En el siglo XXI, con la “revolución de la mente” (tras la “revolución del músculo” que supuso la revolución industrial), la educación ocupa el lugar central de todos los procesos humanos. Cada 26 del mes en curso, Manuel Ángel Vázquez Medel, Catedrático en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, ofrecerá nuevas claves educativas para pensar, sentir, comunicarnos y actuar en la nueva sociedad de la comunicación y de los saberes compartidos.
Aunque el término “resiliencia” está sometido en la actualidad a una imprecisa inflación de uso, y se aplica a muy distintos ámbitos de la realidad, podríamos convenir que se trata de la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro, e incluso aprovechar positivamente la experiencia. En ocasiones, las circunstancias difíciles o los traumas (físicos o psíquicos) permiten desarrollar recursos que se encontraban latentes y que el individuo desconocía hasta el momento. Realmente la resiliencia, más que una cualidad personal (aunque algo hay de ello) es una dinámica compleja en la que participan tanto dimensiones biológicas, innatas, como potencialidades adquiridas en el proceso de formación personal, sin minimizar la importancia del entorno, los vínculos y apoyos para ser capaces de levantarnos cuando caemos. Por otro lado también hay que subrayar que la resiliencia no se ofrece en términos absolutos, en todos los ámbitos de la vida (una persona resiliente ante problemas físicos puede no serlo ante conflictos emocionales), y que el hecho de haber exhibido una respuesta positiva ante la adversidad no garantiza que dicha respuesta vaya a repetirse ante parecidos o distintos conflictos.
Cuando hablamos de una educación para el futuro, caracterizada por la plasticidad, por la capacidad adaptativa, por el control razonable de los miedos, por la aceptación de lo que es inevitable y la capacidad de ilusión y esperanza para partir en cada instante hacia la consecución de logros posibles, estamos hablando de un proceso educativo al que deben incorporarse todas las constataciones que la nueva psicología positiva ha ido estableciendo sólidamente para afrontar un mundo complejo con autonomía, seguridad y creatividad. Uno de los factores esenciales de una educación “resiliente” radica en el vínculo respetuoso entre educador y educando, que permite —sobre todo en las etapas primeras de los procesos educativos— adquirir la necesaria autoestima, sentido del apoyo pero también autonomía para actuar en relación con el entorno. También es fundamental potenciar la capacidad de introspección, el espíritu crítico, la alteridad y el trabajo en equipo. Todo ello, claro está, no se consigue a través de ningún decreto. Por ello, en el imprescindible pacto político y social por la educación del futuro, han de incluirse estas inquietudes, mucho más importantes que la tabulación de contenidos. Como dice un refrán africano y le gusta repetir a José Antonio Marina, “para educar a un niño hace falta la tribu entera”.
2010-05-27 15:10
Yo matizaría la afirmación: “deben incorporarse todas las constataciones que la nueva psicología positiva ha ido estableciendo sólidamente”. La psicología positiva está empezando y no hay mucho establecido sólidamente, pero sobre todo para mí tiene un problema importante: no se dan herramientas sobre cómo puede implementarse, así que la mayoría de las propuestas no son más que descripciones de cosas que ya sabían incluso los griegos.
¿Cómo lo hacemos de verdad, sin meros brindis al sol? Yo no he oído ninguna propuesta que pueda explicársele de forma adecuada a un educador para que pueda utilizarse.
2010-11-27 00:42
Hola, actualmente estoy desarrollando una investigación en el área de Orientación Cognitiva Conductual, donde se proponen estrategias dirigida a los adultos responsables de la atención de los niños y niñas en situación de riesgo y abandono, para el desarrollo de resiliencia, con el fin de brindarles, partiendo de la realidad, herramientas útiles, que permitan al infante hacerse de factores protectores, habilidades sociales, asertividad entre otros. Considero que es altamente valioso para docentes, trabajadores sociales y todas aquellas personas que laboran con infantes, conocer los conceptos, características y estrategias relacionados con resiliencia, esto les brindará una nueva perspectiva a su trabajo.