Mondo Píxel PG supone, como el Parental Guidance de su título indica, un punto de vista alternativo y guiado acerca de los videojuegos. Cada viernes, John Tones y Javi Sánchez, miembros del hervidero de visiones con seso sobre lo interactivo Mondo Píxel, contarán en LdN cómo se ha convertido el ocio electrónico en una volcánica explosión de inquietudes pop. Sus ramificaciones en cine, tebeos y música, su influencia en nuestra vida diaria, su futuro como forma de ocio y olla a presión cultural. Cada semana en Mondo Píxel PG.
Hace unos días, el blog de Mondo Píxel inauguró una nueva sección titulada Cinco juegos de cinco minutos, repaso mensual a manos de Manu Gabaldón de un puñado de videojuegos que se pueden jugar en un plis. Manu hizo trampa, claro, como puede que la haga cada mes: en este primer monográfico, escogió juegos de duración prácticamente infinita, pero que tienen modos de juego basados en un límite de tiempo, potenciando o apaciguando la emoción y la mecánica.
No es raro que Mondo Píxel haya acogido en su interior una serie de artículos acerca del tiempo y su relación con los videojuegos. Es esta una industria, desde su mismo planteamiento, especialmente obsesionada con las difusas constantes temporales: construida en torno a un hardware que queda técnicamente obsoleto de forma periódica, la industria ha ido evolucionando como una carrera hacia adelante sin una meta clara, mucho menos ahora que uno de los santos griales desde la llegada del grafismo 3D, el del hiperrealismo visual, está cerca de ser alcanzado. Esas prisas de la industria que se contagia a las compañías de desarrollo de juegos, esa obsesión por no quedarse atrás, por no estar obsoleto, empapa el ritmo de lanzamientos, la propia cadencia de aparición de novedades. La prensa especializada se ve en una situación que sería anómala para cualquier otro medio de comunicación cultural: tiene que adaptar su estructura a un ritmo machacón de noticia-reportaje-preview-review que se aplica a todos los grandes lanzamientos con una cadencia implacable. Por eso, cuando un juego se retrasa en su lanzamiento, la impresión para prensa y público es la de desastre: se ha roto el ritmo, se ha machacado el tiempo que marcaba de forma inexorable unos plazos concretos.
La industria del videojuego, pues, está contaminada por esta obsesión con el tiempo, y eso también ensucia la forma de contemplar los juegos. Si un juego es demasiado corto ya puede tener unos valores técnicos o artísticos elevadísimos: será considerado un juego fallido. Rara vez un libro, una película, un cómic, cualquier producto cultural es valorado por su tamaño o duración, al menos como variable determinante, pero sucede con los videojuegos porque la industria nos ha enseñado que el tiempo es valor, y eso se mide en 7’8, en 8’9 o en cualquiera que sea la puntuación de moda este mes en las revistas del sector. Curiosamente, esa gente que pide academias del videojuego y más seriedad en el suplemento cultural de La Razón cuando se habla de Super Mario, es la que decide que un juego de menos de cinco horas ni es juego ni es ná, porque para eso no pagan sesenta eurazos… vemos la línea de razonamiento, ¿verdad?
Por eso, independientemente de que sea en Mondo Píxel y de que su calidad sea notable, la sección de Manu Gabaldón es poco menos que una declaración de intenciones revolucionaria. Cinco minutos: nos pasamos por el forro el valor supuesto, el valor real, y vamos a lo que vamos. Si cinco son buenos, son más que perfectos.
2011-04-08 20:53
Totalmente de acuerdo con la tesis, aunque difiero en el símil: sí pasa exactamente lo mismo en la literatura: el tamaño es fundamental a la hora de valorar, en general, una obra, y así en el canon de lecturas entran decenas de novelas, pero nunca un cuanto, como mucho un libro de cuentos. Precisamente, me parece un ejemplo de madurez en la crítica de videojuegos que reclaméis para este mundo lo que en otros como el de la literatura apenas se ha podido conseguir todavía.
Saludos
2011-04-12 13:05
Tengo que diferir ligeramente. El tiempo es un factor muy relevante; aunque no es el factor más importante de todos, en eso estoy de acuerdo.
Es cierto que es más importante la calidad que la cantidad, pero hace falta una cantidad mínima para poder justificar la compra.
El “modo campaña” puede ser corto si es lo bastante bueno y vibrante (cojamos, por ejemplo a Vanquish), pero un buen juego debe poder alargarse hasta ser eterno y ofrecer una buena rejugabilidad y algunos no la ofrecen (cojamos por ejemplo God of War 3).
Por poner un ejemplo en otro medio (algo que a todos nos gustan), yo no me trago la pantomima de la cocina moderna. Una pasa rebozada en nitrogeno líquido será un manjar, pero prefiero un bocadillo de jamón. De metro y medio, si puede ser.
2012-04-19 01:34
Pues a mi sí me parece que la duración es importante, en la vida pagaría 50€ por 4h o 5h de juego. Ya puede ser el juego genial que como máximo estaré dispuesto a pagar 20€.
A partir de una duración mínima razonable es verdad que lo que dure no es demasiado importante.
Por cierto, eso que decís que en otros productos culturales no pasa…¿estáis de guasa? ¿De verdad creéis que si una película durase 45-60 min y costase igualmente 7€ a la gente no le iba a importar? ¿O que si un libro de 80 páginas costase los consabidos 20€ la peña aplaudiría con las orejas extasiados por la súblime obra?
Ja.