TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
Relatos reunidos (César Aira, Mondadori, 2013). Me gustaron más sus novelas, aunque no sabría decir por qué, pues la estructura es la misma en estos relatos, el estilo el mismo, el surrealismo postmoderno también es el mismo. Y ojo: me gustaron, es sólo que quizás ya no me sorprendieron.
Supercómic (V.V.A.A., errata naturae, 2013). Lo leí con mucho placer y aprovechamiento, creo, unos artículos más que otros, evidentemente. Dije algo más aquí.
Chris Ware: Jimmy Corrigan o El chico más listo del mundo (Planeta-DeAgostini, 2003) y Catálogo de novedades ACME. En mayo bajé, por distintos motivos, el ritmo de lectura, pero además me enfrenté a la muy exigente lectura de estos dos libros de Ware, en ocasiones una pequeña pesadilla laberíntica y un esfuerzo físico ocular, como si el autor buscara esa incomodidad material para el lector. Le dediqué un artículo.
Virginia Woolf (Gazier / Ciccolini, Impedimenta , 2012). Agradable. Me duele utilizar ese tipo de términos inócuos y que apenas dicen nada porque imagino el trabajo y la ilusión que hay detrás de todo proyecto literario, pero es que nada más positivo puedo decir de esta adaptación al cómic de la vida de la novelista inglesa.
La casa roja (Juan Carlos Mestre, Calambur, 2008). Apenas quedan restos del formidable ritmo y sonoridad de La tumba de Keats, pero permanece el tratamiento poderoso de la imagen, una poesía en torno a la complejidad de la palabra, con el símbolo y la ironía atemperada como forma de afrontar la realidad.
Los entusiastas (Brecht Evens, Sins Entido, 2012). Lo cogí en la biblioteca sin darme cuenta de que se trataba del autor de Un lugar equivocado (Sins Entido, 2011), esa audacia visual y narrativa acuarelística. Pues Los entusiastas me parece mucho más logrado desde el punto de vista temático y narrativo, una historia más interesante, más perfilada, con personajes mucho más redondos y complejos, y hasta me atrevería a decir desde mi ignorancia técnica que con mayor dominio de los pinceles.
Los combates cotidianos (Manu Larcenet, Norma Editorial, 2012). Pues una hermosura, de dibujo y de historia. Dentro del costumbrismo social, Larcenet aporta pequeños matices que envuelven a su historia en una sonrisa embobada de principio a fin; entrañable, simpática, crítica.
Los pasajeros del viento (Bourgeon, Norma Editorial, 2012). Un prodigio de reconstrucción histórica, pero en ningún momento me llegó a enganchar la historia de su por otra parte poco creíble protagonista de reivindicación feminista anacrónica. Y curioso que esa reivindicación de la mujer venga acompañada de desnudos femeninos constantes y sin venir a cuento.
Retrato de un hilo (Francisco Javier Irazoki, Hiperión, 2013). Me pasa que leí Los hombres intermitentes (Hiperión, 2006) y que Retrato de un hilo se escribió con anterioridad, y no puedo evitar en mi lectura notar que hay aquí un ensayo general para la explosión del lenguaje posterior. Es notable, en cualquier caso, la percepción del mundo de Irazoqui y su capacidad para transformarla en texto sugerente, un poso de cadencia y visión de humedad orientalista. Os dejo un par de ejemplos memorables:
Guía
Esa búsqueda fluye
para que el hombre no sea
sólo una pausa de la muerte.
Última arenga a las tropas
De este invierno guardaremos
Una magia superior a sus nieves.
Pasaron la escarcha y el granizo,
Y, adheridas a los ventanales,
Sobrevivieron unas flores blancas
Que no saben morir.
Vinieron los amigos
Y las comtemplaron
Desde el interior de la vivienda.
Como desquite contra el gris del cielo,
Cortamos una de las flores.
Hemos escondido,
Entre las hojas de un libro de música,
Esa muerte imposible.