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Mondo Píxel PG por John Tones y Javi Sánchez

Mondo Píxel PG supone, como el Parental Guidance de su título indica, un punto de vista alternativo y guiado acerca de los videojuegos. Cada viernes, John Tones y Javi Sánchez, miembros del hervidero de visiones con seso sobre lo interactivo Mondo Píxel, contarán en LdN cómo se ha convertido el ocio electrónico en una volcánica explosión de inquietudes pop. Sus ramificaciones en cine, tebeos y música, su influencia en nuestra vida diaria, su futuro como forma de ocio y olla a presión cultural. Cada semana en Mondo Píxel PG.

Tutoriales del futuro

Kinect, el dispositivo para jugar sin mandos al que Microsoft ha confiado la campaña navideña de Xbox 360, nos confunde. Por un lado, los autores de esta columna gustan de pegar el culo al sofá para sus momentos de ocio. No es raro, todos los mayores de veinticinco años estamos entrenados, televisión y vídeo mediante, para ser receptores culturales pasivos. Hemos escrito alguna vez sobre lo rupturistas que eran los videojuegos en este contexto, al requerir la interacción continua con ellos simplemente para que existan. Y también hemos elucubrado sobre cómo los videojuegos de los ochenta han servido en buena parte para alfabetizarnos y socializarnos digitalmente: el videojugador es aquel sujeto al que la tecnología se le ofrecía como un entretenimiento, antes que como una pesada y cansina herramienta de trabajo. Con estas mimbres, la idea de tener que mover el cuerpo entero para hacer menos de lo que lograban nuestras manitas y deditos nos pilla con el paso cambiado y perezoso. Si a eso le añadimos un catálogo de partida que, en repetición de lo que vimos con la Wii, entusiasma a profanos y a nosotros nos provoca escalofríos, nuestra elevada ceja de jugador viejuno se alza despectiva.

Por otro lado, Kinect nos fascina. Aunque parte de un punto de partida que no compartimos: se anuncia como “tú eres el mando”, pero en realidad no, no es verdad. El mando es el propio cacharro, el sensor que ponemos encima de nuestra mesa y que se encarga de traducir nuestros movimientos y voces a la consola, igual que un gamepad tradicional recoge nuestras pulsaciones y bailoteos de pulgar para llevarlos a la máquina en forma de salto, disparo, carrera, cámara, etcétera. Lo que sí es cierto es que propone otra forma de jugar. Y puede que bastante más que eso. A los dos días de salir a la venta, Kinect había sido destripado por los linuxeros de turno, que llevan semanas sorprendiéndonos con todo tipo de aplicaciones y experimentos que denotan dos cositas de nada. La primera, que Microsoft debería plantearse a quién ha encargado el catálogo de lanzamiento —lo mejor que hemos visto hasta ahora está escondido en un juego de fitness de Ubi Soft: dentro de Your Shape hay un minijuego que nos convierte en una especie de Tetris humano que sí, convence—, cuando en unas semanitas ya existe una herramienta tosca para pintar y modelar en el aire moviendo las manos. Cualquier teórico o diseñador de juegos saliva con las posibilidades que eso puede tener en cualquier título: piensen en puzzles, por ejemplos—. La segunda, que el cacharro es más potente y versátil de lo que nos han anunciado (la propia Microsoft reconoció que posteriores parches irán aumentando sus características), y puede tener usos en nuestro mundo habitual, como sustituto del ratón o de la plomiza moda de lo táctil. Y aquí entra la sospecha.

Tanto Microsoft como Apple quieren jubilar algún día el combo teclado y ratón con el que interactuamos con nuestros ordenadores. No lo conseguirán para ciertas cosas, pero ahí está el intento. Microsoft ha perdido bastantes carreras, en muchos casos por llegar tarde, empezando por Internet. Y en lo táctil se les ha anticipado Apple, desde aquella ruedecita del iPod y su forma de gestionar menús. Kinect, un periférico multiusos que combina gestualidad, reconocimiento facial y voz, ya está ahí. Vendido como un cacharrito para jugar, dirigido especialmente a la gente que no juega habitualmente —que los demás ya estamos ahí y caeremos tarde o temprano—. Su triunfo en ventas —y está triunfando— conlleva un abaratamiento y mejora de la tecnología que lo soporta. Y, más importante todavía, acostumbra a la gente: lo importante no son los juegos, es que los menús puedan manejarse como una versión muy primitiva de las interfaces que Tom Cruise manejaba en Minority Report.

Sánchez, aficionado a la predicción tecnológica, tiene un vaticinio: en unos años, Kinect —o su siguiente versión— será parte integral de un próximo Windows. Lo que están haciendo todos esos linuxeros locos con sus aplicaciones y exploración de las posibilidades de Kinect no pilla de nuevas a los de Redmond. Sencillamente, quieren esperar a que la gente, entre tanto baile, tamagotchi virtual, salto y deporte de salón, se vaya acostumbrando a manejar su relación con lo digital a golpe de voz y de gesto. Los videojuegos, en este caso, no son más que los tutoriales de un futuro cada vez más cercano. Con suerte, éste llegará pronto y empezaremos a ver juegos de verdad para una plataforma cuyos primeros y conservadores desarrollos nos hacen temer un segundo catálogo de Wii.

John Tones y Javi Sánchez | 10 de diciembre de 2010

Comentarios

  1. Narciso
    2010-12-10 10:28

    Como posibilidad teórica está bien, pero me pregunto si una interfaz basada en movimientos, lo de “minority report”, será lo más cómodo para trabajar. Me temo que estar todo el dia agitando los brazos va a ser muy cansado. Veremos.

  2. Javi Sánchez
    2010-12-10 21:34

    Estoy de acuerdo, pero como complemento —nunca como sustituto— puede suponer ciertas mejoras, especialmente para los que no manejan los atajos de teclado. Y, si la sensibilidad mejora (la resolución de 320×240 se me antoja limitada para ciertas finezas, pero ya hay ejemplos de reconocimientos de dedos individuales, algo que la propia Microsoft afirmó que no podría hacer de partida), en mi caso se me ocurre una buena idea: cortar, copiar y pegar texto entre la montaña de documentos de texto que suelo manejar durante mi jornada va a ser muy agradecido para el callo ratonil de mi muñeca ;)


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