Carmen Castro es parte de la comunidad Librodenotas y editora singenerodedudas, bitácora especializada en temas de género y democracia. Y por qué no dejó de actualizarse en mayo del 2006.
Al discurso sobre la responsabilidad social corporativa de las empresas le faltan unos cuantos ejes de contenidos básicos; la ausencia sistemática de la igualdad de género en publicaciones, documentos, propuestas de trabajo y jornadas sobre este tema me indigna especialmente.
Es evidente que el ámbito del trabajo productivo y remunerado reproduce los mecanismos de desigualdad que persisten en nuestra sociedad y se manifiestan a través de la forma en que se desarrollan las relaciones laborales. Las estadísticas e informes sobre la panorámica sociolaboral de mujeres y hombres hablan por sí mismos, aunque parece que de la repetición de situaciones de discriminación nos estemos inmunizando ante el problema existente; es como el bombardeo de imágenes de las hambrunas y epidemias en los informativos del mediodía, se han reproducido tanto, tanto, que ya ni las vemos, porque se han instalado en lo cotidiano, en lo habitual.
Hacer público lo evidente es más difícil de lo que pudiera parecer; hay que saber “ver” más allá de lo que la realidad muestra pero sobre todo, hay que querer traspasar las pantallas y escaparates que se ofrecen.
La discriminación hoy en día ya no se identifica tanto con una desigualdad de trato, sino más con un perjuicio sistemático sobre la parte de la población que tradicionalmente ha estado y permanece con mayor desventaja social.
Las empresas son responsables en buena medida del impacto que provocan en su entorno, y no sólo en lo que a sostenibilidad ambiental se refiere, según sean las condiciones de trabajo y las relaciones laborales que ofrecen así incidirán en el modelo de convivencia entre mujeres y hombres en su zona de influencia, limitando o generando oportunidades de desarrollo local en clave de igualdad.
Iniciativas como MisFortune 500, sirven de denuncia pública en Internet de cómo algunas corporaciones y empresas multinacionales atentan contra los derechos humanos de las mujeres, los derechos laborales y ambientales. Esta iniciativa documentará el impacto en el trabajo de las mujeres, las familias y formas de sustento; promoverá mecanismos de monitoreo a las corporaciones; fortalecerá la creación de redes de mujeres y la ampliación de su base social; publicará alternativas de resistencia a la globalización corporativa.
¿Y si orientamos la acción colectiva de denuncia a mostrar esta realidad con aristas que se resiste en el campo de visión y entendimiento de gran parte de los grupos empresariales?