moderados: los informativos audiovisuales ya ni se molestan en disfrazar su mezcla de publirreportaje, sensacionalismo y todos los tipos de media bias que enseñan en la facultad, en sólo media hora.

Pero el problema actual es que tanta parcialidad ha terminado empujando a gran parte de los consumidores a despreocuparse por la información y sólo ir a dónde le den la razón y le digan lo que quiere escuchar, sin ningún tipo de procesamiento crítico y, peor, sin que las opiniones contrarias se tomen como un punto de debate en vez de como un insulto personal.

El micromundo de la prensa de videojuegos lleva viviendo esto desde los tiempos de Sega versus Nintendo, de mi consola es mejor que la tuya y mi juego exclusivo tiene un 10 en mi cabeza antes de jugarlo porque no puedo concebir otra cosa. Considerando que nuestro género, casi exclusivamente, es la crítica, también nos ponemos un poco tristes por ese tipo de lectores y por la prensa que les complace. Pero menos: hoy debutamos con un tentáculo nuevo, resucitando el blog de Mondo Píxel con todo nuestro equipo para Fotogramas.es, publicación para la que los autores de esta columna llevamos ya toda la semana elaborando la información de actualidad sobre videojuegos. Como se imaginarán, no vamos a poner notas ni preocuparnos de qué consola es mejor que otra: no creemos que nuestros lectores sean idiotas sin remedio, ni podemos evitar la carcajada al leer “el polémico 8 de Eurogamer”, al referirse al estupendo texto de Simon Perkin. Ya saben cómo somos.