Carmen Castro es parte de la comunidad Librodenotas y editora singenerodedudas, bitácora especializada en temas de género y democracia. Y por qué no dejó de actualizarse en mayo del 2006.
Señor presidente,
he sabido de su interés en rebajar el impuesto de sociedades para atraer más inversiones extranjeras a España y contrarrestar la pérdida de competitividad de la economía española; intención loable, aunque dudo que la mejora de la competitividad empresarial se vaya a lograr por una rebaja fiscal si no se incorporan otras estrategias de cambio que afectan a la cultura organizacional de las empresas, al avance de I+D+i y a la eliminación de la segregación horizontal y vertical que todavía predomina en el sector empresarial.
Pero ya que se muestra decidido a conseguir una mayor “equidad horizontal” en esta sociedad, le dejo aquí algunas reflexiones que apuntan hacia otras reformas necesarias:
El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas [IRPF] constituye una de las principales fuentes de ingresos del Estado y la mayoría de las declaraciones presentadas de este impuesto son por rendimientos del trabajo, básicamente de personas que trabajan con contrato laboral, lo que representa una invitación a analizar las condiciones en que mujeres y hombres participan en el mercado laboral: las mujeres reciben proporcionalmente menor nivel de salario que los hombres y las asalariadas se concentran mayoritariamente en torno a los niveles más bajos de salarios, la mayor proporción de hombres asalariados se concentra en los niveles intermedios de renta mientras que los niveles más altos de ingresos están representados por un escaso porcentaje de población asalariada, predominantemente masculina; una vez dibujado este mapa, la pregunta de a quién afectará en mayor medida una reducción de los tipos impositivos más elevados se responde por sí misma.
Por otra parte, conviene tener presente que una parte importante del empleo generado en este país procede directamente de pequeñísimas o microempresas y del ejercicio autónomo de profesiones liberales, muchas mujeres y jóvenes profesionales han encontrado en estas fórmulas la posibilidad de crear su propio puesto de trabajo; para este amplio sector de población, el pago de una cuota fija a la seguridad social, por mantener su puesto de trabajo, representa en demasiadas ocasiones una carga excesiva y desproporcional al ritmo de sus ingresos, ¿no sería más lógico establecer un criterio de pago proporcional a los rendimientos obtenidos? al fin y al cabo ése parece ser el criterio que rige el sistema fiscal y de seguridad social.
Pues lo dicho, ya que se pone a valorar posibles reformas, recuerde incluir en su agenda la necesidad de resolver también esas inequidades para evitar que la política tributaria repercuta desfavorablemente en los desequilibrios ya existentes, y recupere la política de gastos sociales para favorecer un impacto favorable a la equidad y por tanto la libertad.
2005-05-26 02:23 Estoy totalmente de acuerdo contigo; la seguridad social es un servicio público que debería ser financiado como cualquier otro servicio público, por los ciudadanos de acuerdo con la capacidada económica de cada cual. Siempre me ha parecido mal que una pequeña industria que da trabajo a cincuenta personas, peleando día tras día tan sólo por no dar pérdidas y mantener su supervivencia y los empleos pague unas cuotas a la seguridad social infinitamente superiores a un despacho de profesionales con rentas multimillonarias y que si pueden no dan emleo ni a una telefonista. Mucho más justo sería que las empresas pagaran su cotización a la seguridad social en función de sus beneficios en vez de en función sus gastos (de personal) o en función de unas cuotas fijas (autónomos).
Además la opción de eliminar las cotizaciones actuales a la seguridad social y sustituirlas por un recargo sobre los impuestos sobre la renta de las personas físicas y sociedades tendría tres claras ventajas: Simplificaría la gestión empresarial reduciendo la llamada presión fiscal indirecta y liberaría una gran cantidad de funcionarios de la seguridad social que podrían unirse a la lucha contra el fraude fiscal. Y la más importante: La seguridad social dejaría de ser un “impuesto sobre el empleo”, potenciándose así la creación de puestos de trabajo
Saludos a todos