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La bota de Panenka por David Álvarez

Mirando el fútbol, uno es capaz de aguantar tardes enteras con la vista fija sobre un patatal en el que no sucede nada. Sólo porque puede terminar sucediendo. Incluso en las circunstancias más inverosímiles, en una tanda de penaltis de una final, por ejemplo. David Álvarez (Balazos) sigue buscando a los que vienen después de Panenka. La cita es los martes.

La liga de Houdini

Se ha repetido mucho que el Madrid se ha llevado la liga sin dar espectáculo, pero evidentemente eso es falso. Lo que ha sucedido es que no se ha sabido apreciar la naturaleza del despliegue escénico, algo nunca visto en décadas, una revisión de Houdini a once voces.

Con ese ingente proyecto por delante, los comienzos fueron extraordinariamente duros, bandeados entre la incomprensión y las imperfecciones propias de los primeros pasos hacia lo excelso. Pero nadie ha demostrado nunca que debiera ser fácil. Al contrario: se trataba de algo tremendamente cercano a lo imposible. Houdini se pasó una vida completa inventando artilugios que aparentemente lo empujaran al borde de la muerte, generalmente por ahogo, para luego escapar de ellos. Horas de ensayos y rediseños para inventar un riesgo dominado pero que se lanzara a los ojos de los espectadores como el filo mismo de la muerte volando hacia el gaznate de Houdini. Artefactos emocionales en los que entraba Houdini, pero en los que sentían sumergirse todos los que ocupaban una butaca. A eso iban. A colgarse boca abajo en un bidón de agua y perder el aliento, el color y la esperanza, hasta estallar finalmente con un último gran suspiro brillante y explosivo. Houdini era el terror que ninguno de ellos se atrevería nunca siquiera a rozar.

Así que tomen a once tipos dispuestos a alcanzar lo mismo, pero todos al tiempo. Imposible, por supuesto, qué otra cosa se podría pensar. Varias veces se ahogaron en el tanque de agua, como la noche que el Recreativo de Huelva volvió a casa después de haberle metido al Madrid tres goles en el Bernabéu. No era tristeza aquello, sino angustia, asfixia. La de 70.000 personas que ni siquiera sabían que habían ido a ver a Houdini.

Por supuesto que podrían haber olvidado esa insensatez. Podrían haberse dedicado a cualquiera de las especialidades circenses cultivadas por el Barça: la bella chilena de Ronaldinho rematando al Villarreal, los fascículos de autorretrato de Maradona esbozados por Messi, otra vez Ronaldinho y una falta casi recién inventada contra el Werder Bremen, atravesando un túnel bajo una barrera saltarina… Podrían, sí, haberse entregado a esos bellos gestos inútiles, sepultados luego por empellones como el 4-0 con el que el Getafe los sacó de los raíles de la Copa del Rey. Podrían, sí, podrían…

O quizá no. Tal vez sólo les quedaba la salida absurda de meter la cabeza en una bolsa de plástico, consumir el aire, y esperar a que el golpe del aliento recién recuperado al retirar la bolsa provocara la magia, o la ilusión de la magia. Así que continuaron por la senda de Houdini, descolgándose por barrancos con un único seguro no más sólido que el cordón de una bota. Más perfectos cada semana, a medida que colocaban los pies descalzos sobre el cortante filo del final de todo.

Contra el Sevilla alcanzaron el descanso perdiendo 0-1, y al empatar Robinho abandonó el campo con una tarjeta roja, por ver si podían terminar el truco con un jugador menos. Pudieron: 3-2.

Contra el Espanyol, la cosa debía ser distinta: 1-3 al descanso. Hasta llegar casi a las fronteras últimas del partido y terminar 4-3. Culminaron trucos similares contra el Deportivo (0-1, y 3-1 final), contra el Recreativo (2-3 en la última jugada) y contra el Zaragoza (2-2 en la penúltima coordinados con otro 2-2 de Tamudo en otra parte).

Eran ya, casi sin duda, grandes maestros del escapismo colectivo, y por eso no se entendía a quienes entraron el domingo en el Bernabéu convencidos de estar llegando a apoyarse a un lugar con barra libre. Quedaba la última pirueta. Empezar perdiendo 0-1 contra el Mallorca, y llegar así al descanso y sin Van Nistelrooy, lesionado. Después, como si ese último número incluyera automutilación dentro del tanque de agua, también salió del campo Beckham, mientras aplaudían, absurdos y marcados con gafas de sol, los Cruise y Victoria.

Aquello era como correr sin piernas, y cada vez con menos aire. Quedaban sólo 22 minutos cuando Reyes empujó un pase que había armado Higuaín después de un control hacia el interior taponado del área. Pero eso no bastaba, era sólo como asomar la cabeza medio segundo para seguir luego sufriendo bajo el agua. Hasta que quedaban sólo nueve minutos. El siguiente paso del gran truco final fue un remate de Diarra con el cogote que comenzó una carambola que terminó en el culo de un defensa, y luego dentro.

Lo que le sucedió a los 70.000 espectadores después de aquello quizá no llegó a conseguirlo nunca el mismo Houdini. Porque hubo incluso redoble unos segundos más tarde, una curva nítida que dibujó Reyes hacia el fondo de la portería y el final de la función perfecta de los nuevos escapistas blancos.

Sólo eché de menos, después, en el paseíllo de resucitados, que arrastraran unos juegos de cadenas para quien quisiera comprobarlas en lugar de ir a intentar meterle mano a la Cibeles.

David Álvarez | 19 de junio de 2007

Comentarios

  1. pep r.
    2007-06-19 11:54

    Qué penita más grande, estimado Álvarez; no por el resultado de la liga, que uno está por encima de forofismos, sino por que nos deje; yo, sinceramente, no conozco otro “comentarista” deportivo con su calidad literaria. Hasta otra.

  2. Marcos
    2007-06-19 14:26

    Bonita la metáfora del ilusionismo y el Madrid. La verdad es que es el más sorprendente desenlace de todas las ligas que he vivido; lo más parecido, la remontada del Manchester al Bayern quedando 5 minutos para acabar el partido en la final de la liga de campeones.

    Gracias, David, por todos estos textos de palabras y fútbol.

    Saludos

  3. Alberto
    2007-06-19 14:43

    Muchísimas gracias por todos estos martes David, soy un fan furibundo e irracional tuyo. Gracias, gracias, gracias.

  4. David Álvarez
    2007-06-19 17:57

    Puf… puf… me falta el aire… Muchas gracias a vosotros. Grandes semanas hemos pasado. Nos vemos por ahí. Seguro.


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