Alfredo Herrera Patiño dirige la editorial mexicana Verdehalago y escribe con asiduidad la bitácora Erratas eminentes. Asombros y paralajes intentará dar salida a los muchos asombros en los que vive desde las diversas perspectivas y lugares donde le suceden. Se publica los miércoles.
¿Cuándo mi cuerpo es mío? ¿Cuándo en donde habito me habito y soy yo mismo quien soy cuando me habito? ¿Cuándo, en verdad, el cuerpo, quien soy, es mío, yo mismo?
¿Qué puedo hacer con el cuerpo mío? ¿De qué potestad soy pleno con mi cuerpo mío? Es ilegal venderlo en partes. Es ilegal, o muy mal visto, dejar que los extraños hagan con él lo que les plazca a cambio de dinero, es ilegal vender sus fluidos en gran parte de los estados planetarios. Si lo abandono, me abandono, en media calle lo levantan y lo llevan a los muchos refugios citadinos. Si lo lastimo con intención y con conciencia, lo llevan al hospital psiquiátrico a que vuelva a la senda de los pensamientos tranquilos. Si lo aniquilo, sólo si fallo me perdonan. A nadie puedo darlo ni en préstamo ni en delirio. No tengo potestad testamentaria sobre su física existencia ni puedo, con nombre y apellido, dejarlo pudrir a la intemperie vista.
Entonces, ¿cómo es mío mi cuerpo?
¿A quién en verdad le pertenece, y no lo ha dicho?
2006-06-07 20:35
Genial… y cierto.
2006-06-08 13:09
Cierto, genial.
Y me atrevo a responder, aunque con más dudas: quizás mi cuerpo le pertenezca a todos menos a mí mismo: le pertenece a la infección o al cáncer cuando lo carcome; le pertence al Estado cuando lo rodea de barrotes; le pertence al torturador cuando lo saja y lo desmiembra, le pertenece a los gusanos cuando cesa de moverse, y, en el mejor de los casos, le pertence al amante cuando lo disfruta.
Saludos.