En el siglo XXI, con la “revolución de la mente” (tras la “revolución del músculo” que supuso la revolución industrial), la educación ocupa el lugar central de todos los procesos humanos. Cada 26 del mes en curso, Manuel Ángel Vázquez Medel, Catedrático en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, ofrecerá nuevas claves educativas para pensar, sentir, comunicarnos y actuar en la nueva sociedad de la comunicación y de los saberes compartidos.
Tal vez una de las frases más citadas de Victoria Camps, en su libro de referencia Creer en la educación, sea la siguiente:
La educación ha perdido el norte, ha caído en la indefinición y ha olvidado su objetivo fundamental: la formación de la personalidad. Una formación que corresponde, sobre todo, a la familia, pero también a la escuela, a los medios de comunicación, al espacio público en todas sus manifestaciones. Urge, por tanto, volver a valores como el respeto, la convivencia, el esfuerzo, la equidad o la utilización razonable de la libertad. Es necesario recuperar el buen sentido de conceptos como autoridad, norma, esfuerzo, disciplina o tolerancia. Y, por encima de todo, hay que cambiar de perspectiva, eliminar tópicos y asumir que estos valores, estas actitudes, se pueden y deben enseñar. No podemos inhibirnos de la responsabilidad colectiva que supone educar. El futuro y el bienestar de la sociedad depende de nuestro compromiso.
En la web Educación en valores se apunta hacia diferentes horizontes para una educación viva actual:
Educación en comunicación;
Educación en Derechos Humanos;
Educación en valores;
Educación intercultural;
Educación para el desarrollo;
Educación para el Medio Ambiente;
Educación para la ciudadanía;
Educación para la convivencia;
Educación para la igualdad;
Educación para la paz;
Educación para la salud;
Educación para prevenir la violencia;
Educación sexual y afectiva
Sin duda, podríamos añadir varias líneas más a esta ya larga relación, muchas de cuyas entradas se implican y se solapan (una educación para la paz exige, en efecto, la prevención de la violencia). Por ejemplo, educación para la solidaridad, educación para la libertad y la responsabilidad, educación para la aceptación de la diversidad (no sólo cultural) y la tolerancia, educación ética y estética (más allá del relativismo moral y artístico), ya implicada en casi todos los item, etc.
El primero de los problemas, ante un reto de estas magnitudes es, de nuevo, la educación de los educadores. Y no me refiero sólo a los educadores de los entornos formales, sino a la acción educadora que debe ejercerse desde la familia y desde el sistema de medios. ¿Quién le pone el cascabel al gato…?
¿Cómo podrán educar para la igualdad algunos padres que están profundamente imbuidos de imaginario androcéntrico y ven con toda naturalidad el sexismo? ¿Cómo podrán educar para la convivencia y la prevención de la violencia algunos medios de comunicación que promueven abiertamente la confrontación (cuando no el odio) social e incluso convierten la violencia mediática en espectáculo?
Por otra parte —es cierto— ¿cómo educar en valores que no sean rechazados o controvertidos desde concretas perspectivas ideológicas?
Se trata de complejas preguntas que no pueden ser despachadas con rápidas respuestas. Que hay que pensar y repensar. Pero se trata de grandes cuestiones que, de no ser afrontadas, harían simplemente inviable la convivencia de horizonte planetario que necesitamos construir. O educamos en valores o, simplemente, no habrá sostenibilidad posible en ninguno de los tres grandes ámbitos de lo ecológico: la ecología de la mente, la ecología social, la ecología medioambiental.
2010-10-28 20:24
Considero que los valores se han manejado como algo complejo y difícil de lograr, sin embargo creo que los valores se pueden enseñar más fácilmente como los ejemplos de vida que puedan dar los padres a sus hijos
Por tanto valdría la pena revisar la enseñanza a los padres de familia con ejemplos prácticos.
Roberto Miramontes
2010-10-30 04:38
Bases biológicas de la conducta, es un seminario que año con año, organiza la UAT, y, considero, tiene una gran parte de la razón.
Es del todos conocidos que una amibiasis puede producir fuertes trastornos siquiátricos.
Del mismo modo un patógeno denominado Toxoplasma Gondi causa serios problemas en la conducta.
Y la intoxicación por cadmio puede llegar a ocasionar estados psicóticos.
El exceso de segregación de foliculina por parte del Higado, aumenta considerablemente el apetito sexual.
la neurosis puede ser consecuencia de un gonococo.
Quizá, los virus modificados en las vacunas puedan estar causando trastornos de conducta.
Es necesario, hoy día, revisar los viejos paradigmas y encontrar otros, que nos pueden dar pistas entre los vinculos entre l valores y salud.
Un cuerpo sano puede acomodarse d emejor manera a un esquema de valores; pero, desde luego, no podemos soslayar las repercuciones biológicas de los aspectos emocionales.