Mondo Píxel PG supone, como el Parental Guidance de su título indica, un punto de vista alternativo y guiado acerca de los videojuegos. Cada viernes, John Tones y Javi Sánchez, miembros del hervidero de visiones con seso sobre lo interactivo Mondo Píxel, contarán en LdN cómo se ha convertido el ocio electrónico en una volcánica explosión de inquietudes pop. Sus ramificaciones en cine, tebeos y música, su influencia en nuestra vida diaria, su futuro como forma de ocio y olla a presión cultural. Cada semana en Mondo Píxel PG.
No son nuestras novias
Flota entre los jugadores del recién parido Dragon Age 2 algo más que la sospecha de que el juego se ha hecho a toda hostia por presiones de su distribuidora EA, algo reconocido hasta por el compositor de su banda sonora. Uno de ellos, cabreado por lo que considera una traición de Bioware, sus desarrolladores, se plantó en el foro del juego acusándoles de haber “vendido su alma al Demonio EA”. Con el resultado de que uno de los moderadores expulsó temporalmente al usuario, bloqueando su cuenta durante 72 horas, cosa que ya nos parece bastante fea. La sorpresa general vino cuando este usuario, que había pagado religiosamente los cerca de 80 pavos que costaban el juego y sus DLC (contenidos descargables “extra”, en este caso una tienda de objetos y un personaje nuevo: 20 pavos), no pudo jugar. El bloqueo de cuenta se había extendido al propio Dragon Age 2 que, como cada día es más habitual, requiere de conexión a Internet y cuenta para activarse. En un título que no tiene multijugador.
Como se imaginan, el revuelo fue espectacular. Bioware tuvo que restablecer la cuenta, afirmando que todo había sido un lamentable error debido a la conexión entre sus cuentas y las de EA y blablablá, pero la historia sigue ahí: hemos llegado a un punto en el que las compañías pueden impedirte jugar a tu propio juego, da igual que sea por un lamentable error o porque les sale de los cojones.
El camino para llegar a esta situación se vertebra por la piratería, la madre de todos los males, en cuyo nombre las compañías se gastan una señora pasta en crear y acumular distintos sistemas y requisitos, a cada cual más draconiano, que al único al que perjudican es al comprador legal. Se empezó pidiendo Internet para activar el juego, siguieron por un método de conexión permanente que no vean lo divertido que es cuando pierdes momentáneamente la misma y a la mierda la partida —en otro juego de Ubi que tampoco tiene multijugador— y ya llegan al punto de poner en cuarentena tus juegos adquiridos legalmente si detectan software pirateado en tu ordenador, como hace cierta plataforma digital. Algo que a Sánchez le induce al vómito: pero quién es nadie para mirar lo que tiene o no tiene en su ordenador, y menos para castigarle quitándole aquello por lo que sí se ha pagado por presunto pirata.
Súmenle el hecho de que cada día ponen más dificultades al mercado de segunda mano, que cada día se ponen más de acuerdo en que el consumidor es un arrendatario, no un propietario —si acaso de la caja y del plástico. Si acaso— y, en fin, esto último de impedirte jugar por vocear tu opinión, y entenderán que Sánchez lleve una semana en la que, cada vez que le sacan el tema, refunfuña, ladra, grita en lenguas y asusta viejecitas por la calle poniendo cara de “jugador según Antena 3“. Para relajarnos un poco, los autores hemos buscado algún símil, alguna referencia que nos ayudara a entender estas conductas, y sólo llegamos a una conclusión: las compañías se creen que son novias a la antigua usanza, utilizando como solución dialéctica el “pues este finde no follas por llamar a mi madre Satanás”, que es la traducción directa de lo que ha pasado con este tipo, reforzando encima el estándar de que el consumidor legal es un calzonazos. Bravo, moderadores de Dragon Age 2.
Pero en parte es normal: desde los tiempos de los 16-bit, con la primera guerra de consolas, tanto la industria como la prensa se esforzaron en adoctrinar al naciente fanboy para que fuera un defensor acérrimo de la marca escogida, defendiendo su honor como se defiende el de las doncellas. Hasta llegar al día de hoy, donde la industria, esa zorra babilónica, se cree virgen casta digna de amor romántico y caballerías varias, y encima parte de la comunidad de jugadores —de la prensa ya ni hablamos— se presta a ponerse la armadura. Cuando en realidad, sus políticas con el consumidor se parecen cada día más a las de Charito la Cascabeles que a las de la dama prerrafaelita: por equis pasta lo básico, y si quieres mamada son diez pavos extra por el contenido descargable, marinero.
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2011-03-19 17:09
Yo empiezo a pensar que la GameCube es lo mejor que ha pasado en Nintendo. Más o menos. Lo que me asustaría es que dentro de poco esto se considerase cabal: no, no es que quieran ejercer control, es que sino les estamos ROBANDO.
Estoy a punto de no comprar juegos con interné, imaginad que sacan el Zelda y que me detecta que llevo siete años con un software que es mezcla de windows vista y XP y que es más ilegal que comerte un Big Mac en Nueva Deli.
En todo caso, nos fuerzan a elegir un bando: apple o micro, sony o nintendo. Evidentemente para conservar una mínima parcela en el caso de que todo te vaya mal. Los bandos nunca son beneficiosos para los consumidores, sólo para la empresa.
La paranoia de internet como medio de control; la dualidad entre instrumento humanista y liberalista y herramienta del sistema.
Yo, como no soy paranoico, no pienso en estas cosas.
Ahora, si me disculpáis, voy a ponerme mi casco forrado con papel de aluminio.
2011-03-22 10:02
La piratería es un problema real. Un problema grave. Un problema que sólo eres capaz de comprender si eres desarrollador. Hay que hacer algo para pararla, o al menos, minimizarla en medida de lo posible.
Partiendo de esa base, estoy completamente de acuerdo en que los métodos actuales perjudican a los consumidores legales. Es más, recomiendo a cualquiera que compre Assassin’s Creed II que lo crackee antes de empezar a jugar.
El problema no está en el que, sino en el cómo. Los videojuegos en España son hilarantemente caros. El desarrollador se lleva menos de un 30% de lo que pagas, así que tienen que ponerlo a ese precio para poder tener beneficios (sin vender como un red dead). Solución temporal: Compradlos por internet en Inglaterra. En serio, que no os de palo. Os ahorraréis la mitad del precio (prácticamente) sin perjudicar a los desarrolladores.
Una solución a largo plazo serían las plataformas de descarga digital (desde que existe Spotify cada vez menos gente piratea música). Parece que OnLive está experimentando con eso; habrá que ver como les va…
Y señores, a riesgo de ser blanco de innumerables cóleras… los DLCs no són el diablo. Están muy bien siempre y cuando el precio del propio DLC y del título original sean coherentes. Encuentro muy positivo que alguien pueda adquirir un juego COMPLETO por 20 o 40 euros y después, si le ha gustado, ampliarlo mediante múltiples DLCs para poder seguir jugando. Aunque al final decidas gastarte 100€.
Es mucho mejor que soltar 70€ por un juego del que sólo has visto tráilers (o probado una estudiadamente hypeante demo) y después darte cuenta de que en la caja solo hay seis horas de testosterona y humo. Y después? Vete a jugar al trilladísimo multiplayer y déjanos en paz.
PD: Cambiad “comentario” por “divagación”.
2011-03-22 11:56
Bueno, si nadie JUGARA un juego que salga al mercado bajo condiciones injustas las condiciones serían cambiadas rápidamente.
Hay quien piensa que piratearlo o crackearlo después de comprado es una medida de protesta o algo así… pero eso no hace más que incitar al distribuidor a buscar nuevas medidas para que el que quiere consumir su producto pague por ello.
“Nuestra única fuerza” es no consumir aquello con lo que no estamos deacuerdo. Seamos consecuentes, si para jugar un juego tienes que aceptar unas condiciones con las que no estás deacuerdo no debes aceptarlas.
¿Te gustaría consumir ese mismo producto en otras condiciones? ya, pero ese no es el producto que existe, el que existe tiene esas condiciones y no te gustan… no te gusta, no lo consumas.
Es duro ser consecuente con uno mismo y renunciar a un beneficio inmediato cuando uno puede ceder y comprarlo o piratearlo ya mismo… pero hablamos de un producto de ocio, no de primera necesidad…
Si el consumidor le echara un pulso a la industria esto dejaría de ocurrir rápidamente.
Respecto a los DLC’s… nadie tiene las pel**as para sacar la primera fase de un juego gratis y cobrar luego por cada fase porque no tienen fe en su producto (con razón el 80% de las veces), pero eso sería la fórmula ideal para mi.
¿Has hecho un juego tan bueno que me tiene más enganchado que perdidos y cada semana te compro un episodio más y acabo pagando 20 veces el precio de un juego? ole tus huev*s, te has ganado hasta el último euro.
2011-03-31 03:39
El DLC de por sí no es el diablo, pero en cambio el uso que se le da es diablo, infierno, y pene con cuernos golpeando tu boca. Claro ejemplo de ello son cosas como Assassin’s Creed 2 o Resident Evil 5, en los que no pagas por contenido extra sino que te quitan un pedazo de juego para que lo pagues por separado después de haberte gastado setenta eurazos en un producto teóricamente completo. Y los precios de los juegos nuevos tampoco son precisamente aceptables que digamos: No es normal que a pesar de las medidas anti-segunda mano de, por ejemplo, Mass Effect 2, te siga saliendo más barato pillarlo de ese modo y gastando todo el dinero del mundo en los extras que comprándolo con precio de lanzamiento sin extras.
Y para colmo hoy día “no consumir un producto” no sirve para nada: Si no llegan a las previsiones de ventas echan la culpa a los malvados y terroríficos piratas y a otra cosa, mariposa.