Mondo Píxel PG supone, como el Parental Guidance de su título indica, un punto de vista alternativo y guiado acerca de los videojuegos. Cada viernes, John Tones y Javi Sánchez, miembros del hervidero de visiones con seso sobre lo interactivo Mondo Píxel, contarán en LdN cómo se ha convertido el ocio electrónico en una volcánica explosión de inquietudes pop. Sus ramificaciones en cine, tebeos y música, su influencia en nuestra vida diaria, su futuro como forma de ocio y olla a presión cultural. Cada semana en Mondo Píxel PG.
Esta semana arrancó Gamelab, la feria de videojuegos más importante de España, con la presencia de la todavía ministra de Cultura, y un titular para el recuerdo: “Los videojuegos reflejan la cultura actual en alta definición”. Citar a González-Sinde para meterse con ella puede parecer, a estas alturas, un ejercicio de crueldad parecido al de un cinturón negro que se dedique a buscar bronca con discapacitados físicos, pero también es un acto de responsabilidad democrática, de los que exigía Mark Twain a los ciudadanos dignos de tal nombre.
Todo titular es una descontextualización, de acuerdo, pero quédense con ese desprecio: los videojuegos son un reflejo de la cultura actual, no una parte integrante de la misma. Y en alta definición, para que se queden contentos los fabricantes de teles y dos de las tres compañías principales, excluyendo a la de mayores ventas, Nintendo. Ofender a las partes implicadas de una industria a la vez que a sus consumidores y teóricos, en la misma frase, debe ser algún tipo de récord político.
Para complementar, en esa misma jornada inaugural, se nos desvela la creación de una Academia de las Artes y las Ciencias Interactivas. Considerando las Academias de nuevo cuño de nuestro país, con la de Televisión a la cabeza, entiendan que recibamos la noticia con el paso cambiado y el gesto un pelín torcido. Pero también conocemos la realidad del videojuego español, al que los poderes políticos no han hecho ni puñetero caso en los últimos 30 años y, ahora, de golpe, obtienen la posibilidad de ser grado universitario, la visita de una ministra equívoca y esta súbita vocación académica. Justo cuando empezaba a ganarse el nombre de industria, pasito a pasito, llueve el reconocimiento fáctico que, como ya supondrán los habituales de esta columna, nos parece tan necesario como una disentería en vacaciones.
En esta misma feria se presenta Castlevania: Lord of Darkness, el nuevo trabajo del estudio español Mercury Steam para el gigante japonés Konami. Castlevania es una franquicia con halo mítico, con un cuarto de siglo a sus espaldas y una premisa de las que Tones y Sánchez adoran: una saga familiar, centrada en una estirpe de aventureros cuya herencia es un látigo matavampiros, enfrentándose una y otra vez a un Drácula resucitado en un castillo infernal. Con sus bichos aberrantes, sus monstruos clásicos y sus decorados y músicas con aroma a cartón-piedra inspirados en las pelis de monstruos de la Universal y su loco revival a manos de la Hammer entre las décadas de los 50 y 70. Toda la fascinación del videojuego está ahí: un cortapega a rebufo del éxito de Conan e Indiana Jones; un tipo con un látigo luchando contra Drácula.
No sabemos si esta premisa histórico-tarumba es la que González-Sinde tiene en cuenta a la hora de afirmar que “los videojuegos son una reformulación del pasado”, mientras anima a que los estudios españoles basen sus próximos títulos en el patrimonio cultural digitalizado por las instituciones dependientes de su paraguas ministerial. Pero algo tenemos muy claro: que un estudio español, a golpe de título bizarro –uno de sus anteriores trabajos, Jericho, estaba basado en la obra del muy aterrador Clive Barker— llegue a estos olimpos del videojuego sin ayuda de nadie debería ser la principal fuente de alegrías de este Gamelab, nuestro particular “¡Podemos!”. No la supuesta Academia, la omnipresencia mediática de cierto creador de videojuegos que se acerca a la década en el dique seco creativo, o el cazafocos político habitual. Aunque tal vez Nolan Bushnell, fundador de Atari, y figura seminal setentera de todo este tinglado, nos llevaría la contraria. Después de todo, el inventor de la recreativa de los cinco duros se basó para su negocio en su trabajo de juventud como vocero feriante. De esos que se ponían a la vista del público para prometer incoherencias sobrenaturales y atracciones desmedidas, para luego ver a cuatro desgraciados víctimas de la genética y probar cochambrosas atracciones mecánicas en barracones del pasado siglo.
2010-06-25 13:27
Una academia es un peligro constante para cualquier “grupo” que quiera convertirse en industria. Así este tinglado corre peligro de convertirse en el nuevo cine español, donde sólo se publica bajo el paraguas de la administración, y donde se publica únicamente con el objetivo de conseguir ayudas y no de crear obras.
Efectivamente, tan necesaria como una disentería en vacaciones. Miedito me da.
2010-06-26 00:49
“cierto creador de videojuegos que se acerca a la década en el dique seco creativo”
Ese es Gonzo Suárez, no?????? xDDDDD